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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 10 de octubre de 2012

EL CONCILIO VATICANO II HOY

'Fue una jornada espléndida', recuerda Benedicto XVI
Un texto inédito del papa se publica en la edición especial de 'L'Osservatore Romano'

Presentado el documental Concilio Vaticano II: Cincuenta años después
Los padres conciliares vieron en anteprima importante producción

Nueva Evangelización para la transmisión cristiana de la fe

Un día más de intenso trabajo en el Aula Sinodal
Mañana se reduce la jornada por el inicio del Año de la Fe

Llamada de atención sobre las mujeres en la Iglesia
Los padres sinodales siguen presentando las urgencias que traen desde sus Iglesias locales

Hay una toma de conciencia mayor sobre el lugar de la Palabra de Dios
Importante intervención del cardenal Marc Ouellet en el Aula del Sínodo

Santa Sede

El Vaticano II, un evento de luz que irradia hasta hoy
Palabras de Benedicto XVI en la audiencia general de hoy

Mundo

Hay futuro para la educación radiofónica en Latinoamérica
Nuevos directivos y grandes desafíos para la red católica ALER

Chile: Conferencia Episcopal estremecida por la historia del obispo Órdenes
El papa aceptó ayer la renuncia del que fuera pastor de Iquique

Entrevistas

Presbíteros del mundo volvieron a las aulas en Roma
Entrevista con el rector del Colegio Pontificio Español

Documentación

Dios ha hablado y ya no es el gran desconocido
Reflexión del papa Benedicto XVI en la inauguración del Sínodo de los Obispos


EL CONCILIO VATICANO II HOY


'Fue una jornada espléndida', recuerda Benedicto XVI
Un texto inédito del papa se publica en la edición especial de 'L'Osservatore Romano'
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- “Fue una jornada espléndida el 11 de octubre de 1962, con la entrada solemne de más de dos mil Padres conciliares en la Basílica de San Pedro de Roma, cuando se abrió el Concilio Vaticano II”, así inicia el papa Benedicto XVI su recuerdo de la apertura del evento del que mañana se cumplen los 50 años y en el que participó como joven profesor de teología y luego perito conciliar.

Es un texto inédito que ofrecerá, en una edición especial, el diario vaticano L'Osservatore Romano, coincidiendo con la celebración del cincuentenario. El texto del Papa abre este número especial del diario vaticano, que aparecerá en italiano, inglés y español, con fecha de 11 de octubre en el original alemán y en italiano, y en la página web del mismo L'Osservatore Romano, en siete idiomas (italiano, inglés, español, alemán, francés, portugués y polaco).

Recuerda Benedicto XVI: “En 1931, Pío XI había dedicado este día a la fiesta de la Divina Maternidad de María, en memoria de que mil quinientos años antes, en 431, el concilio de Éfeso había solemnemente reconocido a María tal título, para expresar así la unión indisoluble de Dios y del hombre en Cristo”.

Benedicto XVI, en su recuerdo de aquella jornada inolvidable, alude también a que Juan XXIII había fijado aquél día para confiar aquella magna asamblea “a la bondad materna de María”.

“Fue un momento de extraordinaria expectación”, recuerda el papa. “[…] el cristianismo, que había construido y plasmado el mundo occidental, parecía perder cada vez más su fuerza eficaz”. Recuerda quetoda estas expectativas se resumían en una palabra italiana: “aggiornamento” (puesta al día).

Este texto, escrito por Benedicto XVI, en Castel Gandolfo, el 2 de agosto de 2012, forma parte de un libro editado en alemán, promovido por el Instituto Papa Benedicto XVI de Alemania y el arzobispo Gerhard Ludwig Müller.

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Presentado el documental Concilio Vaticano II: Cincuenta años después
Los padres conciliares vieron en anteprima importante producción
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- Ayer por la tarde, al término de la cuarta Congregación General de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, se ha proyectado en el Aula una síntesis de 50 minutos de un documental sobre el Concilio Vaticano II, producido por el Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales y Micromegas Comunicación, cuya distribución mundial está prevista a partir del 11 de octubre de 2012, decimoquinto aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y fecha de inicio del Año de la Fe.

Según información oficial emitida ayer, “el documental reconstruye el clima histórico, teológico, cultural y emotivo de aquel acontecimiento, que marcó tan profundamente la historia de la Iglesia, además de influenciar a la del mundo contemporáneo”. La producción del documental Concilio Vaticano II, sigue la nota institucional, “ha realizado más de 12 horas de material filmado inédito, completamente rodado en full HD, en un plató ad hoc montado en Micromegas Studios de Roma y con tomas e imágenes de los lugares más significativos de la Ciudad del Vaticano, como el Archivo Secreto, la Biblioteca Apostólica, la Basílica de San Pedro, la Pinacoteca, la Capilla Sixtina, las Estancias de Rafael, la Colección de Arte Religioso Moderno, el Museo Misionero Etnológico y las Grutas Vaticanas”.

La producción del documental ha incorporado material histórico audiovisual exclusivo que se conserva celosamente en la Filmoteca Vaticana, la cual puso a disposición testimonios, documentos y reportajes inéditos relativos al Concilio Vaticano II y su organización. “Son horas de filmación de la época, que narran los momentos más importantes, la larga fase de preparación y el extraordinario acondicionamiento de la Basílica de San Pedro transformada, por las excepcionales exigencias organizativas, en sede del acontecimiento”, son algunos de los detalles dados en exclusiva ayer durante la presentación del documental a los padres sinodales y demás participantes.

La producción ha sido enriquecida con numerosos testimonios, además de las entrevistas exclusivas a cardenales, patriarcas y arzobispos contemporáneos, con el fin de “analizar y profundizar las grandes temáticas que afrontó el Concilio, que conciernen íntimamente a la modernidad y que se citan en los documentos oficiales elaborados a lo largo de los más de tres años de trabajo”, según lo explicado. (javv)

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Nueva Evangelización para la transmisión cristiana de la fe


Un día más de intenso trabajo en el Aula Sinodal
Mañana se reduce la jornada por el inicio del Año de la Fe
Por José Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- Hoy fue un día más de trabajo en el Aula del Sínodo de los Obispos. Durante la mañana no hubo Congregación general, sino que se trabajó en la primera sesión de los Círculos menores, o grupos de trabajo, que empezaron con la elección de los respectivos moderadores y relatores. Estos grupos siguieron trabajando durante la tarde, con el objetivo de iniciar un camino para la formulación de sugerencias más precisas sobre los debates ya escuchados.

Las propuestas de los Círculos menores serán el resultado de una votación, cuyo informe final se entregará oportunamente al Relator General y al Secretario Especial, a fin de que sean reunidas en la llamada "Lista unificada de propuestas". Estas se discutirán nuevamente en una plenaria hasta llegar a la votación general de la Asamblea, lo que servirá de base para un futuro documento postconciliar firmado por el santo padre, si ese fuera su deseo.

Posterior a esto, y a partir de las 18 horas, comenzó la 5ta. Congregación General, durante la cual se viene discutiendo temas generales con intervenciones libres, que permitan seguir intercambiando las experiencias culturales y de fe que traen los padres sinodales desde sus respectivas realidades.

Mañana medio día de trabajo

Con motivo de la santa Misa que será presidida mañana por el papa Benedicto XVI, los padres sinodales no se encontrarán en el Aula como de costumbre. Sino que llegarán hasta la Plaza de San Pedro para acompañar al santo padre en la celebración del inicio del Año de la Fe, y de la conmemoración del 50 aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II y del 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica.

Ya en la tarde, a partir de las 16 horas, participarán en la 6ta. Congregación General, durante la cual seguirá la discusión general y se elegirá la Comisión para el Mensaje.

Esta Comisión estará compuesta por 12 miembros, cuyo presidente y vicepresidente fueron ya nombrados por el papa Benedicto XVI. Esta designación recayó en monseñor Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales y en monseñor Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, Filipinas, respectivamente. De los restantes 10 miembros, dos serán aún designados por el santo padre, y los demás sí serán elegidos por la Asamblea.

Como se ha informado, esta Comisión preparará un Mensaje (Nuntius), que una vez aprobado por los padres sinodales, será publicado al final para informar a la opinión pública y a los fieles sobre los temas tratados durante la Asamblea Sinodal. 

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Llamada de atención sobre las mujeres en la Iglesia
Los padres sinodales siguen presentando las urgencias que traen desde sus Iglesias locales
Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- El XIII sínodo de los obispos que se está realizando en Roma, centrado en el tema de la nueva evangelización para la transmisión de la fe, prosiguió ayer martes por la tarde con la cuarta congregación general, con la intervención de varios obispos y arzobispos. Hoy miércoles, día de audiencia general, en cambio se reunieron los grupos lingüísticos en círculos menores. Un tema no había salido hasta ahora en las intervenciones de los padres sinodales subrayado con fuerza: las mujeres en la Iglesia. Lo ha presentado el arzobispo André Leonard, presidente de la Conferencia Episcopal de Bélgica.

"La liturgia como el lugar privilegiado donde Dios nos habla" fue el tema tratado ayer por el cardenal Marc Ouellet, y retomado hoy en los círculos por el cardenal Antonio Cañizares que reivindicó más espacio sobre la liturgia, contrariamente quedaría al oscuro un elemento principal para la evangelización y la transmisión de la fe, que es el teocentrismo, la primacía de Dios, lo que está pidiendo Benedicto XVI, así como la importancia del sentido del misterio.

Las mujeres en la Iglesia

El rol de la mujer en la Iglesia fue otro de los temas abordados, indicó hoy el portavoz del sínodo para el idioma español, el sacerdote José María Gil Tamayo. El arzobispo André Léonard, presidente de la Conferencia Episcopal de Bélgica, indicó en su intervención la necesidad de revalorizar el papel de las mujeres de facto, partiendo del hecho de que ellas son numéricamente dos tercios de la Iglesia, y si bien no puedan ejercer el ministerio sacerdotal, tienen igual dignidad que ellos. "Damos gracias por la cualidad y la especificidad de la gran aportación de las mujeres a la evangelización", pues "sin las mujeres felices, reconocidas en su ser propio y orgullosas de pertenecer a la Iglesia, no habrá nueva evangelización", añadió el purpurado.

El papel de las mujeres fue retomado en las intervenciones de los círculos, que recordaron que son un porcentaje muy alto de los catequistas, además del rol que tienen las religiosas en todo el mundo, con gran parte de la responsabilidad evangelizadora. Se indicó que por ello merecerían mayor protagonismo en los cargos importantes de la Iglesia. Además fue indicada la dimensión profundamente femenina de la Iglesia en cuanto Esposa de Cristo y madre de quienes a ella pertenecen.

Un lenguaje para la franja entre 20 y 40 años

El tema de Aparecida es retomado con frecuencia por los latinoamericanos y sirve para guiar las reflexiones, en particular la misión permanente y la misión continental, indicó el portavoz, José María Gil.

El sínodo debe dar respuestas a las preguntas que la gente se hace y evitar respuestas a preguntas que nadie se hace, indicó el ministro general de los franciscanos, José Rodríguez Carballo. La formación pastoral de los evangelizadores, fue reivindicada por el sacerdote franciscano. Una formación seria, intelectual, especialmente preparada para hablar con el mundo de los no creyentes. Consideró que en las universidades y centros de estudios hay muchas especialidades "pero no se si estamos armándonos correctamente", dijo.

Un lenguaje comprensible para los jóvenes de hoy pidió el arzobispo de París, recordando el contexto secularizado. También que se presente una antropología más cristiana y potenciar el debate fe y razón profundizando los motivos que necesita el hombre de hoy, si bien la iglesia necesita principalmente de testigos, como indicó Pablo VI.

Una nueva cultura, la digital, no debe ser subestimada, indicaron, pues el público que frecuenta las iglesias va desde jóvenes aficionado a la pantalla hasta señoras ancianas. Sin olvidar a la franja de personas entre 20 y 40 años ¿cómo habla la Iglesia a este tipo de personas?

Nuevos movimientos, sectas, pobreza evangélica

Sobre los nuevos movimientos eclesiales fue propuesto que trabajen en coordinación con las parroquias para no realizar labores paralelas, y que se ponga en el debido resalto al trabajo de los religiosos e infinidad de religiosas empeñados en la evangelización.

Evitar una visión negativa de la pobreza que proponga una solución consumista, solicitó el obispo Gervas Rosario, de Bangladesh. En particular teniendo presente que la pobreza evangélica es algo que la Iglesia está llamada a vivir y a predicar, especialmente en Asia.

No poner tonos demasiado sombríos y desconfiar de los profetas de calamidades fue la invitación de uno de los círculos, que invitó a la esperanza. Y no dejarse contagiar por una sociedad pesimista. Se ha insistido que uno de los rasgos del evangelizador es la alegría y la mirada positiva.

Las sectas y el hecho que haya una emigración hacia ellas se debe a que dan acompañamiento y acogida. Se recordó que esto significa que no estamos dando una respuesta satisfactoria a la gente bautizada y que se vive una fe epidérmica.

"Este jueves día de la apertura del Año de la Fe --recordó el portavoz- se realiza una ceremonia cargada de significados y gestos, en la que tiene gran importancia la intervención del primado de la Iglesia anglicana, puesto que se va produciendo un ecumenismo del que no nos estamos dando cuenta".

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Hay una toma de conciencia mayor sobre el lugar de la Palabra de Dios
Importante intervención del cardenal Marc Ouellet en el Aula del Sínodo
Por José Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- Durante la tarde de ayer, en lo que vino a ser la Cuarta Congregación General --o sesión--, de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se desarrolla en esta ciudad con el tema “La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, intervino el cardenal Marc Ouellet PSS, prefecto de la Congregación para los Obispos, con el fin de explicar cómo ha sido la aplicación de la exhortación postsinodal Verbum Domini.

Durante su exposición, el alto prelado recordó que la Verbum Domini fue firmada por el papa Benedicto XVI en 2010, luego de una reflexión sinodal que se llevaba a cabo desde 2006. La inauguración de esta nueva Asamblea, dijo “nos lleva a reflexionar sobre la recepción de ese documento postsinodal, para hacer balance sobre la puesta en práctica de sus orientaciones que quieren renovar la fe de la Iglesia”.

Desarrollo doctrinal y exégetico

Aunque no quiso adelantar un juicio sobre la recepción del documento en su conjunto, aseguró que se constata un mayor interés de los fieles en la Palabra de Dios. Se conocen, añadió, “numerosas iniciativas que evidencian la toma de conciencia progresiva del lugar central de la Palabra de Dios en la vida parroquial y un buen número de países han utilizado los medios de comunicación social para dar a conocer la Exhortación apostólica y sus implicaciones en la vida eclesial”.

En cuanto a la liturgia, la convicción profunda confirmada por la Verbum Domini, según la cual la liturgia es el lugar privilegiado donde Dios nos habla, “ha tenido un gran eco entre los pastores, los liturgistas y los catequistas, sobre todo italianos, hispanos y anglófonos”, dijo en su intervención.

Sobre la investigación científica y la relación fundamental entre exégesis y teología, “no hay que esperar un cambio rápido en el modo de pensar”, pero existe una apertura a un diálogo constructivo y riguroso, “que respete las diferencias de carisma y los métodos”. Reconoció también que los ambientes universitarios en general, reaccionan lentamente a las intervenciones del Magisterio eclesial, lo que no significa necesariamente oposición o indiferencia.

“Hemos observado con satisfacción la originalidad y la novedad del desarrollo doctrinal de la Verbum Domini sobre la Palabra de Dios, cuyos múltiples significados llevan a Cristo como punto de referencia principal”, añadió el cardenal Ouellet, e hizo referencia al hecho de que esta “cristología de la Palabra” recoge las intuiciones teológicas de eminentes teólogos después de Karl Barth, “cuyo cristocentrismo tuvo una gran influencia ecuménica”.

La comunidad vive mejor la palabra de Dios

Otro tema importante con el que llamó la atención de los presentes, fue la referencia a la llamada “actuación de la Palabra”, es decir, “su carácter dinámico y eficaz que asume, en el contexto litúrgico, una dimensión sacramental”. La explicación que dio el padre sinodal, fue que la actuación natural de la Palabra “alcanza también el nivel propiamente sacramental de una comunión personal”, con lo que se demuestra que la Palabra de Dios “es más que una información y una enseñanza”.

Por eso es importante que la hermenéutica que se realiza desde la Iglesia sobre la Escritura, dijo, “esté enraizada en la naturaleza misma de la Escritura como testimonio conjunto del Espíritu y de la Iglesia”. Para el cardenal Ouellet, esta hermenéutica “supone una integración armoniosa de la fe y la razón, igual que una comunión en la vida de la Iglesia y el conocimiento de la vida de los santos, cánones vivientes de interpretación”.

En el contexto del Sínodo sobre la Nueva Evangelización, y a una distancia de cincuenta años del Concilio Vaticano II, el también presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, aseguró que “la reforma emprendida con la Constitución dogmática Dei Verbum se confirma e incluso se desarrolla, y en este sentido, la Verbum Domini es un gran ejercicio de recepción del Concilio Ecuménico Vaticano II”.

Posteriormente, los padres sinodales tuvieron la oportunidad de intervenir libremente sobre lo escuchado, así como de otros aspectos puntuales.

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Santa Sede


El Vaticano II, un evento de luz que irradia hasta hoy
Palabras de Benedicto XVI en la audiencia general de hoy
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- La audiencia general de esta mañana tuvo lugar a las 10,30 en la plaza de San Pedro, donde Benedicto XVI se encontró con peregrinos y fieles de Italia y de otros países.

En vísperas de la celebración de los cincuenta años del Concilio Vaticano II, el papa centró su meditación en los documentos conciliares.

Un pasaje en especial hay que destacar de su meditación, el recuerdo personal de quien entonces era el joven profesor Joseph Ratzinger: “Recuerdo bien aquél periodo: era un joven profesor de teología fundamental en la Universidad de Bonn, y fue el arzobispo de Colonia, el cardenal Frings, para mí punto de referencia humana y sacerdotal, quien me trajo consigo a Roma como consultor teólogo; luego fui también nombrado perito conciliar. Para mí fue una experiencia única: después de todo el fervor y el entusiasmo de la preparación, pude ver una Iglesia viva --casi tres mil Padres conciliares de todas las partes del mundo reunidos bajo la guía del Sucesor del Apóstol Pedro--, que acude a la escuela del Espíritu Santo, el verdadero motor del Concilio. Raras veces en la historia se pudo, como entonces, casi 'tocar' concretamente la universalidad de la Iglesia, en un momento de la gran realización de su misión de llevar el Evangelio en todo tiempo a los confines de la tierra”.

Benedicto XVI ha dicho a los asistentes que si vuelven a ver las imágenes de la apertura de esta gran cumbre eclesial, a través de la televión o de otros medios de comunicación, podrán también ellos “percibir” “la alegría, la esperanza y el impulso que nos dió a todos nosotros participar en este evento de luz, que irradia hasta hoy”.

Luego, tras su meditación en italiano, dirigiéndose al público de habla española, Benedicto XVI ha resumido así sus anteriores palabras: “En la vigilia en que celebramos los cincuenta años de la apertura del Concilio Vaticano Segundo y el inicio del Año de la fe deseo hablar de este gran evento eclesial. Los documentos conciliares son una brújula que permite a la barca de la Iglesia navegar en mar abierto, en medio de las tempestades o de la calma, para llegar a la meta. Debemos aprender las lecciones más simples y fundamentales del Concilio, a saber: que el cristianismo en su esencia consiste en la fe en Dios y en el encuentro con Cristo, que orienta y guía la vida. Lo más importante hoy, como era el deseo de los Padres conciliares, es que se vea, de nuevo, con claridad, que Dios está presente, nos mira, nos responde; y que, por el contrario, cuando falta la fe en Él, cae lo que es esencial, porque el hombre pierde su dignidad. El Concilio recuerda que la Iglesia tiene el mandato de transmitir la palabra del amor de Dios que salva, para que sea escuchada y acogida aquella llamada divina que contiene en sí las bienaventuranzas eternas. El Concilio es una fuerte invitación a redescubrir cada día la belleza de la fe y a conocerla de modo profundo, para una más intensa relación con el Señor y a vivir auténticamente la vocación cristiana”.

Y el santo padre ha dirigido un especial saludo a todos los peregrinos de lengua española, y en particular a los fieles provenientes de España, México, Costa Rica, Argentina, Paraguay, Perú, Guatemala, Colombia, Chile y otros países latinoamericanos.

“Que la Virgen María, Madre de Cristo y de toda la Iglesia, nos ayude a llevar a plenitud el deseo de los Padres conciliares: que todos puedan conocer el Evangelio y encontrar al Señor Jesús como Camino, Verdad y Vida”, ha concluído sus palabras en castellano el pontífice.

Por N.S.M.

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Mundo


Hay futuro para la educación radiofónica en Latinoamérica
Nuevos directivos y grandes desafíos para la red católica ALER
QUITO, 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- Días atrás concluyó en esta ciudad la XIV Asamblea de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), que tuvo entre sus tareas la elección de la nueva Junta Directiva para el periodo 2012-2015, que tendrá como marco la celebración del 40 aniversario institucional.

ALER es una importante red de la comunicación latinoamericana creada en 1972, cuando 18 radios de la Iglesia católica deciden asociarse. Hoy, su propósito es seguir integrando a las 82 emisoras de radio y entidades que la componen en un solo objetivo: “Construir de manera participativa propuestas nuevas ante los actuales desafíos y el futuro de la comunicación popular”. Actualmente este proyecto se denomina ALER 2020, que tiene como punto de partida la adecuación institucional para responder apropiadamente a los nuevos retos del siglo XXI.

Según informa el sitio web de la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (Oclacc), “ALER ha decidido transitar en la búsqueda nuevas narrativas latinoamericanas, de la transmedialidad de la comunicación, avanzar al ritmo de los medios digitales y adecuarse a las nuevas legislaciones que favorecen el desarrollo de la comunicación comunitaria”.

Asimismo, precisa la nota, tienen el reto de “avanzar en la integración latinoamericana y el movimiento social, que construye el nuevo paradigma del Buen Vivir”.

La Asamblea de ALER, luego de elegir a su presidenta, Dulce María García, de la Red Nacional de Radios de Fe y Alegría de Venezuela, designó también como vicepresidente a Leonel Herrera, de la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador. Como primera directora salió elegida Gisela Dávila, de la Coordinadora de Radios Populares y Educativas del Ecuador; el segundo director es el padre Miguel Angel Gullón OP, de la Unión Dominicana de Emisoras Católicas y como tercer director, eligieron al también presbítero católico, Francisco Muguiro SJ, de la Coordinadora Nacional de Radio del Perú.

En sus primeras palabras como flamante presidenta de ALER --recogidas por la Occlac--, Dulce María García dijo que la nueva junta directiva formada por mujeres, jóvenes y fogueados comunicadores, tienen ahora "la misión de promover con nuevos bríos la educación y la comunicación para la vida... Asumimos con mucho cariño y militancia los compromisos de estos mandatos rumbo al Buen Vivir".

Los directores suplentes son: José Ríos, de la Red de Emisoras del Paraguay; Bartolo Amador, de la Federación Guatemalteca de Educación Radiofónica y Sara Fischer, de la Radio Paipuku del Paraguay.

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Chile: Conferencia Episcopal estremecida por la historia del obispo Órdenes
El papa aceptó ayer la renuncia del que fuera pastor de Iquique
ROMA, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- Ayer se conoció que el santo padre Benedicto XVI aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Iquique en Chile, de monseñor Marco Antonio Órdenes Fernández, según lo dispuesto en el canon 401, 2 del Código de Derecho Canónico, referido a casos de enfermedad o causa grave. Y al mismo tiempo, para no dejar a dicha jurisdicción eclesiástica como “ovejas sin pastor”, el papa nombró como administrador apostólico por sede vacante, a monseñor Pablo Lizama Riquelme, actual arzobispo de Antofagasta.

Como se sabe, el obispo saliente fue acusado de conductas impropias por un joven que trabajó con él como acólito o monaguillo, cuando aún era presbítero. A dichas acusaciones, Órdenes Fernández respondió reconociendo sus actos, aunque negando que el acusador fuese menor de edad cuando empezaron a suceder los hechos.

Palabra de los pastores

Una de las primeras reacciones provino de la Conferencia Episcopal de Chile, de la que el exobispo de Iquique formó parte activa hasta ayer, aunque aún le correspondería una membresía como obispo emérito mientras conserve esta dignidad. En su mensaje, los prelados chilenos se manifestaron “estremecidos y conmovidos” por lo ocurrido con el que era el obispo más joven del país, y consideran “graves” las conductas impropias que él mismo ha reconocido.

En otro pasaje del comunicado, que lleva la firma del presidente en ejercicio de la Conferencia Episcopal de Chile y obispo de Rancagua, monseñor Alejandro Goic Karmelic y del secretario general y obispo de Valdivia, monseñor Ignacio Ducasse Medina, invitan a la opinión pública “a esperar serenamente el esclarecimiento de los hechos denunciados”.

Son muy claros los obispos chilenos cuando advierten que, en un momento así de delicado, será importante “la plena colaboración con las instancias que corresponde”.

Hacia el final de su mensaje, invocan a los fieles y comunidad en general, “a volver a poner el centro de nuestra vida y nuestro actuar en Jesucristo el Señor. Sólo desde Él daremos testimonio vivo de nuestra misión: Iglesia humilde y cercana a las personas más pobres y vulneradas”. (javv)

El texto completo del Comunicado en: documentos.iglesia.cl/conf/documentos_sini.ficha.php?mod=documentos_sini&id=4195&sw_volver=yes&descripcion=

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Entrevistas


Presbíteros del mundo volvieron a las aulas en Roma
Entrevista con el rector del Colegio Pontificio Español
Por José Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 octubre 2012 (ZENIT.org).- En medio de la inauguración del Sínodo de los Obispos, y aún con el incienso que perfuma Roma por la proclamación de los dos nuevos Doctores de la Iglesia, el lunes 8 comenzó también el año académico en casi todas las universidades pontificias. Con misas inaugurales, disertaciones magistrales y lecciones de italiano intensivas para los extranjeros, los cerca de veinte centros de estudios arrancaron con sus prestigiosas licenciaturas y doctorados, que hacen llegar hasta aquí a miles de presbíteros, religiosos, religiosas y laicos, sean estos de los “pulmones” de Oriente o de Occidente, católicos o no…

Muchos de los que vienen a estudiar pertenecen a órdenes, congregaciones e institutos, por lo que viven en los conventos y casas de sus familias religiosas o seculares. Otros, los laicos, buscan acomodarse en estructuras ad hoc de la Iglesia --de por sí pocas--, o alquilan algo entre amigos para apoyarse. Y hay un grupo numeroso que son los presbíteros, quienes generalmente viven en los llamados “Colegios”, los cuales se agrupan por continentes o por países, según las posibilidades de cada episcopado nacional o dicasterio vaticano, como es el caso de Propaganda Fide que tiene dos bajo su administración.

Uno de estos es el Colegio Pontificio Español “San José”, de por sí famoso y centenario, que ha visto pasar a cerca de 3.500 presbíteros. Este, como muchos, acoge a quienes hacen una pausa en su labor pastoral para especializarse durante 2 o 5 años, según sea una licenciatura o doctorado. Para conocer detalles de este nuevo año académico, ZENIT conversó con monseñor Mariano Herrera Fraile, sacerdote Operario Diocesano, quien es el rector de dicha casa española desde el 2007.

¿Cuántos presbíteros iniciarán sus estudios este año y en qué universidades?

--Rector Mariano Herrera: El Colegio Español de San José cuenta este año con 80 sacerdotes alumnos, de los cuales 25 son nuevos. Ellos residen, viven, celebran y estudian en el Colegio, matriculados y participando en las clases en las diversas universidades y ateneos eclesiásticos de Roma, prácticamente en todos ellos. Concretamente son 30 alumnos que están matriculados en la Universidad Gregoriana; 11 en la Universidad Lateranense; 9 en la Universidad Santa Croce; 7 en el Instituto Bíblico; 6 en el Instituto Juan Pablo II; 4 en la Universidad Salesiana y 4 en el Ateneo San Anselmo. También hay 3 en el Instituto Patrístico Agustiniano; 2 pertenecen a San Dámaso (Madrid); y 1 en cada uno de los siguientes centros: Instituto Oriental, Teresianum, Angelicum, Regina Apostolorum, Marianum.

¿Y qué especialidades estudian?

--Rector Mariano Herrera: Son catorce centros que nos indican ya, más o menos, las especialidades: Teología Dogmática y Teología Fundamental; Teología Bíblica y Sagrada Escritura; Derecho Canónico; Teología Moral; Liturgia; Teología Patrística; Teología Espiritual; Historia; Catequética y Pastoral juvenil; Filosofía; Comunicación Institucional; Teología Oriental…, más de 14 especialidades. Hay treinta y uno que realizan el Doctorado; cuarenta y ocho la Licenciatura y uno el ciclo institucional.

¿De dónde provienen los presbíteros?

--Rector Mariano Herrera: Pertenecen a 38 diócesis españolas diferentes. Y por razones especiales, hay también 5 de diócesis latinoamericanas, uno de Corea y otro de Zambia.

¿Por qué es importante que los presbíteros sigan estudiando después de su ordenación?

--Rector Mariano Herrera: Siempre es necesaria la formación continuada, la formación permanente, en la vida personal del sacerdote y para el servicio ministerial; y además la especialización de algunos en materias diversas como la Teología, Sagrada Escritura, Pastoral, Derecho, Moral, Catequética… Todo esto para un mejor servicio y atención al Pueblo de Dios en las diócesis, para la enseñanza, para el servicio apostólico y evangelizador.

¿Qué aspectos adicionales encuentran los que viven en el Colegio español durante su estadía en Roma?

--Rector Mariano Herrera: Una experiencia eclesial, ministerial, humana y pastoral muy significativa, como son la cercanía a Pedro, la universalidad y catolicidad de la Iglesia, los buenos profesores y universidades, la comunión presbiteral… Nuestra experiencia de colegio sacerdotal, y más concretamente durante este año, del “Año de la Fe”, en el que se nos invita a revivir la fe, a expresarla y comunicarla, a trasmitirla y anunciarla con alegría y en comunión. Este colegio de sacerdotes lo es en la fe y desde la fe, por su identidad, comunión y misión.

Entonces hay una vida comunitaria importante…

--Rector Mariano Herrera: Es una comunidad de fe en la que somos, vivimos, nos comunicamos y anunciamos como sacerdotes. Pertenecemos a esta comunidad de fe que es el Colegio. Convivir, colaborar, concelebrar son tres verbos que nos pertenecen, son tres verbos generadores de pertenencia sentida en la fe de la Iglesia y en la vida de los presbíteros, y que debemos asumir, expresar y realizar en el Colegio, comunidad de fe presbiteral, estudiando.

¿Cómo debe sostenerse un presbítero para fortalecer su vida sacerdotal y no "echarse para atrás"?

--Rector Mariano Herrera: Siendo lo que somos, sacerdotes, viviendo nuestra identidad, con la oración y la celebración de los Sacramentos; en la comunión eclesial y presbiteral, que se nos favorece bastante. Y ser bien conscientes de que aquí y ahora está nuestra misión y acción pastoral: en el estudio, en la fraternidad, en la acción evangelizadora en todo lo que hacemos y en todas las personas con las que tratamos, así como en todos los lugares que frecuentamos. Vivir la fe evangelizando, aquí y ahora.

Hoy se habla de nueva evangelización..., ¿cómo debe ser el párroco de los tiempos actuales?

--Rector Mariano Herrera: Unhombre de fe, hombre de Dios, al servicio de Dios y de los demás. Un testigo, pastor, evangelizador…

¿Qué relevancia tiene para el presbítero de hoy, la figura del nuevo Doctor de la Iglesia, san Juan de Ávila? 

--Rector Mariano Herrera: Es el patrono del clero secular español. Un “patrono” significa mucho para quien le tiene como tal. Lo admiramos, de él aprendemos y en él nos “medimos”. Este gran sacerdote, predicador y director de almas, es patrono también en el Colegio Español de Roma. Con su palabra, ejemplo e imagen de pastor y evangelizador, ha acompañado, iluminado y formado la vida de tantos seminaristas y sacerdotes que han vivido y viven aquí actualmente. Miramos cada día su imagen de maestro de santos y evangelizadores, en la pintura al fresco de la escalera principal de nuestro Colegio.

¿Cuál es el principal mensaje del “Doctor san Juan de Ávila” para nuestros tiempos?

--Rector Mariano Herrera: Como Juan de Ávila, vivimos en tiempo de “reformas” y conversión, en tiempo de evangelización. Como él --sacerdotes del Concilio y del Postconcilio--, con urgencias, inquietudes y problemáticas pastorales, vivimos nuestro ser sacerdotes, evangelizadores, discípulos, seguidores del Señor. Juan de Ávila, con su doctrina, su modo de ser sacerdote, su amor a la Eucaristía y acción pastoral, nos ayuda a orientar nuestra vida, acción y misión hoy en la Iglesia.

Crecerá el estudio de su obra, ¿verdad?

--Rector Mariano Herrera: Sí. Y allí están los trabajos de tesis y tesinas, para el doctorado y la licenciatura en diversas materias, que fueron labor de muchos alumnos en Roma, y concretamente del Colegio, teniendo como objeto la doctrina del Santo Maestro. En nuestra Biblioteca se conservan con cuidado y atención los trabajos “avilistas” de tantos alumnos.  

Y también aumentará la devoción…

--Rector Mariano Herrera: Pedimos siempre su intercesión y lo proponemos como guía siempre, de manera especial cada 10 de mayo, cuando en su fiesta, con fuerza sacerdotal y vigor varonil cantamos: “Apóstol de Andalucía, el clero español te aclama…”. Con su doctrina magistral alimentamos nuestra fe, y con su espiritualidad modelamos nuestro corazón sacerdotal según los sentimientos de Jesucristo y con la ternura y amor de su Madre que es “Niña siempre bendita..., es la que nos guisó, y por ser ella la guisandera se le pega más sabor al Manjar”.

Finalmente, ¿qué consejo daría a los obispos sobre la conveniencia de enviar a algún presbítero a estudiar a Roma?

--Rector Mariano Herrera: No puedo darles consejo alguno. Los señores obispos saben muy bien lo oportuno, bueno, y conveniente que es enviar sacerdotes a estudiar a Roma. De hecho los están enviando, sí.

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Documentación


Dios ha hablado y ya no es el gran desconocido
Reflexión del papa Benedicto XVI en la inauguración del Sínodo de los Obispos
CIUDAD DEL VATICANO, martes 9 octubre 2012 (ZENIT.org).- Durante la inauguración de la Primera Congregación General del lunes 8 de octubre de 2012, y tras la lectura breve de la Hora Tercia, el Santo Padre Benedicto XVI hizo la siguiente meditación, que reproducimos íntegra a nuestros lectores en una traducción hecha pública por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

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Queridos hermanos:

Mi meditación trata sobre la palabra «evangelium» «euangelisasthai» (cfr. Lc 4,18). En este Sínodo queremos conocer mejor qué es lo que nos dice el Señor y qué es lo que podemos o debemos hacer nosotros. Está dividida en dos partes: una primera reflexión sobre el significado de estas palabras, y después querría probar a interpretar el Himno de la Hora Tercia «Nunc, Sancte, nobis Spìritus», en la página 5 del Libro de Horas.

La palabra «evangelium» «euangelisasthai» tiene una larga historia. Aparece en Homero: es el anuncio de una victoria, y, por tanto, anuncio de un bien, de alegría, de felicidad. Luego aparece en el Segundo Isaías (cfr Is 40,9), como voz que anuncia la alegría que viene de Dios, como voz que hace comprender que Dios no ha olvidado a su pueblo, que Dios, el Cual, aparentemente, casi se había retirado de la historia, está aquí, está presente. Y Dios tiene poder, Dios da alegría, abre las puertas del exilio; después de la larga noche del exilio, su luz aparece y da la posibilidad del regreso a su pueblo, renueva la historia del bien, la historia de su amor. En este contexto de la evangelización, aparecen sobre todo tres palabras: dikaiosyne, eirene, soteria- justicia, paz, salvación. Jesús mismo retomó las palabras de Isaías en Nazaret, cuando habló de este «Evangelio» que lleva precisamente ahora a los marginados, a los encarcelados, a los que sufren y a los pobres.

Pero para el significado de la palabra «evangelium» en el Nuevo Testamento, además de esto – el Deutero-Isaías, que abre la puerta -, es importante también el uso de la palabra que hizo el Imperio Romano, empezando por el emperador Augusto. Aquí el término «evangelium» indica una palabra, un mensaje que viene del Emperador. El mensaje del Emperador – como tal – es positivo: es renovación del mundo, es salvación. El mensaje imperial es, como tal, un mensaje de potencia y de poder; es un mensaje de salvación, de renovación y de salud. El Nuevo Testamento acepta esta situación. San Lucas compara explícitamente al Emperador Augusto con el Niño nacido en Belén: «evangelium» - dice - sí, es una palabra del Emperador, del verdadero Emperador del mundo. El verdadero Emperador del mundo se ha hecho oír, habla con nosotros.Y este hecho, como tal, es redención, porque el gran sufrimiento del hombre – entonces como ahora – es precisamente este: detrás del silencio del universo, detrás de las nubes de la historia ¿existe un Dios o no existe? y, si existe este Dios, ¿nos conoce, tiene algo que ver con nosotros?

Este Dios es bueno, y la realidad del bien ¿tiene poder en el mundo o no? Esta pregunta hoy es tan actual como lo era entonces. Mucha gente se pregunta: ¿Dios es una hipótesis o no? ¿Es una realidad o no? ¿Por qué no se hace oír? «Evangelio» quiere decir: Dios ha roto su silencio, Dios ha hablado, Dios existe. Este hecho como tal es salvación: Dios nos conoce, Dios nos ama, ha entrado en la historia. Jesús es su Palabra, el Dios con nosotros, el Dios que nos enseña que nos ama, que sufre con nosotros hasta la muerte y resucita. Este es el Evangelio mismo. Dios ha hablado, ya no es el gran desconocido, sino que se ha mostrado a sí mismo y esta es la salvación. La cuestión para nosotros es: Dios ha hablado, ha roto verdaderamente el gran silencio, se ha mostrado, pero ¿cómo podemos hacer llegar esta realidad al hombre de hoy para que se transforme en salvación? El hecho de que haya hablado es por sí mismo la salvación, es la redención. Pero ¿cómo puede saberlo el hombre? Este punto me parece que es un interrogante, pero también una pregunta, una orden para nosotros: podemos encontrar una respuesta meditando sobre el Himno de la Hora Tercia «Nunc, Sancte, nobis Spìritus». La primera estrofa dice: «Dignàre promptus ingeri nostro refusus, péctori», es decir, oremos para que venga el Espíritu Santo, esté en nosotros y con nosotros. En otras palabras: nosotros no podemos hacer la Iglesia, podemos sólo dar a conocer lo que ha hecho Él. La Iglesia no empieza con el «hacer» nuestro, sino con el «hacer» y el «hablar» de Dios. Así, los Apóstoles no dijeron, después de algunas asambleas: ahora queremos crear una Iglesia, y con la forma de una constituyente habrían elaborado una constitución. No, ellos oraron y en oración esperaron, porque sabían que sólo Dios mismo puede crear su Iglesia, que Dios es el primer agente: si Dios no obra, nuestras cosas son sólo nuestras y son insuficientes; sólo Dios puede dar testimonio de que es Él quien habla y ha hablado.

Pentecostés es la condición del nacimiento de la Iglesia sólo porque Dios ha obrado antes, los Apóstoles pueden obrar con Él y con su presencia y hacer presente todo lo que Él hace. Dios ha hablado y este «ha hablado» es lo perfecto de la fe, pero también es siempre un presente: lo perfecto de Dios no es sólo un pasado, porque es un pasado verdadero que lleva siempre en sí el presente y el futuro. Dios ha hablado quiere decir: «habla». Y como en aquel entonces sólo con la iniciativa de Dios podía nacer la Iglesia, podía ser conocido el Evangelio, el hecho de que Dios ha hablado y habla, de esta forma también hoy sólo Dios puede comenzar, nosotros sólo podemos cooperar, pero el principio debe venir de Dios. Por eso no es una mera formalidad si empezamos cada día nuestra Asamblea con la oración: esto responde a la realidad misma. Sólo el preceder de Dios hace posible nuestro caminar, nuestro cooperar, que es siempre cooperar, no una pura decisión nuestra. Por eso es importante saber siempre que la primera palabra, la iniciativa verdadera, la actividad verdadera viene de Dios y sólo si entramos en esta iniciativa divina, sólo si imploramos esta iniciativa divina, podremos también ser - con Él y en Él - evangelizadores. Dios es el principio siempre, y siempre sólo Él puede hacer Pentecostés, puede crear la Iglesia, puede mostrar la realidad de su estar con nosotros. Pero, por otro lado, este Dios, que es siempre el principio, también quiere nuestra participación, quiere que participemos con nuestra actividad, por lo que las actividades son teándricas, es decir, hechas por Dios, pero con nuestra participación e incluyendo nuestro ser, toda nuestra actividad.

Por tanto, cuando hacemos nosotros la nueva evangelización es siempre cooperación con Dios, está en el conjunto con Dios, está fundada en la oración y en su presencia real. Ahora, este nuestro obrar, que viene de la iniciativa de Dios, lo encontramos descrito en la segunda estrofa de este Himno: «Os, lingua, mens, sensus, vigor, confessionem personent,flammescat igne caritas, accendat ardor proximos». Aquí tenemos, en dos líneas, dos sustantivos determinantes: «confessio» en las primeras líneas, y «caritas» en las segundas dos líneas. «Confessio» y «caritas», como los dos modos con los que Dios nos hace partícipes, nos hace obrar con Él, en Él y para la humanidad, para su criatura: «confessio» y «caritas». Y se han añadido los verbos: en el primer caso «personent» y en el segundo «caritas» interpretado con la palabra fuego, ardor, encender, echar llamas.

Veamos el primero: «confessionem personent». La fe tiene un contenido: Dios se comunica, pero este Yo de Dios se muestra realmente en la figura de Jesús y está interpretado en la «confesión» que nos habla de su concepción virginal del Nacimiento, de la Pasión, de la Cruz, de la Resurrección. Este mostrarse de Dios es todo una Persona: Jesús como el Verbo, con un contenido muy concreto que se expresa en la «confessio». Por tanto, el primer punto es que nosotros debemos entrar en esta «confesión», penetrar en ella, de forma que «personent» - como dice el Himno – en nosotros y mediante nosotros. Aquí es importante observar también una pequeña realidad filológica: «confessio» en el latín precristiano no se diría «confessio» sino «professio» (profiteri): esto es el presentar positivamente una realidad. En cambio la palabra «confessio» se refiere a la situación en un tribunal, en un proceso donde uno abre su mente y confiesa. En otras palabras, esta palabra «confessio», que en el latín cristiano ha sustituido la palabra «professio», lleva en sí el elemento martirológico, el elemento de dar testimonio ante las instancias enemigas de la fe, dar testimonio incluso en situaciones de pasión y de peligro de muerte. A la confesión cristiana pertenece esencialmente la disponibilidad al sufrimiento: esto me parece muy importante. También en la esencia de la «confessio» de nuestro Credo está incluida la disponibilidad a la pasión, al sufrimiento, es más, al don de la vida. Y precisamente esto garantiza la credibilidad: la «confessio» no es cualquier cosa que se pueda dejar pasar; la «confessio» implica la disponibilidad a dar mi vida, aceptar la pasión. Esto es precisamente también la verificación de la «confessio». Se ve que para nosotros la «confessio» no es una palabra, es más que el dolor, es más que la muerte. Por la «confessio» realmente merece la pena sufrir, merece la pena sufrir hasta la muerte. Quien hace esta «confessio» demuestra así que lo que confiesa es verdaderamente más que vida: es la vida misma, el tesoro, la perla preciosa e infinita. Precisamente en la dimensión martirológica de la palabra «confessio» aparece la verdad: se verifica sólo para una realidad por la que merece la pena sufrir, que es incluso más fuerte que la muerte, y demuestra que es la verdad que tengo en la mano, que estoy más seguro, que «guío» mi vida porque encuentro la vida en esta confesión.

 

Ahora veamos dónde debería penetrar esta «confesión»: «Os, lingua, mens, sensus, vigor». Por San Pablo, Epístola a los Romanos10, sabemos que el puesto de la «confesión» está en el corazón y en la boca: debe estar en lo profundo del corazón, pero también debe ser pública; debe ser anunciada la fe que se lleva en el corazón: no es sólo una realidad en el corazón, sino que quiere ser comunicada, ser confesada realmente ante los ojos del mundo. Así debemos aprender, por una parte, a ser realmente – digamos – penetrados en el corazón por la «confesión», así se forma nuestro corazón, y desde el corazón también debemos encontrar, junto con la gran historia de la Iglesia, la palabra y el coraje de la palabra, y la palabra que indica nuestro presente, esta «confesión» que, sin embargo, es siempre una. «Mens»: la «confesión» non es sólo algo del corazón y la boca, sino también de la inteligencia; debe ser pensada y así, pensada e inteligentemente concebida, llega al otro y significa que mi pensamiento está realmente situado en la «confesión». «Sensus»: no es algo puramente abstracto e intelectual, la «confessio» debe penetrar también en los sentidos de nuestra vida. San Bernardo de Claraval nos ha dicho que Dios, en su revelación, en la historia de la salvación, le ha dado a nuestros sentidos la posibilidad de ver, de tocar, de gustar la revelación. Dios ya no es algo sólo espiritual: ha entrado en el mundo de los sentidos y nuestros sentidos deben estar llenos de este gusto, de esta belleza de la Palabra de Dios, que es realidad. «Vigor»: es la fuerza vital de nuestro ser y también el vigor jurídico de una realidad. Con toda nuestra vitalidad y fuerza debemos ser penetrados por la «confessio», que debe realmente «personare»; la melodía de Dios debe entonar nuestro ser en su totalidad.
«Confessio» es la primera columna – por así decirlo – de la evangelización y la segunda es «caritas». La «confessio» no es algo abstracto, es «caritas», es amor. Sólo así es realmente el reflejo de la verdad divina, que, como verdad, es inseparablemente también amor. El texto describe, con palabras muy contundentes, este amor: es ardor, es llama, enciende a los demás.

Hay una pasión nuestra que debe crecer desde la fe, que debe transformarse en el fuego de la caridad. Jesús nos ha dicho: He venido para echar fuego a la tierra y como querría que ya estuviese encendido. Orígenes nos ha transmitido una palabra del Señor: «Quien está cerca de mí está cerca del fuego». El cristiano no debe ser tibio. El Apocalipsis nos dice que este es el mayor peligro del cristiano: que no diga no, sino un sí muy tibio. Esta tibieza desacredita al cristianismo. La fe tiene que ser en nosotros llama del amor, una llama que realmente encienda mi ser, que sea una gran pasión de mi ser, y así encienda al próximo. Este es el modo de la evangelización:: «Accéndat ardor proximos», que la verdad se vuelva en mí caridad y la caridad encienda como fuego también al otro. Sólo con este encender al otro por medio de la llama de nuestra caridad crece realmente la evangelización, la presencia del Evangelio, que ya no es sólo palabra, sino también realidad vivida.

San Lucas nos cuenta que en Pentecostés, en esta fundación de la Iglesia de Dios, el Espíritu Santo era un fuego que ha transformado el mundo, pero un fuego en forma de lengua, es decir,un fuego que sin embargo también es razonable, que es espíritu, que es también comprensión; un fuego que está unido a la mente, a la «mens». Y precisamente este fuego inteligente, esta «sobria ebrietas», imprime carácter al cristianismo. Sabemos que el fuego está en el inicio de la cultura humana, el fuego es luz, es calor, es fuerza de transformación. La cultura humana empieza en el momento en el que el hombre tiene el poder de crear el fuego: con el fuego puede destruir, pero con el fuego también puede transformar, renovar. El fuego de Dios es un fuego que transforma, fuego de pasión – por supuesto – que también destruye mucho en nosotros, que lleva a Dios, pero es sobre todo un fuego que transforma, renueva y crea una novedad del hombre, que se vuelve luz en Dios.

Así, al final, sólo podemos pedir al Señor que la «confessio» esté fundada en nosotros profundamente y que se vuelva fuego que enciende a los demás; de esta forma el fuego de su presencia, la novedad de su estar con nosotros, se vuelve realmente visible y una fuerza del presente y del futuro.

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