Mensajes cargados de vida

P’adelante… aunque cueste

Capaces de narcotizar tanta desesperanza, tanta visión agorera

José Antonio Solórzano, 11 de abril de 2011 a las 14:31

 

(José Antonio Solórzano, Escuelas Católicas).- Regreso de Canarias. Estuve el fin de semana en las Jornadas de Pastoral que vienen celebrándose desde hace 20 años; esta vez en el Colegio Pureza de María de Los Realejos. Asistieron 370 educadores/as. El clima que supieron darle a estas jornadas fue cálido, como el que llevan en el corazón y les envuelve por todas partes.

Allí, como en Andalucía, se puede decir de todo, sin escándalos, sin alambres, sin actitudes punzantes posteriores, porque allí se puede hablar con suficiente libertad de casi todo y para todos sin que haya malpensantes. En la elemental mesura, claro. Todo lo reciben con humor, con gracia, con apertura.

Y aunque se suele decir que "las islas aíslan", cuando uno va -al menos de visita- todo te lo hacen más próximo y amigable. No son propicios al escándalo fácil; el buen clima no les deja espacio para las estrecheces mentales y morales. Que pueden parecernos más lentos... quizá, pero más cercanos y entrañables, sin duda, que es lo que importa. Hasta el mismo Obispo Don Bernardo, por ser de la tierra, estuvo de lo más natural y afable, riendo con todo, de todos los chascarrillos, disfrutando con todos.

Pero no era de estas jornadas de lo que quería hablar, no.

Al marchar de la isla, camino del aeropuerto, pude leer un enorme cartel que decía “P’adelante… aunque cueste”, con fondo verde. Le pregunté al taxista y nos explicó que todos los días un escultor que vive allí, coloca un mensaje nuevo. Y decía el taxista vasco-argentino-ya-canario (el día antes había ido a ver, escuchar y disfrutar a Les Luthiers), que la mayoría de los días tiene mensajes y pensamientos muy acertados, muy para rumiar.

Me pareció genial que haya gente así; gente que sabe remontarse por encima de las dificultades y es capaz de lanzar una voz de entusiasmo y vida, de esperanza y optimismo sin perder el pie en la realidad más grosera. Y uno se queda con ganas de conocer a ese artista. O mejor no conocerle, para que su anonimato sea levadura en la masa. Seguro que las obras salidas de sus manos tienen toda la fuerza volcánica de la tierra y embellecen la vida, las plazas, las casas, los paisajes donde habitan.

El mismo taxista nos comentó que se decía que esos mensajes en letrero enorme eran consignas para los narcos, para que los viesen desde el mar y así supieran que… ¡ah, ¿no ven?, también hay malpensantes en Canarias! Y si son señales-guía para navegantes-traficantes con aviesas intenciones, ¿qué?, no por eso dejarían de ser mensajes cargados de vida, capaces de narcotizar tanta desesperanza, tanta visión agorera.

El de este domingo fue todo un empuje “p’adelante”, sin perder la capacidad de realismo, porque el escultor-autor sabe que cuesta, y cuesta mucho seguir adelante.

Llego al avión. Saco del respaldo delantero la revista de Spanair y la primera frase que leo en un artículo sobre Atenas es: La belleza no se define, se reconoce.

Desde la ventanilla, reconozco el paisaje bello de Canarias, el Teide y el enorme letrero… “aunque cueste”.

José Antonio Solórzano
Director del Dpto. de Pastoral