5.08.11

La verdadera mística

A las 12:12 PM, por Luis Fernando
Categorías : Apologética católica, Espiritualidad cristiana

 

En el día de ayer un lector tuvo a bien dedicar media hora de su tiempo a escribir un comentario/artículo en el post previo a este. Su nick es “Asombro". Creo que es la primera vez que respondo a un comentario con un post y dudo que vuelva a hacerlo en el futuro. La razón es que dicho comentario está lleno de típicos tópicos sobre la fe cristiana y católica, sobre Cristo y la Iglesia. Y aunque el autor está muy lejos de la fe, al menos demuestra tener cierta sensibilidad a las cosas espirituales. Que viendo como está hoy todo, no es poca cosa.

Este post tiene un cierto cariz apologético, pero mi intención no es ganar un debate sino mostrar lo que se me ha mostrado en relación a la fe. Primero va lo que escribió Asombro y luego mis comentarios:

A muchos de estos pequeños nos enseñaron, en efecto, pero no quien era Cristo, sino quienes creian los que nos enseñaban, quien era Cristo. Cristo es una experiencia, no una persona. Una experiencia que tuvo la persona que hoy idolatrais en las iglesias. Esa persona, es como Buda, como Lao Tse, como Ramana Maharshi, por poner ejemplos.

Veamos, la Iglesia, en cuanto que transmisora del evangelio, de la Revelación cristiana, enseña quién es Cristo, no qué es lo que a tales o cuales personas les parece o les pareció quién era Cristo. Para saber quién es el Señor la primera fuente es el Nuevo Testamento. Y en especial los cuatro evangelios. Todo el NT está escrito por testigos directos de sus enseñanzas o por discípulos de quienes fueron sus testigos.

Dices que Cristo no era una persona sino una experiencia. Y lo comparas con otros líderes religiosos. Primer error. Cristo es Dios hecho hombre para explicar al hombre quién es Dios. No es un hombre hablando de lo que cree que es Dios. Para saber de verdad quién es Dios, la única certeza que podemos tener es creer a Dios mismo hablando de sí. Y ese es Jesucristo. Por supuesto, en Cristo no solo alcanzamos un conocimiento teórico sobre Dios. En Él se nos ofrece una experiencia personal directa con el Creador. La fe es una vivencia, no un mero conjunto de ideas más o menos útiles. Si no se produce un encuentro personal con el Salvador, algo falta. Es más, falta lo esencial.

Esa persona se expresó en los terminos que podía, y hablo de acuerdo con las enseñanzas judías. Esa persona dijo “dioses sois", pero las iglesias ignoran esa llamada. Somos dioses lo mismo que él, pero las iglesias cristianas han excomulgado y declarado herejes a quienes lo descubrían, y han utilizado la represion contra todos aquellos que se acercaban a la verdad de Cristo. Algunas de esas personas, una vez muertas, y puesto que ya no son peligrosas para el poder eclesial, son declaradas santos con toda pompa, pero cuando vivieron, fueron perseguidos a muerte.

Crees que Cristo estaba limitado por las enseñanzas judías. Es justo al revés. El judaísmo veterotestamentario fue el caldo de cultivo necesario para la llegada de la Revelación completa. Lo explica muy bien el primer capítulo de la epístola a los hebreos. Dios había hablado antes en boca de los profetas. Ahora Dios habla por medio del Hijo. Es decir, abre de par en par la puerta que permite al hombre reconciliarse con Aquel del que se había alejado por medio del pecado. Y va más allá. Dios no sólo habla por medio del Hijo, sino que envía el Espíritu Santo para que more en cada corazón, de forma que el contenido de la Revelación no sea letra muerta, sino verdadera guía para el creyente. Ahora bien, nada de lo que hace el Espíritu Santo en la vida del fiel contradice lo revelado. Todo lo contrario. De tal manera que quien cree superada o incompleta esa revelación, en realidad está prestando atención a otro espíritu, sea el propio o sea de procedencia no divina.

Ser apostata ha sido una de las mayores causas de condena a muerte en el pasado. Cuanta gente ha muerto en nombre de Dios, es imposible de saber. Torturas, ejecuciones publicas, asesinatos en masa, genocidios… todo en nombre de un dios que no existe mas que como un concepto creado en las mentes de personas que carecen de experiencia mistica. Si yo os dijera que yo tuve repetidas veces experiencias misticas, os volveriais contra mi, del mismo modo que otros se volvieron contra Jesus el Cristo. “Muchas obras buenas he hecho, ¿por cual de ellas me apedreais?” “No te apedreamos por ninguna de esas obras, sino porque te haces igual a Dios”

Ser apóstata ES causa segura de muerte eterna hoy y siempre. Quien habiendo sido iluminado por la verdad, se aparta de la misma camino de la mentira, es el mayor desgraciado -en un sentido espiritual- sobre este planeta. Esto que digo lo explica la mar de bien la Escritura en 2ª Ped 2,20-22.

Ciertamente en nombre de Dios se han cometido muchas barbaridades. No pocas de ellas por mano de cristianos e incluso de miembros destacados y con autoridad en la Iglesia. Lo cual confirma que el hombre necesita ser fiel a Dios para ser “bueno”. Eso es sólo posible por gracia. Quien se aparta de la misma, en mayor o menor grado, cae en el abismo del pecado y llega a convertirse en un auténtico enemigo de Dios y del resto de los hombres. De hecho, suele haber más maldad en aquellos que pudiendo obedecer a Dios por la acción de la gracia, optan por la desobediencia, que en aquellos que apenas han sido iuminados por Aquél que “ilumina a todo hombre” (Jn 1,9). No debe sorprendernos tal cosa. Uno de los ángeles más bellos y magníficos, encargado de dirigir la adoración a Dios, se convirtió en la criatura más maligna de la creación cuando abandonó el propósito para el que fue creado. De igual manera, cuando los cristianos dejan de ser sal de la tierra y luz del mundo, pueden convertirse en la mayor escoria que pisa la faz del orbe.

Pero es que somos igual a Dios. No solo él, yo, tu y todos. Pero eso no son palabras, eso hay que experimentarlo de verdad. Quien lo experimenta entiende muchas cosas que vienen en la Biblia, y otras que no vienen en la Biblia, sino en sutras, o en escritos de otras tradiciones. Dios no es un concepto, es una realidad. No cabe en palabras, os podeis pasar siglos estudiando teologia, y no conseguireis mas que agotar vuestra mente conceptual. En cambio una verdadera experiencia mistica, basta para despejar toda duda.

Parece evidente que caes en la tentación del ángel caído. La teosis, o deificación del cristiano, es doctrina cristiana segura. San Pedro dice en 2ª Ped 1,3-4 que somos llamados a ser “participantes de la naturaleza divina“. San Juan asegura en 1ª Jn 3,2 que seremos “semejantes a Dios“. Y es en ese sentido en el que hay que entender lo de “sois dioses” del que hablas, Asombro. Ahora bien, una cosa es participar de la naturaleza divina y otra ser Dios mismo. Una cosa es ser semejante a Dios y otra ser Dios. A pesar de que en la persona de Cristo la humanidad se hace una con la divinidad, no todos los hombres se convierten en dioses. Siempre habrá un salto insalvable entre el Creador y sus creaturas, por mucho que algunas de ellas, hechas a su imagen y semejanza, alcancen el mayor grado posible de deificación. Dios será siempre objeto de adoración por el hombre. Y el hombre nunca podrá ser objeto de adoración por otro hombre u otra criatura. Sólo Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es adorado en su humanidad y su deidad.

Respecto a las experiencias místicas, ciertamente existen. El mismo San Pablo da testimonio de haber vivido alguna. Y muchos santos a lo largo de la historia nos cuentan las que experimentaron. Ahora bien, no hay mayor experiencia mística que saberse hijo amado de Dios. Y eso viene sólo de la fe, que a su vez es un don de Dios al hombre. Sin embargo, existen muchas experiencias pseudo-místicas que aparentemente pueden provenir de Dios, pero cuyo origen queda claro al provocar en el que las vive un efecto nefasto. Quien dice “yo soy Dios” no ha experimentado la unión mística con Dios sino que es víctima del pecado de la idolatría hacia sí mismo. La única manera de saber si lo que se vive es misticismo genuino o un engaño, es comprobar que la conciencia se alinea con la revelación de Dios o, por el contrario, se sitúa al margen de ella.

Las iglesias no sirven para transmitir la experiencia de Cristo, solo para ahogarla en doctrinas. Los que os aferrais a la letra, sois como quienes se aferran a una señal de trafico que indica un destino, pero jamas se ponen en marcha hacia el destino. La iglesia no puede comunicar nada mas que doctrinas, escepto algunos de sus miembros que comunican una verdad interior que han alcanzado merced a su practica contemplativa. Esas personas sintonizan hoy en dia a la perfeccion con misticos de otras tradiciones, como el budismo, y yo he visto a personas contemplativas sinceras hablando con lamas tibetanos, con total entendimiento y sintonia, porque habian experimentado lo mismo (unos lo llaman Dios, otros lo llaman Naturaleza de Buda, otros de otras maneras)

La Iglesia de Cristo es columna y baluarte de la verdad (1 Tim 3,15). Es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Ef 1,23). Es incluso la encargada de trasnmitir la multiforme sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares celestiales (Ef 3,10). Tanto más a los hombres.

La buena doctrina no sólo no ahoga la experiencia de Cristo sino que es la puerta y camino veraz hacia dicha experiencia. El Señor no dejó al hombre al albur de su propia capacidad de encontrarse con Dios. Dejó una Palabra segura y un instrumento vivo que interpreta adecuadamente dicha palabra, que es la Iglesia. Gobernada por el Espíritu Santo, es infalible en todo aquello que tiene que ver con la transmisión de la Revelación de Dios para los hombres. Lo cual no es óbice para que muchos de sus miembros hayan caído, y caigan, en el pecado. Precisamente el pecado de los hombres y mujeres de Iglesia supone un grave obstáculo para su labor evangelizadora. Pero ni siquiera ellos pueden opacar su luz. Siendo de origen divino, la Iglesia de Cristo no puede ser ahogada por el mal testimonio de muchos de sus hijos. Brilla mucho más la luz de sus santos, que son ejemplo vivo de la acción de la gracia de Dios operando en los hombres para su santificación. Quienes sólo miran el pecado de los cristianos son por lo general aquellos que no soportan mirar a la luz de los santos. La verdadera santidad ciega a quienes persisten en vivir en el error y en las tinieblas. Es necesario abrirse por gracia al don de la fe para comprender de verdad qué es la Iglesia y cómo se vale el Señor de ella.

¿Que es apostatar? ¿Abandonar la fe? Pero ¿que es la fe? Si es una creencia, entonces no siginifica nada, al contrario, las creencias tarde o temprano deben abandonarse para entrar en la esperiencia verdadera de Dios. Pero la fe no es ninguna creencia, ese es el error. La fe proviene de esa experiencia interior (y no hablo aqui de un sentimiento o una emocion pasajera). Esa experiencia abre la puerta de la verdadera fe, la que de ningun modo puede perderse.

La fe es un don de Dios. Es una creencia pero mucho más que una creencia. Es conocimiento, comunión y vida. Sin ella no se puede agradar a Dios y sin ella no se puede comprender lo que Dios nos ha revelado acerca de sí mismo. Una vez recibida, se convierte en camino seguro hacia nuestro destino final, que no es otro que Dios mismo. Pero sin duda sí que se puede abandonar ese camino. Mientras vivamos, podemos arrepentirnos y regresar por gracia a la buena senda.

La primera de esas experiencias la tuve a los diez y siete años, cuando murio mi padre. A partir de ese momento, la iglesia dejo de interesarme. Despues vinieron otras, mas o menos grandes, a veces aparentemente por azar, pèro nada es azar. Fue con el Zen con lo que se abrieron las puertas de par en par, y de esto hace ya veinte años. Esas puertas no se cierran jamas, puedo asegurarlo, y entiendo perfectamente todo lo que paso Jesús, por haber tenido el mismo esa experiencia (sin duda mas fuerte que la mia). Si el llego a dejarse matar, por no renunciar a lo que sabia, eso da una imagen de lo fuerte que fue en su caso la experiencia.

Una experiencia “mística” que lleve al que la tiene a alejarse de la Iglesia sólo puede tener el mal y el engaño como origen. No en vano San Pablo dice que Satanás se disfraza como ángel de luz. No hay caminos intermedios, ni atajos. O con Cristo y la Iglesia o fuera de Cristo y de la Iglesia. En ocasiones Dios se puede valer de determinadas circunstancias de nuestra vida para atraernos a Él y a la Iglesia. Pero el destino final no es otro que estar en comunión con la Cabeza, que es Cristo, y con el Cuerpo, que es la Iglesia. O sea, el Cristo total del que hablaba San Agustín. No puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia como Madre. Esto se acepta o no se acepta. Pero de su aceptación, que sólo puede dársenos por gracia, depende ni más ni menos que nuestra salvación.

¿Y quienes lo mataron? Vosotros, LF, vosotros. Vosotros la matasteis como me matariais a mi si pudiereais. De hecho ya me has matado con tu pequeño comentario al anterior post. Estos pequeños son apostatas y Dios ha hecho un infierno para ellos, dejale que vaya al infierno bla bla bla. Ya me has condenado LF, como la inquisicion condenaba a tantos y tantos que declaraban lo mismo que declaro Jesus delante de los tribunales, diciendo que eran Hijos de Dios tambien ellos, o cosas similares. El maestro Eckart sin ir mas lejos, recibio la excomunion cuando ya habia muerto, por fortuna.

Yo no te mato. Yo no soy quien te ha guiado hacia el alejamiento de la Iglesia. A mí no me eches las culpas de tus pecados. Me limito a dar testimonio, lo mejor que puedo, de aquello en lo que creo. Que ha de ser lo que enseña la Iglesia, porque si no, mejor me callo. Incluso si lo hiciera nefastamente no tendrías excusa. Santos y santas lo han hecho infinitamente mejor que yo y a ellos puedes acudir.

Esas experiencias no son tan raras hoy en dia, yo he conocido un buen numero de personas que las han pasado (el ultimo un sacerdote catolico que se vio en una situacion delicada de cara a su iglesia) He visto mas y mas personas que de un modo a veces buscado y a veces sin buscar, han encontrado lo que Jesus expreso como “El padre y yo somos uno, nadie sube al padre si no es por mi". O “yo soy el camino". El dia que tu puedas decir eso mismo “yo soy el camino” habras conocido a Cristo.

Si llega ese día, Dios no lo quiera, entonces es que habré pisoteado la sangre de Cristo, habré traicionado a mi Dios y Señor y habré entrado de cabeza al infierno en vida. Yo, por gracia, ando por el camino, que es Cristo mismo. Y si se me concede por gracia ser instrumento de la voluntad de Dios, de forma que no sea más yo el que obre sino Cristo en mí, podré llegar a ser modelo de peregrino para otros. Pero siempre será Jesucristo el camino, la senda, el principio y el fin del camino hacia el Padre. Quien se crea camino, quien se crea Cristo mismo, está ciego. Y no puede hacer otra cosa que guiar a otros ciegos hacia el abismo.

Lo demas son ideas, conceptos, creencias que no sirven mas que para cansarte y cansarnos a todos. Esta pagina tuya es simplemente un error, no sirve para otra cosa que para cerraros en un soliloquio cada vez mas sordo y contraproducente.

Esta página no es mía, sino de todos los que formamos InfoCatólica. Y el día en que Dios crea que no debe seguir adelante, llegará a su fin.

Te dejo, no volvere a entrar a escribir aqui en mucho, mucho tiempo, y cuando vuelva (si es que vuelvo) no sere Asombro. Yo no soy apostata, amigo, lo seria si dejara mi experiencia de Dios para seguir una doctrina muerta como la tuya (no la de Cristo). Eso si seria apostasia, dejar verdaderamente a Cristo. Lo tuyo es solo palabreria inutil. No digo que no sirva para nada hablar, la palabra es importante, pero es despues, no antes de esa experiencia, cuando hay que hablar. Yo he callado por conejo de mis maestros mucho tiempo, y sigo callando. Esto no es hablar, es solo perder el tiempo escribiendo en tu blog, pero al menos he intentado llegar a tu corazon duro y cerrado (hasta tu foto muestra tu falta de amor).

He de confesar que me he reído bastante con lo de la foto. Ahora tengo otro aspecto. Sin barba. En todo caso, lo que te tenía que decir ya te lo he dicho.

Un saludo desde la verdadera fe, aquello por la que Jesus dio su vida. Escribo solo para ti esta vez, y he perdido una buena media hora. No esta mal, para salvar un alma perdida, smiles.

Adios, no contestes, no voy a volver a entrar por aqui.

No sé cuánto tiempo le he dedicado a este post ni me importa. Quiera Dios darte el don del arrepentimiento para que regreses a la fe en la que un día fuiste bautizado. La salvación se nos ofrece gratuitamente pero a Cristo le consiguió mucho conseguirla para nosotros en la Cruz. No es plan de que la desechemos. La única mística divina es la que nos lleva por la senda de la Revelación y la obediencia a la Madre y Maestra, que es la Iglesia. Todo lo demás es auto-engaño o engaño del padre de toda mentira.

Pax tecum,
Luis Fernando Pérez Bustamante