4.03.12

 

Los socialistas españoles llevan tiempo empeñados en atacar a la Iglesia, su financiación, su presencia en la arena pública, etc. No creo que exista en toda Europa una izquierda tan casposa, tan decimonónica y tan patéticamente anticlerical. Los liberales de siempre son nacionalcatólicos si se les compara con el actual PSOE. De forma que los pocos políticos católicos que forma parte de sus filas deben de estar viviendo en una especie de paraonia bipolar. Es difícil encontrar más odio e inquina irracional hacia el catolicismo y lo que significa para este país. Difícil, pero no imposible. Basta pasarse por Libertad Digital y leer a su articulista protestante. Pero ese es otro tema…

Que la Iglesia Católica le ahorra al estado una millonada gracias a su labor social es algo conocido. Incluso los colegios católicos concertados le salen al país mucho más baratos que si sus plazas tuvieran que ser cubiertas por la escuela pública. Y sí, es cierto que la Iglesia tiene un tratamiento fiscal beneficioso para sus arcas en algunos aspectos, como sus propiedades inmobiliarias, pero no es diferente del que tienen otras organizaciones religiosas y cívicas.

Además, a diferencia de partidos políticos, sindicatos, cine, deporte, etc, cuyas actividades son financiadas con dinero público sin que a nadie se nos pregunte si queremos que nuestros impuestos vayan destinados a semejantes menesteres, la Iglesia cuenta con una casilla en la declaracion de la renta que puede ser marcada o dejada sin marcar a libre elección del contribuyente. Es decir, el estado se convierte en mero recaudador de lo que los españoles quieren dar a la Iglesia.

Aun así, yo sería partidario de ir concienciando a los fieles de que es necesario que la financiación de la Iglesia parta únicamente de sus aportaciones directas. Si conseguimos tal cosa, esta izquierda repelente no podrá amenazarnos con retirarnos aquello que en justicia nos corresponde. A mí me encantaría poder decirle al PSOE que se meta la casilla de la declaración de la renta por donde les quepa. Y si además quiere retirar el concierto, que se atenga a las consecuencias económicas y sociales. Ya está bien de que usen a la Iglesia como un muñeco del pim, pam, pum contra el que desahogarse por su incapacidad de gobernar decentemente esta nación. Si ellos son una panda de ineptos la culpa no la tienen los obispos ni la tenemos los que vamos a Misa cada domingo.

En todo caso, la Iglesia nunca dejará de ayudar a los más necesitados. Cáritas y Manos Unidas estarán ahí siempre. Ahora bien, una Iglesia más pobre tendrá que redirigir su ayuda en primer lugar hacia quienes dentro de ella pasan más necesidad. Es decir, no vamos a permitir que haya curas con un sueldo de 400 euros que tengan que escarbar entre los restos de los contenedores de basura para encontrar alimentos. Los que quieren ahogar económicamente a la Iglesia deben saber -y de hecho lo saben- que su labor social se verá afectada seriamente si logran sus pretensiones. Y muchos sospechamos que sin esa labor, este país iría hacia un estallido social de dimensiones apocalípticas. Claro, que eso es algo que interesa mucho a una izquierda instalada en el populismo, en la corrupción, en la miseria moral.

La Iglesia sabe vivir en la pobreza. Lo ha hecho en muchos lugares del mundo y en muchas épocas. ¿Sabría vivir esta España en crisis con una Iglesia pobre y por tanto limitada en sus esfuerzos para dar de comer al hambriento y de beber al sediento? Téngalo en cuenta aquellos que vayan a votar en Andalucía y en Asturias el 25 de marzo. No es plan de apoyar a quienes quieren atacar a Aquella que ayuda a los necesitados que el estado no puede o no quiere atender. Si no hay otra alternativa política que se considere votable, es preferible quedarse en casa. Cualquier cosa antes que hacer de Judas Iscariote dando el voto a esos enemigos de Cristo y de su Iglesia.

Luis Fernando Pérez Bustamante