5.10.12

Sacude Chile el obispo acusado de abusos a menores

A las 7:25 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América
Del Vatican Insider (ITA)

La Iglesia católica de Chile fue sacudida, esta semana, por una noticia inesperada. La Santa Sede mantiene abierta una investigación al obispo de la diócesis de Iquique, Marco Antonio Órdenes Fernández, por denuncias de abusos sexuales a menores. La nunciatura apostólica en Santiago lo confirmó. Mientras sus fieles se encuentran en estado de shock, el clérigo los dejó abandonados desde hace unas semanas, cuando viajó a Perú supuestamente para seguir un tratamiento médico.

La situación es grave y con pocos antecedentes. El más famoso fue el escándalo del ex obispo de Brujas (Bélgica), Roger Vangheluwe, quien dimitió en abril de 2011 tras haber reconocido públicamente abusos perpetrados en daño de un sobrino. El caso chileno es ligeramente diverso porque el imputado no aceptó su culpa y tampoco presentó su renuncia, aunque la investigación en su contra inició hace más de cinco meses.

Tanto en Chile como en Roma se espera que intervenga pronto la Congregación para los Obispos del Vaticano, ya sea para pedirle al interesado la renuncia por “causas de fuerza mayor” o para proponer al pontífice que sea destituido, como ya ocurrió en ocasiones similares. Especialmente porque, según el testimonio de una de las víctimas, las acusaciones cuentan con una gran dosis de verosimilitud.

Apenas el 2 de octubre la embajada vaticana en Chile emitió un breve comunicado en el cual reconoció que se está desarrollando la investigación desde abril pasado y aclaró que, por tratarse de un obispo, el procedimiento es conducido por la Santa Sede en la persona del nuncio apostólico Ivo Scapolo, quien condujo las diligencias con seriedad.

“Desde el inicio de este caso, la nunciatura ha procurado ofrecer apoyo psicológico y acompañamiento para las personas afectadas y ha estado en contacto con monseñor Órdenes, quien se encuentra con permiso médico”, agregó la nota.

Ese mismo día el departamento de comunicaciones del Obispado de Iquique aclaró en un boletín que el clérigo “padece de una antigua afección al hígado, que terminó transformándose en una descompensación enzimática y en un agudo estrés”. Ese habría sido el motivo de su viaje al Perú para cumplir un reposo prescrito por los médicos. El texto estableció además que el acusado piensa regresar a su país para continuar con su proceso de recuperación.

Resulta sugestivo que, justo en medio de la investigación, se le haya permitido salir del país. En todo caso si la solicitud de su renuncia no procede porque todavía no se han probado los hechos, sí procedería por causas de enfermedad. Resulta evidente que su salud le ha impedido cumplir con sus obligaciones episcopales.

Por lo pronto el nuncio Scapolo viajó el miércoles hasta la ciudad chilena de Arica, donde se encuentra el prelado, tras regresar desde la vecina localidad de Tacna, en territorio peruano.

La investigación canónica no es la primera que afronta el pastor de Iquique. La Fiscalía Regional de Tarapacá reconoció que fue indagado en 2009 por una denuncia de delito sexual interpuesta por los padres de una víctima que ya era mayor de edad. Pero nunca prosperó.

“Yo no pido dinero en esto: pido justicia y sanidad mental para mí […] Sólo quiero que lo saquen del sacerdocio, y a él le pido que reconozca, que asuma sus errores”, afirmó en una entrevista con la cadena de televisión CNN Rodrigo Pino, quien acusa al obispo de haber abusado de él, cuando tenía 15 años y era su acólito. Agregó que “en la vía de Dios hay gente buena y mala. Yo experimenté la maldad con todo el daño que me hizo a mí, porque en ese momento yo me cuestioné mi condición sexual”. Y reveló que el miércoles 3 de octubre recibió “una respuesta muy positiva del Vaticano que nos alegró”, aunque no dio más detalles.

Serafines susurran.- Que mañana sábado la Santa Sede anunciará un movimiento importante: el sacerdote Charles Scicluna dejará su puesto como “promotor de justicia” de la Congregación para la Doctrina de la Fe para trasladarse como obispo auxiliar de la arquidiócesis de Malta, la más importante del país.

El cambio es por demás significativo porque Scicluna ha sido una pieza clave en la política de “tolerancia cero” de Benedicto XVI contra la pederastia clerical. El puesto que hasta hoy ostenta equivale al de un “fiscal” para los delitos graves de los sacerdotes. Se trata de la persona que recibe las denuncias de supuesto abuso a menores presentadas en todo el mundo contra curas católicos y les da seguimiento, ordenando la realización de investigaciones, procesando y sentenciando a los responsables según el derecho canónico, la ley fundamental de la Iglesia católica.

En México lo recuerdan porque él viajó, en 2005, a ese país y a Estados Unidos para entrevistar personalmente a las víctimas de Marcial Maciel Degollado. Y condujo, en los meses posteriores, el proceso que culminó con la sanción impuesta al inmoral fundador de los Legionarios de Cristo en mayo de 2006.

Pero ese no fue el único caso que el fiscal atendió. Desde el año 2001 cuando llegó a Roma para trabajar con el entonces cardenal Joseph Ratzinger, condujo cientos y cientos de investigaciones canónicas, algunas más famosas (como la del padre Karadima en Chile) y otras menos. Insistió para que los obispos asuman sus responsabilidades y a muchos de ellos les señaló sus nefastos errores en la cara, siempre con diplomacia y simpatía. Porque pese a su corta altura, siempre demostró altura moral. Sin miedo reconoció los errores de los hombres de Iglesia y, ante todo, tuvo en todo momento claro el profundo daño que los abusos provocan en las personas atacadas. “Los abusadores roban el alma a las víctimas”, llegó a decir una vez.

Por todas estas razones su traslado ha sido interpretado por algunos como una remoción inexplicable, un verdadero “tiro en el pie” para el pontificado. Los mal pensados llegaron a imaginar la presión de algún personaje poderoso tras su salida de Roma. Nada más lejano de la realidad. Según pudimos confirmar la situación en Malta es deseperada, con graves problemas para el arzobispo Paul Cremona. Tanto que llevó al Papa a mandar allí a uno de sus mejores hombres.