23.04.11

Cuando el Papa sale en la televisión

A las 8:54 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Papas
 

Un acontecimiento sin precedentes. No la intervención de Benedicto XVI en la TV italiana sino que, por primera vez en la historia, el Papa respondió directamente y sin mediaciones a siete preguntas realizadas por igual número de personas del público. Ocurrió este Viernes Santo en el programa “A su imagen” de la cadena pública Rai. El segmento se llamó “Preguntas sobre Jesús” y durante el mismo Joseph Ratzinger tocó temas de profunda teología pero también de cotidiana actualidad.

Un episodio de semejante importancia fue recibido con entusiasmo por católicos y no, salvo alguna polémica sobre cómo fue tratada la figura del obispo de Roma. En ciertos ambientes italianos no gustó que la entrevista fuese dividida por preguntas, transmitida por partes y desglosada por comentaristas en un estudio. Cuestión de formato televisivo, nada de preocupante.

Este sábado el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, reveló que la decisión de aceptar la entrevista fue directamente del Papa, interesado en abrir un amplio debate sobre el tema de Jesús en la sociedad moderna. La iniciativa tuvo un fuerte impacto, al menos en el plano mediático aunque el mismo portavoz reconoció que el gesto no tuvo que ver con una apuesta a la popularidad.

Así, en la pantalla pudo verse a un Benedicto XVI simple, capaz de explicar el sentido del dolor a una niña japonesa de siete años que vivió en carne propia el terror tras el tsunami o de reconocer el coraje de una madre que vive, día tras día, junto a su hijo en estado vegetativo.

Una vez más el Papa se dio cuenta que, para transmitir su mensaje, debe utilizar con valentía los medios a su alcance. Ya había ocurrido con el libro-entrevista “Luz del mundo” con Peter Seewald, que se convirtió en un best-seller con más de un millón de copias vendidas.

Según cada caso los periodistas a nivel internacional se interesaron por una u otra respuesta de Joseph Ratzinger, se concentraron mayormente en los temas de actualidad como tsunami japonés, el estado vegetativo, el conflicto de Costa de Marfil o los cristianos perseguidos en Irak. Pero en la séptima y última contestación hay una verdadera noticia: el pontífice descartó que vaya a realizar nueva consagración de la humanidad a la Virgen, algo que diversos grupos estaban esperando. Pidió, más bien, interiorizar las consagraciones ya realizadas por sus predecesores.

A continuación la referida pregunta y respuesta, con la recomendación de leer todo el cuestionario (completo aquí), ejercicio necesario para entender a Benedicto XVI.

Santo Padre, la última pregunta es acerca de María. A los pies de la cruz, hay un conmovedor diálogo entre Jesús, su madre y Juan, en el que Jesús dice a María: “ He aquí a tu hijo” y a Juan : “He aquí a tu madre”. En su último libro, “Jesús de Nazaret”, lo define como “una disposición final de Jesús”. ¿Cómo debemos entender estas palabras? ¿Qué significado tenían en aquel momento y que significado tienen hoy en día? Y ya que estamos en tema de confiar. ¿Piensa renovar una consagración a la Virgen en el inicio de este nuevo milenio?

BXVI.- Estas palabras de Jesús son ante todo un acto muy humano. Vemos a Jesús como un hombre verdadero que lleva a cabo un gesto de verdadero hombre: un acto de amor por su madre confiándola al joven Juan para que esté segura. En aquella época en Oriente una mujer sola se encontraba en una situación imposible. Confía su madre a este joven y a él le confía su madre. Jesús realmente actúa como un hombre con un sentimiento profundamente humano. Me parece muy hermoso, muy importante que antes de cualquier teología veamos aquí la verdadera humanidad, el verdadero humanismo de Jesús. Pero por supuesto este gesto tiene varias dimensiones, no atañe solo a ese momento: concierne a toda la historia.

En Juan, Jesús confía a todos nosotros, a toda la Iglesia , a todos los futuros discípulos a su madre y su madre a nosotros. Y esto se ha cumplido a lo largo de la historia: la humanidad y los cristianos han entendido cada vez más que la madre de Jesús es su madre. Y cada vez más personas se han confiado a su Madre: basta pensar en los grandes santuarios, en esta devoción a María, donde cada vez más la gente siente: “Esta es la Madre. ” E incluso algunos que casi tienen dificultad para llegar a Jesús en su grandeza del Hijo de Dios, se confían a la Madre sin dificultad. Algunos dicen: “Pero eso no tiene fundamento bíblico”. Aquí me gustaría responder con San Gregorio Magno: “ A medida que se lee – dice – crecen las palabras de la Escritura. ” Es decir, se desarrollan en la realidad, crecen , y cada vez más en la historia se difunde esta Palabra.

Todos podemos estar agradecidos porque la Madre es una realidad, a todos nos han dado una madre. Y podemos dirigirnos con mucha confianza a esta madre, que para cada cristiano es su Madre. Por otro lado la Madre es también expresión de la Iglesia. No podemos ser cristianos solos, con un cristianismo construido según mis ideas. La Madre es imagen de la Iglesia , de la Madre Iglesia y confiándonos a María, también tenemos que confiarnos a la Iglesia , vivir la Iglesia , ser Iglesia con María.

Llego ahora al tema de la consagración: los papas – Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo II – hicieron un gran acto de consagración a la Virgen María y creo que , como gesto ante la humanidad, ante María misma, fue muy importante. Yo creo que ahora sea importante interiorizar ese acto, dejar que nos penetre, para realizarlo en nosotros mismos. Por eso he visitado algunos de los grandes santuarios marianos del mundo: Lourdes, Fátima, Czestochowa, Altötting …, siempre con el fin de hacer concreto, de interiorizar ese acto de consagración, para que sea realmente un acto nuestro.

Creo que el acto grande, público, ya se ha hecho. Tal vez algún día habrá que repetirlo, pero por el momento me parece más importante vivirlo, realizarlo, entrar en esta consagración para hacerla nuestra verdaderamente. Por ejemplo, en Fátima, me di cuenta de cómo los miles de personas presentes eran conscientes de esa consagración, se habían confiado, encarnándola en sí mismos, para sí mismos. Así esa consagración se hace realidad en la Iglesia viva y así crece también la Iglesia. La entrega a María, el que todos nos dejemos penetrar y formar por esa presencia, el entrar en comunión con María, nos hace Iglesia, nos hace, junto con María, realmente esposa de Cristo.

De modo que, por ahora, no tengo intención de una nueva consagración pública, pero si quisiera invitar a todos a incorporarse a esa consagración que ya está hecha, para que la vivamos verdaderamente día tras día y crezca así una Iglesia realmente mariana que es Madre y Esposa e Hija de Jesús.