23.09.12

Parroquianos a secas

A las 10:10 AM, por Jorge
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Una amable comentarista, Eva, me daba las gracias el otro día por colocar entre las opciones eclesiales la de “parroquianos a secas”, que parece acaban olvidados la mayor parte de las veces.

Cuánta razón tiene Eva. Y además, según mi modesto entender, en dos direcciones.
En primer lugar porque es cierto que en la vida de la Iglesia parece que todos los subrayados van a movimientos, grupos y asociaciones. Da igual que sean neocatecumenales, Opus Dei., Comunión y Liberación, Acción Católica, carismáticos. Parece que si no tienes apellido no eres nada, apenas un católico del común siempre sospechoso de tibieza, comodidad y conformismo.

Sin embargo yo creo que el cristiano de parroquia a secas es alguien de una hondura especial. Es fácil ser miembro de una asociación o capellán de la misma. Qué bonito reunirme con los “míos”, los de mi movimiento, mi asociación, mi prelatura, mi… Qué gratificante las charlas, las celebraciones, los encuentros. Y encima contentos porque además de la misas y lo de todo el mundo nos reunimos más, lo cual se supone que es signo de mayor entrega al Señor.

Servidor es un enamorado de la vida parroquial por muchísimos motivos. La parroquia es esa gran comunidad donde todos caben y a todos se acoge. Al que empieza y al que lleva toda la vida, al niño y al anciano, al nacional y al que vino de lejos, al rico y al pobre. En la parroquia tienen cabida el más tradicional y el que busca renovación, el que está en un movimiento y el que no tiene ni idea de qué sea tal cosa.

La parroquia ofrece lo esencial para la vida cristiana: celebración de los sacramentos, catequesis, comunidad, atención a los pobres. La parroquia está allá donde vayas. No importa nación o país, siempre habrá una parroquia en la que celebrar la fe y encontrarse con los hermanos.

Pero dentro de la parroquia también creo mucho en los parroquianos a secas. Es decir, en esa masa de fieles que no son catequistas, ni están en el catecumenado, no pertenecen al grupo de matrimonios ni se dedican a la liturgia. Parroquianos a secas son todos aquellos que acuden a misa cada domingo o a diario, rezan el rosario, se confiesan, ofrecen su limosna a Caritas, colaboran si pueden en alguna cosa esporádica, llevan a sus hijos a catequesis, ponen su crucecita en la declaración del IRPF, siguen la vida de la iglesia en los medios y tratan de dar testimonio de fe y vida honrada en su quehacer cotidiano.

Y sin embargo, ¡cuánta razón tienes Eva!, demasiadas veces son ninguneados. Nos creemos que la parroquia es cosa de Pilar, la de economía, Javier el de liturgia, Pepe de caritas y Juancho y Laura, catequistas, que son los que organizan, desorganizan, programan y mangonean.

Necesitamos no sólo cuidar mucho las parroquias, sino estar muy atentos a los parroquianos a secas. Nosotros, en el consejo pastoral parroquial, tenemos dos miembros de “misa de domingo”, es decir, parroquianos a secas. Porque nos puede parecer que estamos haciendo maravillas cuando en realidad los de todos los días no son más que un cero a la izquierda.

Un bravo por las parroquias. Un hurra por esos parroquianos a secas. Y mi gratitud a Eva por ayudarme a pensar una vez más en ellos.