12.04.12

RTVE y Reig Pla, ¿oportunidad magnífica para la CEE?

A las 12:08 PM, por Luis Fernando
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Ayer hemos sabido que, del Consejo de Administación de RTVE, los dos consejeros del PSOE, el de ERC, el de UGT y la consejera de IU van a enviar a la Conferencia Episcopal una carta a título personal, para protestar por la homilía predicada el Viernes de Semana Santa por el obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, que fue retransmitida por La 2. Los cinco consejeros han acordado expresar su malestar por lo que entienden ha podido ser “un abuso del derecho de acceso del espacio” que TVE cede a la Iglesia Católica, así como pedir a los obispos que en el futuro “tengan un poco más de prudencia con este tipo de comportamientos“, ya que “todos tenemos que cumplir la Constitución".

Estoy convencido de que esos consejeros no han visto ni escuchado la homilía completa. Y si lo han hecho, son cómplices de la manipulación que multitud de medios han hecho de las palabras de Mons. Reig Pla. El lunes expliqué con cierto detalle en qué consistió dicha homilía, así como las predicadas por el obispo los días anterior y posterior. Si se protesta por las palabras del obispo sobre los homosexuales, también se puede protestar por lo que dice sobre las mujeres, sobre los jóvenes, sobre los empresarios, sobre las prostitutas, sobre los clientes de las prostitutas, sobre los adúlteros, sobre los ladrones, sobre los aborteros y sobre todos aquellos que cometen pecados, incluidos los sacerdotes.

Es decir, si les parece mal que un obispo hable sobre aquellas personas que para confirmar que son homosexuales “se corrompen y se prostituyen o van a clubes de hombres nocturnos“, también les parecerá mal que hable sobre los sacerdotes que llevan una doble vida, que se corrompen a sí mismos y dañan a la Iglesia. Es obvio que cuando habla de los homosexuales no se refiere a todos ellos. Cuando habla de los sacerdotes, igualmente, no habla de todos ellos. Tampoco habló de todas las mujeres cuando se refirió a las que aceptan dar favores sexuales a cambio de mantener el trabajo o de promocionarse profesionalmente. Ni habló de todos los empresarios al hablar de aquellos que aprovechan la crisis para bajar el sueldo de sus trabajadores por pura avaricia. Y ni que decir tiene que don Juan Antonio sabe que no todos los jóvenes dedican la noche de los viernes y los sábados a llenarse el cuerpo de alcohol y drogas.

Lo que está en juego no es si un obispo ha cumplido con la Constitución. Más bien hablamos de si un obispo tiene derecho a predicar la fe católica en una televisión pública. Es claro que lo que Mons. Rei Pla dijo está en absoluta conformidad con las enseñanzas de la Iglesia. Por tanto, los que le acusan de ir contra la Carta Magna, están en el fondo diciendo que la fe católica no tiene cabida dentro de la Constitución vigente. Lo cual es absurdo a más no poder. Dice el artículo 16:

Artículo 16.
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

¿Acaso dar una lista de conductas pecaminosas va en contra del orden público? ¿Quiénes son los que atentan contra la Constitución? ¿los que manifestamos públicamente nuestra fe y defendemos el bien común de nuestra sociedad partiendo de nuestros valores morales, o quienes pretenden prohibir a un obispo enseñar lo que la Iglesia enseña? ¿acaso la televisión pública no es un instrumento para que los poderes públicos tengan en cuenta las creencias religiosas de los españoles católicos, como también a través de ella se manifiestan y difunden las ideas de otros grupos sociales?

La Conferencia Episcopal recibirá la carta de los politizados consejeros de RTVE. Hay dos opciones. Ignorar dicha carta o aprovechar la oportunidad para ratificar el derecho de los obispos a predicar la fe católica en todos los ámbitos, incluido el de la televisión pública, y, de paso, para apoyar explícitamente al obispo de Alcalá de Henares, que ha sido objeto de una campaña de difamación e injurias como pocas ha sufrido un obispo español en las últimas décadas.

Una conferencia episcopal debe servir, entre otras cosas, para apoyar a sus obispos cuando son atacados injustamente. Por eso la carta no ha se ser ignorada. Es hora de que todos los obispos españoles, a través de la CEE, muestren su apoyo a Mons. Reig Pla. Muchos fieles ya lo estamos haciendo. Algún obispo, como Mons. Omella, ya lo ha hecho. Que lo hagan todos. Y públicamente.

Luis Fernando Pérez Bustamante