19.03.12

Iglesia en la Pepa, Iglesia tras la Pepa

A las 7:20 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

 

Han corrido ríos de tinta sobre el papel de la Iglesia española de aquellos años en la redacción y promulgación de la Constitución Española de 1812, la Pepa, proclamada tal día como hoy hace dos siglos.

Deseo fijarme solamente en dos aspectos que nacieron por aquellos revoltosos años y han llegado hasta nosotros.

El primero es la línea de pensamiento que defiende que la Iglesia Católica debe exigir meter la cuchara en el plato de las decisiones políticas concretas y ordinarias.

El segundo es la línea de pensamiento que advierte que la Iglesia Católica tiene que estar por esencial definición abstraída de los aconteceres sociales y políticos concretos y dedicarse al culto en el interior del templo.

Con estas dos ruedas, aparentemente paralelas, hemos circulado por las vías de la historia española en los últimos doscientos años pegándonos unos torpazos catalogados de siniestros totales, o hemos sufrido persecuciones descomunales en las propiedades, en las vidas y las haciendas de muchos miembros institucionales de la propia Iglesia en España.

¿Se equivocaron los eclesiásticos doceañistas con entrar en unas Cortes Constituyentes como las gaditanas?. ¿Debieron permanecer en sus templos, obispados o monasterios y dejar que el brazo secular hubiera construido el primer edificio constituyente en España?. ¿Recibieron, más tarde, aquellos eclesiásticos y sus sucesores unas venganzas que no se revelaron en las Cortes gaditanas, pero que estaban latentes en la sesiones de redacción y promulgación de la Pepa?

Sea la que sea la contestación que demos a estas preguntas, la Iglesia española que sale de la Constitución gaditana no sospechaba lo que con el paso de los años iba a padecer mucho, ella misma, en formas de desamortizaciones, incautaciones, ventas, exclaustraciones, asesinatos y demás formas persecutorias.

El anticlericalismo clásico español recogido en la literatura picaresca del Siglo de Oro, tomó una carta de ciudadanía, tras la proclamación de la Pepa, que, ni siquiera, hoy ha desaparecido del lenguaje común, de las proclamas miteneras de estos días por tierras andaluzas.

Creo, es mi opinión personal, que los miembros de la Iglesia presentes en las Cortes de Cádiz, creyeron de buena fe que con su presencia, su acción, su actuación, su plasmación en el texto constitucional, daban a la Iglesia presente y a la Religión Católica, en concreto, una fundamentación legal para ser el elemento vertebrador religioso, caritativo, cultural y docente del futuro de España.

Se equivocaron de buena fe. La realidad histórica posterior demostró su craso error. Pudo más la masonería, muy presente, en muchos diputados firmantes de la primera Constitución de las muchas que hemos tenido hasta ahora. Aquella masonería fue la que dirigió, y lo hace hasta hoy el brutal enfrentamiento contra la Iglesia Católica.

Por lo tanto, hoy me alegro por la fecha del bicentenario de la Pepa, y reflexiono sobre cómo la historia futura nunca la podemos escribir en el presente, y cómo la historia pasada sigue siendo maestra de la vida, sabiendo que la Iglesia, aquella y la de hoy, sigue teniendo a los masones que no paran de demoler, nunca lo conseguirán, la cimentación petrina de la Iglesia fundada por Cristo el Salvador del mundo.

Tomás de la Torre Lendínez