4.12.12

Ni un paso atrás: Movimiento objetor a Educación para la Ciudadanía

Gracias. Gracias. Gracias…gracias a un puñado de padres, padres increíbles. Lucharon por lo que más quieren, sus hijos, muy solos: ¡¡ni un paso atrás!!. Es momento de alegría, ya vendrá el análisis en profundidad y la situación en la que quedan los «colaboracionistas»: la FERE y secuaces.

Esta mañana «El Confidencial» filtraba el Anteproyecto de la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) que el Ministro de Educación, Wert, compartía con los consejeros de educación de las Comunidades autónomas gobernadas por el PP. El nuevo anteproyecto modifica sustancialmente algunos aspectos de la versión anterior de septiembre:

  • supresión de Educación Cívica y Constitucional, que era el sucedáneo del PP para «Educación para la Ciudadanía» (EpC) del PSOE. El Estado no tendrá asignaturas ideológicas, de ningún signo.
  • recuperación del esquema anterior a la nefasta reforma socialista de Religión frente a «Valores Culturales y Sociales». Tendrá carácter de optativa a lo largo de primaria y secundaria y por tanto computará para la evaluación del alumno.

El tema de la asignatura de Religión todavía puede ser mejorable, como puede ser su confusa aplicación en Bachillerato, o si la alternativa es la adecuada o será coladero para una nueva EpC. Pero es un buen paso, del que al parecer está informada la Conferencia Episcopal.

En otro orden de cosas también resulta satisfactoria la tímida defensa del derecho de los padres a la elección de la escolarización en español o el mantenimiento de la enseñanza en Bachillerato de lenguas clásicas.

De lo que no cabe duda es que el entierro de la herramienta adoctrinadora del Estado es fruto de la lucha sin componendas del «movimiento objetor a EpC».

La circunstancia es adecuada para recuperar los elogios que Mons. Munilla brindó a esos padres que iniciaban la batalla por sus hijos en 2008:

Estoy seguro de que Dios bendecirá a estos padres que han decidido declararse en «santa rebeldía» por el bien de sus hijos. No quieren engañarse una vez más, optando por el «mal menor», porque han entendido ya que cuando el mal menor pasa a ser la opción ordinaria, termina por convertirse en una inexorable cuesta abajo hacia el «mal mayor». Su resistencia activa está escribiendo una de las páginas más bellas de la historia de la lucha por el bien los hijos, así como de la defensa del principio de subsidiariedad frente a la tiranía de los estados. Y cuando llegue el día de la victoria —¡que llegará!—, quienes nos hayamos quedado en segunda fila, tal vez hayamos de sentir admiración y agradecimiento; y quizás un poco de rubor y vergüenza…

Porque todavía hay quien no entiende cuál era el objetivo de la lucha, defender el derecho de los padres a proporcionar a sus hijos la ecuación moral y religiosa que estimen más oportuna (Declaración Universal de los Derechos Humanos, a. 26.3 y Constitución Española, a. 27.3). Un derecho que el Estado pretendía conculcar.

Termino como empecé: gracias, a los padres de modo individual y a las plataformas y asociaciones que han permitido articular sus aspiraciones. Como en las Termópilas, muchos os deberemos todo.

Esperemos que el anteproyecto no sufra modificaciones negativas.