5.03.12

El síndrome patológico de la vuelta atrás

A las 7:40 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

 

Siempre me ha llamado la atención clínicamente, como observador elemental de la psicología humana, las personas que viven en el hoy anhelando trasladarse a un pasado que juzgan mucho mejor que el presente.

Esto les trae vivir en un dualismo maniqueo que les convierte en seres humanos tristes, amargados, fugitivos, y perseguidos por un fantasma que es más grande que sus propias sombras sobre el suelo cuando está el sol en pleno zenit.

Cuando estos casos se encuentran dentro de la Iglesia Católica siento compasión por estos cristianos funestos y sufridores de uno de los peores síndromes de esquizofrenia patológica que los lleva a vivir en una completa depresión.

Cuando estos casos se dan en otra confesión cristiana, los afligidos enfermos sostienen que quien no está con ellos son sus propios enemigos, llegando a romper con los pocos y buenos lazos de amistad que han disfrutado largos años.

Si en ambas situaciones, estos pacientes saben escribir y desean comunicar que sus vidas son las autenticas y que las de los otros están equivocadas. El drama pasa a tragedia mental en cuestión de pocas fechas.

En el primer caso, están siempre contra tales o cuales espantapájaros buscándoles el hueco por donde hincarles la pluma para convencer a un monigote de que volver para atrás en la Iglesia Católica es siempre mejor que vivir el presente. Como no lo consiguen su hundimiento depresivo avanza rapidemanete el hoyo abajo.

En la segunda situación, la locura es total, el odio es aberrante, el hilo de sangre escupida se les nota por la comisura de los labios, sacan la pluma como los viejos espadachines clavándola en el corazón de sus fantasmas y escriben con dolor porque no tienen razón, nadie les escucha, nadie les contraataca, y la sociedad sigue elaborando su propia historia sin tener en cuenta al loco que clama a voces volver a reescribir la historia según encuentra en fuentes inexistentes donde la fabulación reina sin las purezas que el escribiente le atribuye.

Los dos tipos de locura han sido estudiados por los psiquiatras más eminentes. Uno de ellos me confirma y argumenta afirmando que son casos perdidos sin salvamento clínico, ni farmacológico, ni con ingreso en una casa de reposo, ni en ninguna parte.

Solamente, me indica como cristiano, la mejor medicina es la oración por los dos casos, consiguiendo que sufran poco, no hacer caso a sus escritos y mantener una firmeza en las convicciones propias de los que, gracias a Dios, estamos libres de una enfermedad mental como las descritas más arriba.

La soledad será la fiel compañera de estos tipos de locura. Les conducirá hasta el final de sus días. Es doloroso que aún, viviendo en soledad progresiva, no se les abra los ojos para recuperar su estabilidad mental. Así de cruda, dura y trágica es la enfermedad que padecen.

Tomás de la Torre Lendínez