12.11.12

La crisis del diario El País

A las 6:00 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

Confieso que, desde su nacimiento, he sido un lector ocasional del diario El País. Siempre iba a él si alguien de confianza me aconsejaba leer tal artículo, reportaje, o editorial. Nada más.

Sin embargo, el peso de la empresa sí lo tuve que soportar en mis espaldas, cuando en el año 1992, me pusieron de patitas en la calle de la emisora Radio Guadalquivir, del grupo de Antena 3, donde dirigía gratis un programa religioso de 15 minutos, cuando ésta cadena fue adquirida por el señor Polanco, para cerrarla y sumarla a la cadena Ser. Era un capítulo de lo que se llamó el “antenicidio”.

Desde el sábado por la tarde se puso en marcha un expediente de regulación de empleo en el diario El País, fruto del cual 129 periodistas han ido a la calle, aplicando la legislación de la reforma laboral aprobada por el gobierno del partido popular, que tantos editoriales del rotativo ha merecido sus críticas.

Las formas del despido han sido realmente denigrantes: por correo electrónico.

Las personas afectadas llevaban muchos años en la empresa.

¿Cuál es mi opinión de todo esto?

Los imperios del monopolio, como los señaló José María García, duran un tiempo y un espacio. Mientras vive el fundador la empresa fue subiendo como la espuma, su entrada en el campo editorial con Santillana, su ingreso en la televisión de pago fue un traje hecho a medida, la exclusividad de las emisiones deportivas futboleras, la expansión por tierras de Hispanoamérica, llevó al grupo Prisa a titularse “global”.

La ideología empresarial siempre ha sido contraria al pensamiento de la Iglesia Católica de modo expreso o larvado. Han tenido obsesión con los diversos presidentes de la Conferencia Episcopal Española y con los Papas sucesivos.

La militancia política empresarial pegó una revolaina estrafalaria, cuando el zapaterismo, desde el primer día, optó por crear su propio grupo de comunicación haciéndole competencia a la entidad corporativa de Prisa. Aquí empezó la caída del rotativo El País, buque insignia de toda la progresía durante largos años.

Más tarde, la crisis económica de la prensa de papel, la muerte de Polanco, los movimientos monetarios con empresas americanas, la presencia del consejero delegado forrado con el vil metal, llevaron al rotativo a dar bandazos encontrándose con un enorme bloque de hielo como el Titanic y comenzando a aligerar peso de personal con el actual expediente de regulación de empleo.

Sinceramente, no me alegro de que salten por la borda por un frío correo electrónico tantas personas y pasen a una situación laboral difícil y con negro futuro.

Porque, es cierto, el resto de departamentos del monopolio no están tan bajo cero en el campo económico. La televisión de pago crece, la editorial Santillana se mantiene, la cadena Ser da pasos cortos, por lo tanto espero que no veamos el hundimiento de todo el imperio que un día fundara el conocido como don Jesús del gran poder.

Las empresas de la competencia, de modo especial los diarios El Mundo, ABC, La Razón, ayer tenían una losa de mármol mortuoria callando como difuntos la noticia de la situación laboral del rotativo de Prisa.

Pensando bien, como es lógico en un cristiano y sacerdote, a lo mejor esta crisis del diario El País, le fortalece, le madura y le lleva a quitarse de encima esa postura laicista y de animadversión hacia la Iglesia Católica que hasta ahora ha patroneado de modo abierto y descarado.

Claro que para esto ruego a Dios que me aumente la fe, porque ahora mismo no me lo creo.

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Tomás de la Torre Lendínez