8.12.12

 

Llevamos décadas escuchando la cantinela de que la jerarquía católica no presta atención al “sensus fidelium”. Dado que son muchos los bautizados que no hacen ni caso o se oponen abiertamente a algunas enseñanzas del magisterio -p.e, anticoncepción, comunión de los divorciados vueltos a casar, ordenación de mujeres-, se pide que dichas enseñanzas sean revisadas para que coincidan con la “opinión pública” dentro de la propia Iglesia.

Un medio tan destacado como el National Catholic Reporter ha publicado esta semana un editorial en el que apela, entre otros argumentos, al sensus fidelium para oponerse a la doctrina sobre el sacramento del orden reservado para los hombres, que ha sido definida infaliblemente por el magisterio ordinario.

Pues bien, el Papa fue ayer contundente al señalar lo equivocados que están todos los que hacen tal cosa. En un discurso dirigido a la Comisión Teológica Internacional dijo:

Hoy en día, sin embargo, es particularmente importante aclarar los criterios usados para distinguir el sensus fidelium auténtico de sus falsificaciones. De hecho, no es una especie de opinión pública de la Iglesia, y es impensable recurrir a él para impugnar las enseñanzas del Magisterio, ya que el «sensus fidei» no puede desarrollarse auténticamente en el creyente auténtico salvo en la medida en que participa plenamente en la vida de la Iglesia, y esto requiere una adhesión responsable a su Magisterio

¿Os ha quedado claro ese mensaje, heterodoxos y herejes varios? ¿Sois conscientes de que no cuela la idea de que el sensus fidelium no es opinión pública ni la excusa para apoyar o justificar el error? Lo que vosotros hacéis y pensáis es IMPENSABLE según el Papa.

Cuando se trata de doctrinas pertenecientes al depósito de la fe, el fiel debe de aceptarlas sí o sí. El catolicismo no es protestantismo ni anglicanismo. Esas doctrinas no se discuten. Se cree en ellas o no. Y el que no cree, se situa en mayor o menor grado -dependiendo del grado de las mismas- fuera de la comunión con la Iglesia.

No es el sensus fidelium el termómetro que se usa para discernir si una doctrina definida por el Magisterio es correcta o no. Más bien se usa como herramienta para que el Magisterio ratifique algo que lleva siendo aceptado por la práctica totalidad de los fieles durante mucho tiempo. Fue el caso del dogma de la Asunción, por ejemplo. El sensus fidelium jugó un papel importante en las consideraciones previas a la promulgación del dogma. Pero ojo, dicho dogma no fue definido solo en base a esa consideración, ya que Pío XII recurrió al testimonio de la Sagrada Escritura, interpretada por la tradición eclesiástica representada por los principales teólogos escolásticos antiguos y modernos, que prueban la verdad de la Asunción.

En otras palabras, el sensus fidelium es testigo de la verdad, no del error y la herejía. Ni que decir tiene que los heterodoxos que apelan al mismo ignorarán las enseñanzas del Papa. Su problema, básicamente, es que son católicos por el bautismo pero hace tiempo que dejaron de profesar la fe católica. Si fueran coherentes, abandonarían la Iglesia para integrarse en cualquiera de las denominaciones protestantes que asumen su visión sobre lo que es la fe cristiana, el modelo eclesial, etc.

Antes o después la Iglesia tendrá que tomar una decisión sobre qué hacer con los que desde dentro de ella hacen una labor de destrucción de la fe de muchos fieles. En demasiados casos el daño no puede empezar a repararse sin la constatación oficial de la herejía y el cisma. Es preferible decirles que no son ya católicos. Que no se engañen a sí mismos ni engañen a los demás. No cabemos en la misma Iglesia los que aceptamos todas sus enseñanzas y los que viven en constante rebeldía contra el magisterio. El ser cristiano no consiste solo en creer doctrinas. Pero si no tenemos la misma fe, si no creemos lo mismo, ¿a cuento de qué la farsa de que pertenecemos a la misma Iglesia?

No sobramos los que estamos con el Papa. Sobran los que no aceptan la autoridad del Papa y de los obispos en comunión con él. Y no habrá nueva evangelización efectiva mientra sigamos cargando con el lastre de la herejía y la secularización interna. Sin faltar a la caridad, y dejando siempre las puertas abiertas al arrepentimiento y la conversión a la verdad, es hora de empezar a limpiar la casa del Señor de todo error.

Luis Fernando Pérez Bustamante