Mundo
02/08/2011

23 heridos al estallar un coche bomba junto a una parroquia siro-católica en Irak. La policía evita que dos vehículos más estallen en otras iglesias de Kirkuk

La parroquia de la Sagrada Familia, en Irak, ha sufrido esta madrugada un ataque terrorista que ha provocado 23 heridos y cuantiosos daños materiales en la iglesia y los edificios cercanos. En el momento de la explosión, el sacerdote Imad Yalda era el único ocupante de la parroquia. Los otros 22 heridos se encontraban en los alrededores y fueron alcanzados por la explosión.


 

Además de este ataque, los terroristas pretendían hacer explotar otros dos coches bomba junto a la iglesia Mar Gourgis y la cristiana anglicana, ambas en el casco viejo de Kirkuk. La policía recibió los avisos de bomba y pudo encontrar los vehículos antes de la detonación.

Según un portavoz del arzobispo de Kirkuk, los terroristas han elegido uno de los barrios más pobres de la ciudad, destruyendo no sólo el templo sino numerosas viviendas y negocios. "He visitado el barrio y el hospital y había mucha gente llorando. Es triste, porque se supone que estamos en un mes de ayuno y oración, de hacer cosas buenas" (refiriéndose al ramadán).

En los últimos años se han producido numerosos ataques contra cristianos iraquíes. Sin embargo, la ciudad de Kirkuk era una zona relativamente segura para los católicos, que llegaban huyendo de la violencia de Mosul o Bagdad. Los cristianos de Kirkuk, con su arzobispo al frente, son conocidos por su trabajo y esfuerzos por promover la armonía interreligiosa y la paz.

El sacerdote Haithem Akram cree que la comunidad cristiana en Irak es un objetivo fácil para los terroristas porque no disponen de una milicia que les proteja. Los ataques han provocado el exilio de más de un millón de personas, pero el P. Akram asegura que "aunque quieran hacernos huir, no lo conseguirán. Vamos a quedarnos en nuestro país".

El arzobispado de Kirkuk ha recibido numerosas llamadas de apoyo y condena del acto terrorista. El arzobispo pedirá a los imanes chiíes y sunníes que condenen estos inhumanos ataques en sus mezquitas y rechacen los actos de violencia. El Papa y el congreso de Estados Unidos han reclamado al gobierno de Irak más protección para la comunidad cristiana del país.