Protestan los habitantes de la zona donde se construirá

Polémica en Francia por la apertura del primer templo mormón

 

La apertura de la primera iglesia mormona en Francia, prevista para este año en una localidad de las afueras de París, ha despertado la animadversión de los habitantes de la zona, que temen importantes concentraciones de gente, informa hoy el vespertino «Le Monde». La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha comprado por 80 millones de euros un inmueble en la localidad de Chesnay, al oeste de la capital, no muy lejos del palacio de Versalles, para convertirlo en el primer templo de su confesión.

22/01/12 9:42 AM


 

(Efe) Un grupo de habitantes de la ciudad ha comenzado a través de internet una recogida de firmas que ha reunido ya unos 4.000 partidarios de reclamar una consulta pública sobre ese templo que amenaza con perturbar la vida de sus ciudadanos.

La polémica ha llegado incluso al Ayuntamiento, donde un concejal presentó la dimisión en protesta por la decisión del alcalde de conceder el permiso a la iglesia.

Los responsables de la iglesia mormona en Francia niegan que vayan a producirse problemas y aseguran que el templo se dedicará exclusivamente a la celebración de bodas y a la acogida de retiros espirituales.

Agregan que los actos de liturgia habituales se celebran en lugares más modestos sin signos exteriores que indiquen que se trata de un templo.

La iglesia mormona, que cuenta en Francia con unos 35.000 fieles, no tenía ningún templo en este país, lo que obligaba a sus adeptos a acudir a Alemania o Reino Unido para celebrar sus matrimonios.

Con unos 300 misioneros repartidos por el país, esperan elevar el número de fieles, gracias en buena medida a la visibilidad que les ofrece el favorito de las primarias republicanas, Mitt Romey, que predicó la palabra mormona entre 1966 y 1968 en Brest, Burdeos y Le Havre.

Un responsable de la iglesia indicó a "Le Monde" que la idea de construir un templo en Francia responde a la voluntad de su "presidente-profeta" de multiplicar los lugares de culto en el mundo.

Su consigna es "que los templos vayan a los fieles y no al revés", indicó el responsable en Francia de una confesión que cuenta con 14 millones de adeptos en todo el mundo.