12.11.12

La señora Rafaela se actualiza

A las 1:10 PM, por Jorge
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Aquel martes el párroco llegó visiblemente enojado a la reunión semanal con su grupito de señoras. Parece ser que venía del obispado donde no le habían ido las cosas demasiado bien.

Pelín alterado les soltó a esas buenas mujeres que parecía mentira, que creía que había confianza entre todos ellos, y que jamás hubiera imaginado la denuncia de una de ellas ante el obispo. Y que desde luego se sentía muy decepcionado.

Ya se imaginaban ellas por dónde podían ir los tiros. Pero todas callaban y escuchaban los desahogos del cura. Ya sabían que era un buenazo pero a veces se enfadaba un poco, como todos.

Hasta que la señora Rafaela se puso a hablar. Rafaela no es mujer de perder los nervios ni de andarse con bobadas. Dice lo que piensa, y si efectivamente le hacen ver que se ha equivocado lo acepta con sencillez. Eso sí, cuando está convencida de que tiene razón es tozuda como las mulas del pueblo.

Mire usted, le respondió, en estas reuniones y en lo que es la vida de la parroquia hay cosas en las que no nos ponemos de acuerdo, ya lo sabe. Por ejemplo, yo creo que para celebrar misa debe ponerse la casulla, usted dice que eso lo quitó el concilio. Ya hemos discutido de los difuntos, y yo eso de que al morir derechitos al cielo como que no, y por eso encargo misas por ellos. Le he pedido que por qué no completamos lo que usted nos dice con lo que trae el catecismo y me ha contestado que el catecismo no está al día. Tampoco entiendo que los niños no se confiesen antes de hacer su primera comunión, usted dice que ya no hace falta, ni que nos diga que no es necesario administrar a un enfermo grave la unción porque Dios nos salva de todas formas.

Yo le agradezco mucho el esfuerzo que hace de traernos cada semana unas hojitas para que nos pongamos al día. Lo malo es que a servidora esas hojitas me parecen raras, que a mí me enseñaron otra cosa. Y como usted dice que lo mío está atrasado y ya no vale, y yo hay cosas que no las veo claras, pues se me ocurrió mandar las hojitas al obispo y pedirle su opinión. Que no pasa nada, que yo si me tengo que actualizar pues me actualizo, pero a mis años me gusta andar sobre seguro, ¿usted me entiende, verdad? Pues era solo eso.

Por cierto, ¿le han dicho algo de las hojitas?