9.12.12

 

Como la mitad de los lectores de InfoCatólica son de Hispanoamérica, creo oportuno explicarles cuál es la realidad de la política linguística en Cataluña. Salvo el nº 5, estos puntos no admiten discusión. Las cosas son así:

1- En Cataluña -y en otras regiones españolas- los niños no tienen el derecho a recibir las clases en español, ni siquiera cuando ese idioma es su lengua materna.

2- En Cataluña, a pesar de que la mitad de la población tiene el español como su lengua materna, la gran mayoría de las misas se celebran en catalán.

3- En Cataluña, la política de inmersión linguística llega al extremo de multar a los negocios que rotulen solo en español.

4- En Cataluña hay un gobierno autonómico que se niega a cumplir sentencias del Tribunal Supremo que, como no podía ser de otra manera, recogen el derecho de los niños a ser educados en español (lo cual no implica que no tengan el deber de aprender catalán).

5- El gobierno de España parece -solo parece- que quiere solucionar esa anomalía, de tal manera que los alumnos que quieran escolarizarse en español podrán hacerlo en colegios concertados que ofrezcan esa posibilidad. Eso sí, los padres tendrán que pagar por adelantado el dinero y luego pedirlo a la Generalidad catalana.

Pues bien, el cardenal Sistach ha salido, ya lo hizo el obispo de Gerona, a apoyar semejante política totalitaria de discriminación del español. Y en relación a la escuela, el cardenal ha dicho que el actual modelo educativo catalán «evita la segregación escolar, favorece la cohesión social y consigue buen conocimiento del castellano y catalán».

Alguno se preguntará qué quiere decir con que se evita la segregación escolar. Pues muy sencillo. Que en vez de haber clases y colegios donde se estudie en catalán por un lado, y clases y colegios donde se estudie en español por otro, pues se obliga a todos los que hablan habitualmente el español a recibir las clases en catalán. O como diría aquel, muerto el perro, se acabó la rabia. Os anulamos el derecho a estudiar en español y así no hay segregación alguna.

Ante semejante argumento, uno se pregunta qué pasaría si el cardenal quisiera impedir la segregación de los fieles por cuestión de idioma. No puede ser que lo que él quiere para los nenes, incluso contra el criterio de los padres, no lo quiera para sus fieles.

Por tanto, con el fin de evitar que los fieles vayan a “distintas” misas por una mera cuestión linguística, es de esperar que en cualquier momento el arzobispo de Barcelona publique el siguiente decreto:

“Con el fin de lograr la cohesión social de los fieles, así como para evitar su segregación por razones de idioma, decreto que a partir de hoy todas las Misas que se celebren en la archidiócesis de Barcelona usarán como lengua litúrgica el catalán. Decreto igualmente que no se podrán celebrar Misas en castellano ni en latín, ya que cualquier normativa civil o canónica que apoyara dichas misas supondría un ataque intolerable a la lengua, la cultura y la identidad catalana“.

Si algunos de ustedes se preguntan cómo es posible que un cardenal católico se comporte como el arzobispo de Barcelona, no se preocupen. Yo también me lo pregunto. Las respuestas que se me ocurren me las reservo.

Luis Fernando Pérez Bustamante