ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 8 de abril de 2011

Santa Sede

El padre Cantalamessa sugiere “prohibir” los chismes

El Vaticano convoca a “bloggeros” del mundo el 2 de mayo

En la Feria del Libro de Santo Domingo la Santa Sede inaugura una era

El 25 de abril, Ángelus del Papa en nombre de los niños

Benedicto XVI invita a apreciar y purificar la piedad popular

El papa aplaude la expansión de la “lectio divina” en Latinoamérica

Mundo

El enviado papal a Costa de Marfil bloqueado

España: Llegan los últimos desterrados de Cuba

Obispo sudanés: la violencia no detendrá la Independencia

Entrevistas

Líder musulmán exulta con la beatificación de Juan Pablo II

Espiritualidad

Predicador del Papa: “La caridad, sin fingimiento”

Evangelio del domingo: Una vida más fuerte que la muerte

Documentación

Criterios de Benedicto XVI para discernir la piedad popular


Santa Sede


El padre Cantalamessa sugiere “prohibir” los chismes
Inoculan veneno dentro de la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org).- "¡Aquí no se hacen chismes!". Este cartel debería ponerse en muchos ambientes de convivencia, también en la Iglesia, según sugirió este viernes el padre Raniero Cantalamessa OFM cap, en la meditación de Cuaresma que dirigió a Benedicto XVI y a sus colaboradores de la Curia Romana.

Al afrontar como argumento la frase de la Carta de san Pablo a los Romanos, "Que la caridad sea sin fingimiento", el fraile capuchino consideró que en el campo de la caridad en la Iglesia hay un aspecto que necesita una conversión: el de los juicios recíprocos.

El hecho de juzgar no es en sí algo malo, aclaró, lo que es malo es el "veneno" que inocula nuestro juicio. "Es decir, el hastío, la condena".

Ante el papa, cardenales, obispos, sacerdotes, y religiosos presentes en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico, Cantalamessa explicó que "el juzgar es una acción neutral, el juicio puede terminar tanto en condena como en absolución y justificación".

"Son los prejuicios negativos los que son recogidos y prohibidos por la palabra de Dios, los que junto con el pecado condenan también al pecador, los que miran más al castigo que a la corrección del hermano", indicó.

"Para estimar al hermano, es necesario no estimarse uno mismo demasiado -siguió diciendo--; es necesario - dice el Apóstol - "no hacerse una idea demasiado alta de sí mismos" (Rm 12, 3). Quien tiene una idea demasiado alta de sí mismo es como un hombre que, de noche, tiene ante los ojos una fuente de luz intensa: no consigue ver otra cosa más allá de ella; no consigue ver las luces de los hermanos, sus virtudes y sus valores.

"Minimizar" debe ser nuestro verbo preferido, en las relaciones con los demás: minimizar nuestras virtudes y los defectos de los demás. ¡No minimizar nuestros defectos y las virtudes de los demás, como en cambio hacemos a menudo, que es la cosa diametralmente opuesta!"

 

La normalización del chisme

El chisme ha cambiado de nombre, se llama gossip", afirmó el sacerdote, o cacareo, comidilla, rumor o cotilleo.

"Parece haberse convertido en algo inocente, en cambio es una de las cosas que más contaminan la convivencia --aseguró--. No basta con no hablar mal de los demás; es necesario además impedir que otros lo hagan en nuestra presencia, hacerles entender, quizás silenciosamente, que no se está de acuerdo".

"En muchos locales públicos antes se ponía: 'Aquí no se fuma', o también, 'Aquí no se blasfema'. No estaría mal sustituirlas, en algunos casos, con el escrito: '¡Aquí no se hacen chismes!'", concluyó.

Puede leerse la predicación del padre Cantalamessa en http://www.zenit.org/article-38893?l=spanish

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El Vaticano convoca a “bloggeros” del mundo el 2 de mayo
“Sujetos fundamentales de la nueva comunicación
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Los Consejos Pontificios de la Cultura y de las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede han convocado un encuentro de "bloggeros" en Roma el próximo 2 de mayo por la tarde.

"Este encuentro tiene como objetivo permitir un diálogo entre bloggeros y representantes de la Iglesia, compartir experiencias de quienes trabajan directamente en este campo, y comprender mejor las necesidades de esta comunidad", explica un comunicado de prensa emitido por los organizadores.

"El encuentro permitirá también presentar algunas de las iniciativas que la Iglesia está emprendiendo para entrar en contacto con el mundo de los nuevos medios, tanto en Roma como en otros lugares", añade la nota.

En los dos paneles previstos, diversos relatores presentarán algunos aspectos decisivos para a una discusión general abierta a todos los participantes.

En el primer panel, cinco bloggeros, representantes de diversas áreas lingüísticas, abordarán respectivamente un tema específico de importancia general.

El segundo panel ofrecerá el testimonio de personas implicadas en la estrategia comunicativa de la Iglesia, las cuales presentarán sus experiencias de trabajo con los nuevos medios, así como las iniciativas para asegurar un compromiso efectivo de la Iglesia con el mundo blogger.

Entre los participantes en el encuentro estarán el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, el arzobispo Claudio Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, y el padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede y la Radio Vaticana.

Al presentar este viernes la iniciativa, el cardenal Ravasi reconoció que "sabemos que en general los bloggeros son algo provocadores". Y se preguntó: "¿Cómo es posible ignorar a los bloggeros? Son sujetos fundamentales de la nueva comunicación". 

Un aspecto importante del encuentro será la posibilidad de establecer contactos e intercambios informales entre los participantes para abrir en el futuro nuevos escenarios de interacción.

El encuentro tendrá lugar un día después de la beatificación de Juan Pablo II, aprovechando la previsible presencia en Roma de numerosos bloggeros.

Si bien la invitación está abierta a todos los bloggers, sin embargo quienes deseen participar deberán solicitarlo enviando un e-mail a blogmeet@pccs.it, añadiendo un link al respectivo blog.

Puesto que el espacio es limitado (150 plazas), y se desea tener una representación de toda la blogosfera, las entradas y los detalles de la participación se asignarán teniendo en cuenta criterios lingüísticos y geográficos, el tipo de blog (institucional, privado, multiautor o personal), la temática, así como la puntualidad en la inscripción.

Está previsto un servicio de traducción simultánea en español, inglés, francés, italiano y polaco.

La sede del encuentro será el Auditorio San Pío X, en la Vía de la Conciliación, num. 5 (entrada por Vía dell'Ospedale).

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En la Feria del Libro de Santo Domingo la Santa Sede inaugura una era
Por primera vez participa en una iniciativa así con un pabellón
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) - En un acontecimiento sin precedentes, la Santa Sede participará como invitada de honor en la Feria Internacional del Libro en Santo Domingo, del 4 al 22 de mayo, con volúmenes de valor extraordinario, así como con 15 mil libros de autores católicos que después quedarán en centros escolares del país caribeño.

La presentación de esta iniciativa tuvo lugar este viernes en la Sala de Prensa de la Santa Sede por parte del cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura; de Víctor Manuel Grimaldi Céspedes, embajador de la Republica Dominicana ante la Santa Sede; don Giuseppe Costa, S.D.B., director de la Librería Editora Vaticana y don Miguel Ángel Reyes Arreguín, responsable del Departamento America Latina del Consejo Pontificio de la Cultura.

El motivo de la invitación estriba en la conmemoración de los 500 años de la diócesis de Santo Domingo, la primera diócesis del continente americano, que en 1546 fue elevada a archidiócesis metropolitana.

Entre las actividades destacará el videomensaje que dirigirá Benedicto XVI a los participantes, que no podrá ser en directo a causa de la diferencia de huso horario, así como la presentación del pensamiento teológico y del magisterio de Benedicto XVI, es decir, su "opera omnia", los dos volúmenes "Jesús de Nazaret" en español y sus tres encíclicas.

No está prevista la visita del Papa

Sobre la posibilidad de que el papa pueda viajar a Santo Domingo, el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, fue muy claro: "Sé que he sido duro a la hora de desmentir, pero es por respeto al Papa y a la gente. El deseo de que el Papa vaya a visitarles es bueno, pero cuando se da un fundamento real. Hablar de esto no es algo correcto ni con el Papa ni con la gente, que se ilusiona y luego dice: 'el Papa tenía que venir y no viene'".

"Este amor por el papa es un juego demasiado arriesgado --aclara el portavoz vaticano--. Desde hace poco hemos terminado la agenda [de viajes] para este año. Después se pensará en otras iniciativas según se vayan presentando".  

Por vez primera

Por su parte, el cardenal Ravasi, quien será el delegado del papa en la Feria del Libro, explicó que "Benedicto XVI ha acogido con beneplácito la invitación, siendo la primera vez que la Santa Sede participa como invitada de honor en una feria internacional del libro".

Definió como "emblemático el don de 15 mil libros de autores católicos al Ministerio de la Cultura del país, destinado a escuelas, centros de estudio, y bibliotecas públicas".

En el diseño y realización del pabellón participan, además del Pontificio Consejo de la Cultura, la Librería Editora Vaticana, los Museos Vaticanos, la Biblioteca Apostólica Vaticana y el Archivo Secreto Vaticano. Representantes de varias instituciones vaticanas, como el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, la Oficina de Internet del Vaticano, la Radio Vaticana, etc, presentarán la actividad de la Iglesia en el ámbito de la cultura.

 Don Costa, director de la Librería Editora Vaticana, reveló que el acontecimiento ofrecerá una ocasión para entablar encuentros con los editores latinoamericanos, donde la producción católica todavía no destaca.

El embajador Víctor Grimaldi Cèspedes subrayó que la República Dominicana "es un país verdaderamente multiétnico, una república sin prejuicios, llamada 'la tierra del amor eterno', con relaciones diplomáticas con la Santa Sede desde hace 130 años".

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El 25 de abril, Ángelus del Papa en nombre de los niños
La iniciativa de Meter por la Jornada contra las víctimas de la pedofilia
ROMA, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org).-Todos los amigos de Meter y los que tutelan y educan a la infancia están invitados al Ángelus del Papa, el próximo 25 de abril. Esta es la iniciativa lanzada por el sacerdote Fortunato Di Noto, fundador de la Asociación Meter Onlus (www.associazionemeter.org), en el que participarán voluntarios, los trabajadores y las familias de Meter, que desde hace veinte años han hecho de la lucha a la pedofilia, su batalla cotidiana.

"El 25 de abril a las 12.00 en Castelgandolfo" (residencia del Papa), dijo el padre Noto, "participaremos en la oración del Ángelus, donde el Santo Padre Benedicto XVI recordará la XV Jornada de los Niños víctimas de la violencia, de la explotación y de la indiferencia. Contra la pedofilia".

"Este año la providencia de Dios -añadió- ha hecho coincidir el XV año con el periodo pascual, que de manera luminosa parece coincidir con el tema de la Jornada: 'Hemos reencontrado la vida'. La Pascua es recibir el don de la vida nueva en Jesucristo que ha derrotado a la muerte; y ¡quién mejor que nosotros puede testimoniar toda la vida que hemos recibido y cuánta vida ha renacido tras la negación, la violencia, el sufrimiento... la muerte, en definitiva!".

La cita anual sirve para recordar a las víctimas de los injustificados actos de violencia, de explotación y de indiferencia hacia los niños, para exaltar, en una lógica evangélica y humana de proximidad y ayuda a las fragilidades humanas, la pedagogía del amor: desde el amor se puede revivir, en el amor se reencuentra la razón humana y de fe para retomar los caminos interrumpidos.

"Os esperamos en gran número -concluyo el padre Noto- seguros de poder vivir un don que viene del Señor: la comunión entre nosotros, para ser testigos del Amor por los pequeños y los débiles".



 

Para inscribirse e informarse: www.associazionemeter.org;gbv@associazionemeter.org

Número verde: 800 455270

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Benedicto XVI invita a apreciar y purificar la piedad popular
Para la nueva evangelización de América Latina
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) - Las manifestaciones de piedad popular típicas de América Latina pueden convertirse en un instrumento de nueva evangelización a condición de que la fe se convierta en su "fuente principal" y no la superstición o creencias irracionales, aclara Benedicto XVI.

El pontífice afrontó las diversas manifestaciones cultuales, de carácter privado o comunitario, que en el ámbito de la fe cristiana no se expresan con la Liturgia, sino con las formas peculiares derivadas del genio de un pueblo o de una etnia y de su cultura, al recibir este viernes a los participantes en la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina.

La historia de la Iglesia en el subcontinente de la esperanza ha estado caracterizada desde el año 1492 por el florecer de múltiples y originales modalidades de expresar, con sencillez y fervor, la fe en Dios, la devoción a la Virgen María, la veneración de los santos, el recuerdo de los difuntos...

Para el papa, al igual que para los obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida (Brasil) en mayo de 2007 se trata de un "precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina, y que ella debe proteger, promover y, en lo que fuera necesario, también purificar".

Por consiguiente, el obispo de Roma explica que "la fe tiene que ser la fuente principal de la piedad popular, para que ésta no se reduzca a una simple expresión cultural de una determinada región".

 

Más aún, añade, "tiene que estar en estrecha relación con la sagrada Liturgia, la cual no puede ser sustituida por ninguna otra expresión religiosa", sino que "deberá constituir el punto de referencia para encauzar con lucidez y prudencia los anhelos de oración y de vida carismática que aparecen en la piedad popular".

 

Aprecio de la piedad popular

El Santo Padre reconoce que "no se puede negar" "que existen ciertas formas desviadas de religiosidad popular que, lejos de fomentar una participación activa en la Iglesia, crean más bien confusión y pueden favorecer una práctica religiosa meramente exterior y desvinculada de una fe bien arraigada e interiormente viva".

"La piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia", subrayó.

"La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios"", concluyó el papa.

Más información en el "Directorio sobre la piedad popular y la liturgia" de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.



 

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El papa aplaude la expansión de la “lectio divina” en Latinoamérica
Meditación orante de la Palabra de Dios
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) - Benedicto XVI percibe que se están dando signos alentadores para la nueva evangelización en América Latina, relanzada por la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida (Brasil, mayo de 2007), como lo demuestra el redescubrimiento de la meditación en la Palabra de Dios en parroquias y comunidades, la así llamada "lectio divina".

Lo constató en la mañana de este viernes al concluir la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina, organismo de la Santa Sede presidido por el cardenal Marc Ouellet, fundado en 1958 por el papa Pío XII, con la misión de impulsar las relaciones entre las iglesias locales y los distintos departamentos de la Curia Romana.

En su audiencia a los cerca de cuarenta participantes en la asamblea, el pontífice reveló que "durante los encuentros que he tenido en estos últimos años, con ocasión de sus visitas ad limina, los obispos de América Latina y del Caribe me han hecho siempre referencia a lo que están realizando en sus respectivas circunscripciones eclesiásticas para poner en marcha y alentar la Misión continental con la que el episcopado latinoamericano ha querido relanzar el proceso de nueva evangelización después de Aparecida, invitando a todos los miembros de la Iglesia a ponerse en un estado permanente de misión".

Según el obispo de Roma, "se trata de una opción de gran trascendencia, pues se quiere con ella volver a un aspecto fundamental de la labor de la Iglesia, es decir, dar primacía a la Palabra de Dios para que sea el alimento permanente de la vida cristiana y el eje de toda acción pastoral".

El papa consideró que "este encuentro con la divina Palabra debe llevar a un profundo cambio de vida, a una identificación radical con el Señor y su Evangelio, a tomar plena conciencia de que es necesario estar sólidamente cimentado en Cristo", reconociendo como él mismo escribió en su primera encíclica, "Deus caritas est", "no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y, con ello, una orientación decisiva".

Benedicto XVI manifestó su satisfacción al constatar que en América Latina "ha ido creciendo la práctica de la 'lectio divina'", la meditación orante de la Palabra de Dios, "en las parroquias y en las pequeñas comunidades eclesiales, como una forma ordinaria para alimentar la oración y, de esa manera, dar solidez a la vida espiritual de los fieles".

 

Una de las conclusiones del sínodo de los obispos del mundo sobre la Palabra de Dios, celebrado en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008, fue precisamente la promoción de la "lectio divina", y así ha quedado recogido en la exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, en la que Benedicto XVI recoge sus frutos.



 



 

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Mundo


El enviado papal a Costa de Marfil bloqueado
El cardenal Peter Turkson no puede llegar
ACCRA, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org).- El cardenal Peter Turkson, enviado por Benedicto XVI para manifestar su solidaridad a las poblaciones de Costa de Marfil flageladas por la guerra civil, no ha podido entrar en el país a causa del conflicto.

El presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, de 62 años, ha tenido que permanecer durante cuatro días en Accra, Ghana, país fronterizo con Costa de Marfil.

Los vuelos a Abiyán han sido cancelados durante el tiempo en el que el presidente saliente Laurent Gbagbo permanece recluido en su residencia privada y se niega a ceder el poder a Alassane Ouattara, el candidato reconocido por la comunidad internacional como el legítimo vencendor de las elecciones presidenciales del pasado 28 de noviembre.

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España: Llegan los últimos desterrados de Cuba
Castro cedió después de 52 años por presión interna, según ex-preso cubano
MADRID, viernes, 8 abril 2011 (ZENIT.org) - El vuelo charter de la compañía Air Berlin fletado por el Ejecutivo español con 37 excarcelados cubanos y 246 familiares aterrizaron este viernes 8 de abril en el aeropuerto madrileño de Barajas, España.

Entre los que han llegado, hay desterrados cuya salida de la cárcel fue anunciada por el Arzobispado de La Habana con anterioridad. La novedad del fin de este proceso, según declara a ZENIT Alfredo Felipe Fuentes, ex-preso de conciencia cubano, residente en Málaga, es que "Castro excarceló prisioneros ante una presión interna, no externa como en muchas otras ocasiones". Alfredo Felipe lo califica de gran victoria del pueblo de Cuba frente a la dictadura.

La llegada del avión tomó por sorpresa a los medios españoles, como lo fue su salida desde La Habana, en medio de gran secretismo. Ni siquiera los cubanos en España sabían de su llegada. ZENIT dio la noticia a Alfredo Felipe, economista, que vive en Málaga con su esposa Loyda, también economista. Valora esta noticia, con la que se cierra el compromiso de los gobiernos de Cuba y España, y la Iglesia católica que anunció las sucesivas excarcelaciones a los beneficiarios. Una medida que, sin ser una liberación, es sólo una salida de la cárcel condicionada.

"Estas excarcelaciones -declara a ZENIT Alfredo Felipe Fuentes- no provienen de la buena voluntad del régimen cubano, sino del coraje cívico irreductible de las Damas de Blanco de Cuba; quienes junto al martirio de Orlando Zapata Tamayo, el heroísmo de Guillermo Fariñas, y asistidas por la Iglesia católica cubana y la solidaridad internacional, obligaron a Castro, por primera vez en 52 años, a ceder ante una presión generada dentro de la isla".

"Y esta es la novedad --añade--: Castro excarceló prisioneros ante una presión interna, no externa como en muchas otras ocasiones. Ha sido, pues, una gran victoria política del pueblo de Cuba frente a la dictadura".

"¡Qué vivan las Damas de Blanco de Cuba, Zapata y Fariñas!", exclama desde Málaga Felipe Fuentes, quien se autodefine como exprisionero de conciencia.

Concluye sus declaraciones Alfredo Felipe Fuentes con su "agradecimiento a la Iglesia católica, al exilio cubano por sostenernos y al pueblo español por acogernos".

Al final del proceso, son 115 los excarcelados llegados España, acompañados por 647 familiares. La cifra incluye a los 52 presos del Grupo de los 75, detenidos en marzo de 2003. De éstos, cuarenta están en España, mientras que los doce restantes prefirieron permanecer en Cuba.

Los excarcelados y sus familiares fueron trasladados directamente al pabellón de autoridades de la terminal, y no a la salida de pasajeros normal, donde se esperaban los periodistas. De allí, a los autobuses, sin más. Sólo podían saludar con la mano y hacer el signo de la victoria, después de un vuelo transantlántico, sin poder saborear la acogida española.

Sólo dos de ellos, por razones médicas, permanecerán en Madrid. Uno de ellos es Orlando Fundora, del Grupo de los 75. Con la salud patentemente deteriorada, bajó del microbús de Cruz Roja que lo trasladó, junto a su esposa, desde el aeropuerto a Madrid, exhibiendo, casi escondiendo su sonrisa detrás de él, un póster de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, como queriendo hacerla protagonista de este desenlace. Fundora, condenado a 18 años, fue excarcelado en 2009, por problemas cardíacos.

El resto de los desterrados fueron conducidos directamente en autobús, sin pasar por la capital, a sus puntos de destino: Sevilla, Puente Genil, Torrelavega, Valencia, Alzira, Cullera, Málaga, Baracaldo, Sigüenza, Barcelona y Valladolid.

Entre los desterrados de hoy, está Néstor Rodríguez Lobaina, presidente y cofundador del Movimiento Juvenil Cubano, detenido en diciembre de 2010 y al que Amnistía Internacional había adoptado como preso de conciencia.

La liberación en Cuba de los dos últimos miembros del Grupo de los 75 fue anunciada el 22 de marzo por el arzobispado de La Habana.

Además de los excarcelados incluidos en el mencionado Grupo de los 75 o Primavera Negra, fueron liberados otros presos incluidos en listas de Amnistía Internacional, de las Damas de Blanco, y de otras organizaciones de derechos humanos o de periodistas.

Es difícil distinguir entre estos excarcelados quiénes son verdaderos presos de conciencia, prisioneros por expresar opiniones contrarias al régimen de los Castro, y quiénes entraron en la cárcel por otros motivos, y experimentaron dentro de la prisión un proceso de toma de conciencia que les llevó a ser apadrinados por diversas organizaciones.

 

Algunos de los excarcelados decidieron trasladarse a Estados Unidos, Chile, República Checa y Canadá.

Hay que señalar que el final del proceso se produce unos días antes de la celebración del VI Congreso del Partido Comunista Cubano.

La mayor parte de los excarcelados aceptó el estatus de protección internacional asistida, una medida que supone la concesión del permiso de trabajo y de residencia, y abre la puerta a la obtención de la nacionalidad española a los dos años.

Los presos pueden acogerse a un régimen de subsidio temporal, con la concesión de la residencia, o solicitar el asilo o refugio político, opción ésta que plantea más dificultades, al estar por medio las relaciones con el régimen cubano. Este se considera una democracia en la que no existen ni presos políticos, ni de conciencia. Quienes esperan el asilo o refugio, prefieren arriesgar una dilatación del proceso a cambio del testimoniar su oposición al régimen cubano que les valió este largo cautiverio.

Por Nieves San Martín

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Obispo sudanés: la violencia no detendrá la Independencia
Hace hincapié en la educación para formar una sociedad saludable
JARTUM, Sudán, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org).- El obispo auxiliar de Jartum afirma que la violencia que se ha cobrado cientos de vidas no impedirán los planes de independencia del Sur de Sudán.

Se han recibido informes de cientos de muertes en las últimas semanas debido a los conflictos entre los rebeldes y el ejército del Sur de Sudán, mientras la región prepara para convertirse en el estado independiente nº54 el próximo julio.

El obispo auxiliar Daniel Adwok Kur contó a Ayuda a la Iglesia Necesitada que ha habido "una gran cantidad de sucesos violentos" a raíz del referéndum de enero, en el que el 98% de los votantes del Sur de Sudán eligieron independizarse del norte.

El prelado informó de que los conflictos habían sido "intensos", pero que esto no obstaculizaría el camino de la independencia.

Afirmó que "los sucesos violentos impedirán el progreso pero les quitarán su deseo de ser independientes".

El obispo instó al gobierno a abordar la "causas desde la raíz", que originan el conflicto.

Afirmó: "Sería mejor sentarse y discutir las cuestiones. Tenemos que preguntar a la gente cuál es la raíz de la tensión".

"Si no abordamos esto, después de algunos meses o años, causará un trastorno que crecerá..

Refugiados

Monseñor Adwok hizo hincapié en la necesidad de ayuda a miles de refugiados que están viajando del norte al sur. La agencia caritativa destacó que se esperan 750.000 personas que llegarán al Sur de Sudán antes de agosto.

La Conferencia Episcopal de Sudán ha organizado una reunión plenaria en Juba después de la que se reunirán con representantes del gobierno para debatir el objetivo de la construcción de la paz en esta región.

Monseñor Adwok también destacó la prioridad de trabajar con gente a través de la educación, expresando su consideración por la labor de asistencia que realiza Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Afirmó que "la Iglesia siempre ha reconocido que la formación humana y la educación están en el corazón de la formación de una sociedad sana y el desarrollo de escuelas con una clara identidad cristiana es muy importante tanto para el sur como para el norte.

El prelado destacó a pesar de que muchas familias están dejando Jartum, localizado en la parte norte de Sudán, algunas permanecen en sus casas con la esperanza de que el gobierno no seguirá las políticas anti-cristianas con los extremistas islámicos.

A este respecto, declaró, los programas de educación han ayudado de forma destacada, a estas familias.




 

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Entrevistas


Líder musulmán exulta con la beatificación de Juan Pablo II
Habla el presidente del Comité para el Diálogo Interreligioso del Consejo Supremo para los Asuntos Islámicos de Egipto
EL CAIRO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) - También hay musulmanes que exultan con la beatificación de Juan Pablo II, como es el caso de Ali al-Samman, presidente del Comité para el Diálogo Interreligioso del Consejo Supremo para los Asuntos Islámicos de Egipto.

Este representante de Al-Azhar, la institución universitaria considerada por la mayoría de los musulmanes sunníes como la escuela más prestigiosa, desempeñó un papel decisivo en la famosa convención que dio vida, en 1998, al Comité Conjunto que reúne la Universidad de Al-Azhar, con sede en El Cairo, y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

--En los últimos días se han mantenido conversaciones con los no-creyentes en el "Atrio de los Gentilies"... usted es un hombre de diálogo, ¿qué piensa de la invitación hecha por el Vaticano?

--Ali al-Samman: El elemento esencial es tratar con el ser humano partiendo de la base de que es un ser humano. El ser humano está antes que las religiones, y el diálogo del Vaticano con los no-creyentes se remonta al Concilio ecuménico Vaticano II. Sin duda, doy la bienvenida a este tipo de diálogos, en los que participé en tiempos del Beato Papa Juan Pablo II. Creo que es un gran paso construir una humanidad con sentimientos y responsabilidades comunes.

--Algunas personas en los medios de comunicación árabes consideraron que las palabras del cardenal Kurt Koch sobre la promoción del diálogo entre los judíos y los cristianos no se corresponden a los intereses del diálogo entre musulmanes y cristianos... ¿Está de acuerdo? 

--Ali Assamman: Por supuesto que no, porque no me siento molesto por la convergencia Cristiano-judía ya que es parte del sistema que yo defiendo, ya que somos todos hijos de Abraham, y nadie desde ahora puede separar a los hijos de Abraham. Sabemos, también, que este diálogo existe desde hace mucho tiempo, no es nuevo. Me gustaría destacar el crecimiento de los movimientos de extrema derecha en Europa que muestran hostilidad contra los judíos, y con los que no estoy de acuerdo. Considero que la libertad de fe y de religión son cuestiones esenciales en nuestra vida diaria.

--Monseñor Louis Sako, arzobispo caldeo de Mosul (Iraq), dijo que los Estados islámicos no vivirán en una democracia real si los cristianos no se convierten en verdaderos ciudadanos. ¿Está de acuerdo con él?

--Ali al-Samman: La democracia está completamente unida a la ciudadanía. Esto es cierto y es el centro de las conversaciones de la ciudadanía en Egipto, por el que se están manteniendo sesiones de diálogo nacional en este momento. Estamos haciendo un gran esfuerzo para que la ciudadanía sea la base, y esto es lo que la gente racional del mundo islámico está pidiendo.

--Pero ¿la realidad es contraria a esto? 

--Ali al-Samman: Una parte de la realidad podría ser diferente. Hay quien exagera, pero en el lado opuesto, hay gente que se opone a ellos y que rechaza sus afirmaciones. Personalmente, he participado en muchos programas de televisión, y he escrito en periódicos denunciando estas actitudes que separan y no unen. Como yo, hay muchas personas que están luchando por la supremacía de este concepto de ciudadanía.

--¿Es posible que Egipto se convierta en otro Iraq, y el futuro de los coptos sea similar a la situación de los cristianos iraquíes? 

--Ali al-Samman: La historia de Egipto y el lenguaje de su sabia gente afirman que Egipto no se convertirá en otro Iraq. Es una apuesta. Iraq usa otro lenguaje diferente al egipcio. A pesar de las últimas declaraciones de los extremistas, no creo que Egipto se convierta en otro Iraq.

Más aún, deberíamos destacar que hay una verdadera autoridad gobernante en Egipto representada por el Concilio supremo y las fuerzas armadas. Estos últimos no dejan de denunciar y de advertir contra cualquier violación de la seguridad o de la legitimidad que afecta a los ciudadanos, especialmente a los coptos. Esto quedó claro en las declaraciones del Concilio sobre los rumores que buscaban aterrorizar a las mujeres y chicas coptas en Egipto en los pasados días. Se declaró claramente que las violaciones de la legitimidad y de la ley no serían permitidas.

--Siendo usted la persona que realizó una gran contribución en la organización de la visita de Juan Pablo II a Egipto y con el que me encontré varias veces después... ¿Cómo se siente a raíz de su beatificación el próximo 1 de mayo?

--Ali al-Samman: Como creyente, mi reacción sería el deseo de orar por él. Entonces diré que se le da lo que le corresponde por su trabajo, por el trabajo que yo he visto, en el que participé y del que he sido testigo. Esto me prueba lo mucho que él abrió su corazón, su mente y sus brazos a todo el mundo. Esto es lo que yo experimenté personalmente en Asís, cuando fui a dar un discurso en nombre del imán Muhammad Sayyid Tantawy. Sin duda, que seré el más feliz de la creación de Dios en ese día.

Por Emil Ameen

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Espiritualidad


Predicador del Papa: “La caridad, sin fingimiento”
Tercera meditación del padre Raniero Cantalamessa ante el Papa y la Curia Romana
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la segunda meditación de Cuaresma que predicó este viernes el padre Raniero Cantalamessa OFM cap, predicador de la Casa Pontificia, ante Benedicto XVI y la Curia Romana, sobre “Que la caridad sea sin fingimiento”

 

 



 

* * * * *



 



 




 

P. Raniero Cantalamessa


 

Tercera Predicación de Cuaresma

QUE LA CARIDAD SEA SIN FINGIMIENTO


 



 

1. Amarás al, prójimo como a ti mismo

Se ha observado un hecho. El río Jordán, en su curso, forma dos mares: el mar de Galilea y el mar Muerto, pero mientras que el mar de Galilea es un mar bullente de vida, entre las aguas con más pesca de la tierra, el mar Muerto es precisamente un mar “muerto”, no hay traza de vida en él ni a su alrededor, sólo salinas. Y sin embargo se trata de la misma agua del Jordán. La explicación, al menos en parte, es esta: el mar de Galilea recibe las aguas del Jordán, pero no las retiene para sí, las hace volver a fluir de manera que puedan irrigar todo el valle del Jordán.

El mar Muerto recibe las aguas y las retiene para sí, no tiene desaguaderos, de él no sale una gota de agua. Es un símbolo. Para recibir amor de Dios, debemos darlo a los hermanos, y cuanto más lo damos, más lo recibimos. Sobre esto queremos reflexionar en esta meditación.

Tras haber reflexionado en las primeras dos meditaciones sobre el amor de Dios como don, ha llegado el momento de meditar también sobre el deber de amar, y en particular en el deber de amar al prójimo. El vínculo entre los dos amores se expresa de forma programática por la palabra de Dios: “Si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. ” (1 Jn 4,11).

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” era un mandamiento antiguo, escrito en la ley de Moisés (Lv 19,18) y Jesús mismo lo cita como tal (Lc 10, 27). ¿Cómo entonces Jesús lo llama “su” mandamiento y el mandamiento “nuevo”? La respuesta es que con él han cambiado el objeto, el sujeto y el motivo del amor al prójimo.

Ha cambiado ante todo el objeto, es decir, el prójimo a quien amar. Este ya no es sólo el compatriota, o como mucho el huésped que vive con el pueblo, sino todo hombre, incluso el extranjero (¡el Samaritano!), incluso el enemigo. Es verdad que la segunda parte de la frase “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” no se encuentra literalmente en el Antiguo Testamento, pero resume su orientación general, expresada en la ley del talión: “ojo por ojo, diente por diente” (Lv 24,20), sobre todo si se compara con lo que Jesús exige de los suyos:

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rogad por sus perseguidores; así seréis hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?” (Mt 5, 44-47).

Ha cambiado también el sujeto del amor al prójimo, es decir, el significado de la palabra prójimo. Este no es el otro; soy yo, no es el que está cercano, sino el que se hace cercano. Con la parábola del buen samaritano Jesús demuestra que no hay que esperar pasivamente a que el prójimo aparezca en mi camino, con muchas señales luminosas, con las sirenas desplegadas. El prójimo eres tu, es decir, el que tu puedes llegar a ser. El prójimo no existe de partida, sino que se tendrá un prójimo sólo el que se haga próximo a alguien.

Ha cambiado sobre todo el modelo o la medida del amor al prójimo. Hasta Jesús, el modelo era el amor de uno mismo: “como a ti mismo”. Se dijo que Dios no podía asegurar el amor al prójimo a un “perno” más seguro que este; no habría obtenido el mismo objetivo ni siquiera su hubiese dicho: “¡Amarás a tu prójimo como a tu Dios!”, porque sobre el amor a Dios – es decir, sobre qué es amar a Dios – el hombre todavía puede hacer trampa , pero sobre el amor a sí mismo no. El hombre sabe muy bien qué significa, en toda circunstancia, amarse a sí mismo; es un espejo que tiene siempre ante sí, no tiene escapatoria1.

Y sin embargo deja una escapatoria, y es por ello que Jesús lo sustituye por otro modelo y otra medida: “Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Jn 15,12). El hombre puede amarse a sí mismo de forma equivocada, es decir, desear el mal, no el bien, amar el vicio, no la virtud. Si un hombre semejante ama a los demás como a sí mismo, ¡pobrecita la persona que sea amada así! Sabemos en cambio a dónde nos lleva el amor de Jesús: a la verdad, al bien, al Padre. Quien le sigue “no camina en las tinieblas”. Él nos amó dando la vida por nosotros, cuando éramos pecadores, es decir, enemigos (Rm 5, 6 ss).

Se entiende de este modo qué quiere decir el evangelista Juan con su afirmación aparentemente contradictoria: “Queridos míos, no os doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendisteis desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que oísteis. Sin embargo, el mandamiento que os doy es nuevo” (1 Jn 2, 7-8). El mandamiento del amor al prójimo es “antiguo” en la letra, pero “nuevo” por la novedad misma del evangelio. Nuevo – explica el Papa en un capítulo de su nuevo libro sobre Jesús – porque no es ya solo “ley”, sino también, e incluso antes, “gracia”. Se funda en la comunión con Cristo, hecha posible por el don del Espíritu.2

Con Jesús se pasa de la ley del contrapeso, o entre dos actores: “Lo que el otro te hace, házselo tu a él”, a la ley del traspaso, o a tres actores: “Lo que Dios te ha hecho a ti, hazlo tu al otro”, o, partiendo de la dirección opuesta: “Lo que tu hayas hecho al otro, es lo que Dios hará contigo”. Son incontables las palabras de Jesús y de los apóstoles que repiten este concepto: “Como Dios os ha perdonado, perdonaos unos a otros”: “Si no perdonáis de corazón a vuestros enemigos, tampoco vuestro padre os perdonará”. Se corta la excusa de raíz: “Pero él no me ama, me ofende...”. Esto le compete a él, no a ti. A ti te tiene que importar sólo lo que haces al otro y cómo te comportas frente a lo que el otro te hace a ti.

Queda pendiente la pregunta principal: ¿por qué este singular cambio de rumbo del amor de Dios al prójimo? ¿No sería más lógico esperarse: “Como yo os he amado, amadme así a mi”?, en lugar de: “Como yo os he amado, amaos así unos a otros”? Aquí está la diferencia entre el amor puramente de eros y el amor de eros y agape unidos. El amor puramente erótico es de circuito cerrado: “Ámame, Alfredo, ámame como yo te amo”: así canta Violeta en la Traviata de Verdi: yo te amo, tu me amas. El amor de agape es de circuito abierto: viene de Dios y vuelve a él, pero pasando por el prójimo. Jesús inauguró él mismo este nuevo tipo de amor: “Como el Padre me ha amado, así también os he amado yo” (Jn 15, 9).

Santa Catalina de Siena dio, del motivo de ello, la explicación más sencilla y convincente. Ella hace decir a Dios:

“Yo os pido que me améis con el mismo amor con que yo os amo. Esto no me lo podéis hacer a mi, porque yo os amé sin ser amado. Todo el amor que tenéis por mí es un amor de deuda, no de gracia, porque estáis obligados a hacerlo, mientras que yo os amo con un amor de gracia, no de deuda. Por ello, vosotros no podéis darme el amor que yo requiero. Por esto os he puesto al lado a vuestro prójimo: para que hagáis a este lo que no podéis hacerme a mi, es decir, amarlo sin consideraciones de mérito y sin esperaron utilidad alguna. Y yo considero que me hacéis a mi lo que le hacéis a él”3.

2. Amaos de verdadero corazón

Tras estas reflexiones generales sobre el mandamiento del amor al prójimo, ha llegado el momento de hablar de la cualidad que debe revestir este amor. Éstas son fundamentalmente dos: debe ser un amor sincero y un amor de los hechos, un amor del corazón y un amor, por así decirlo, de las manos. Esta vez nos detendremos en la primera cualidad, y lo hacemos dejándonos guiar por el gran cantor de la caridad que es Pablo.

La segunda parte de la Carta a los Romanos es toda una sucesión de recomendaciones sobre el amor mutuo dentro de la comunidad cristiana: “Que vuestra caridad sea sin fingimiento[...]; amaos unos a otros con afecto fraterno, competid en estimaros mutuamente...” (Rm 12, 9 ss). “Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley” (Rm 13, 8).

Para captar el espíritu que unifica todas estas recomendaciones, la idea de fondo, o mejor, el “sentimiento” que Pablo tiene de la caridad, debe partirse de esa palabra inicial: “Que la caridad sea sin fingimiento”. Esta no es una de las muchas exhortaciones, sino la matriz de la que deriva todas las demás. Contiene el secreto de la caridad. Intentemos captar, con la ayuda del Espíritu, este secreto.

El término original usado por san Pablo y que se traduce como “sin fingimiento”, es anhypòkritos, es decir, sin hipocresía. Este término es una especie de “chivato”; es, de hecho, un término raro que encontramos empleado, en el Nuevo Testamento, casi exclusivamente para definir el amor cristiano. La expresión “amor sincero” (anhypòkritos) vuelve ahora en 2 Corintios 6, 6 y en 1 Pedro 1, 22. Este último texto permite captar, con toda certeza, el significado del término en cuestión, porque lo explica con una perífrasis; el amor sincero – dice – consiste en amarse intensamente “de verdadero corazón”.

San Pablo, por tanto, con esa sencilla afirmación: “que la caridad sea sin fingimiento”, lleva el discurso a la raíz misma de la caridad, al corazón. Lo que se exige del amor es que sea verdadero, auténtico, no fingido. Como el vino, para ser “sincero”, debe ser exprimido de la uva, así el amor del corazón. También en ello el Apóstol es el eco fiel del pensamiento de Jesús; él, de hecho, había indicado, repetidamente y con fuerza, al corazón, como el “lugar” en el que se decide el valor de lo que el hombre hace, lo que es puro, o impuro, en la vida de una persona (Mt 15, 19).

Podemos hablar de una intuición paulina, respecto de la caridad; ésta consiste en revelar, tras el universo visible y exterior de la caridad, hecho de obras y de palabras, otro universo totalmente interior, que es, respecto al primero, lo que el alma es para el cuerpo. Volvemos a encontrar esta intuición en el otro gran texto sobre la caridad que es 1 Corintios 13. Lo que san Pablo dice allí, bien mirado, se refiere totalmente a esta caridad interior, a las disposiciones y a los sentimientos de caridad: la caridad es paciente, es benigna, no es envidiosa, no se irrita, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera... No hay nada que se refiera, directamente de por sí, a hacer el bien, u obras de caridad, sino que todo se reconduce a la raíz del querer bien. La benevolencia viene antes que la beneficencia.

Es el Apóstol mismo el que explicita la diferencia entre las dos esferas de la caridad, diciendo que el mayor acto de caridad exterior – el distribuir a los pobres todos los bienes – no serviría de nada sin la caridad interior (cf. 1 Cor 13, 3). Sería lo opuesto de la caridad “sincera”. La caridad hipócrita, de hecho, es precisamente la que hace el bien, sin querer bien, que muestra exteriormente algo que no tiene una correspondencia en el corazón. En este caso, se tiene una falta de caridad, que puede, incluso, esconder egoísmo, búsqueda de sí, instrumentalización del hermano, o incluso simple remordimiento de conciencia.

Sería un error fatal contraponer entre sí caridad del corazón y caridad de los hechos, o refugiarse en la caridad interior, para encontrar en ella una especie de coartada a la falta de caridad de los hechos. Por lo demás, decir que, sin la caridad, “de nada me aprovecha” siquiera el dar todo a los pobres, no significa decir que esto no le sirve a nadie y que es inútil; significa más bien decir que no me aprovecha “a mí”, mientras que puede aprovechar al pobre que la recibe. No se trata, por tanto, de atenuar la importancia de las obras de caridad (lo veremos, decía, la próxima vez), sino de asegurarles un fundamento seguro contra el egoísmo y sus infinitas astucias. San Pablo quiere que los cristianos estén “arraigados y fundados en la caridad” (Ef 3, 17), es decir, que el amor sea la raíz y el fundamento de todo.

Amar sinceramente significa amar a esta profundidad, allí donde no se puede mentir, porque estás solo ante ti mismo, solo ante el espejo de tu conciencia, bajo la mirada de Dios. “Ama a su hermano – escribe Agustín – el que, ante Dios, allí donde él solo ve, afirma su corazón y se pregunta íntimamente si verdaderamente actúa así por amor al hermano; y ese ojo que penetra en el corazón, allí adonde el hombre no puede llegar, le da testimonio”4. Era amor sincero por ello el de Pablo por los judíos si podía decir: “ Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo. Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza” (Rom 9,1-3).

Para ser genuina, la caridad cristiana debe, por tanto, partir desde el interior, desde el corazón; las obras de misericordia de las “entrañas de misericordia” (Col 3, 12). Con todo, debemos precisar en seguida que aquí se trata de algo mucho más radical que la simple “interiorización”, es decir, de un poner el acento de la práctica exterior de la caridad a la práctica interior. Este es solo el primer paso. ¡La interiorización apunta a la divinización! El cristiano – decía san Pedro – es aquel que ama “de verdadero corazón”: ¿pero con qué corazón? ¡Con “el corazón nuevo y el Espíritu nuevo” recibido en el bautismo!

Cuando un cristiano ama así, es Dios el que ama a través de él; él se convierte en un canal del amor de Dios. Sucede como con el consuelo, que no es otra cosa sino una modalidad del amor: “Dios nos consuela en cada una de nuestras tribulaciones para que podamos también nosotros consolar a quienes se encuentran en todo tipo de aflicción con el consuelo con el que nosotros mismos somos consolados por Dios” (2 Cor 1, 4). Nosotros consolamos con el consuelo con el que somos consolados por Dios, amamos con el amor con el que somos amados por Dios. No con uno diverso. Esto explica el eco, aparentemente desproporcionado, que tiene a veces un sencillísimo acto de amor, a menudo escondido, la esperanza y la luz que crea alrededor.

3. La caridad edifica

Cuando se habla de la caridad en los escritos apostólicos, no se habla de ella nunca en abstracto, de modo genérico. El trasfondo es siempre la edificación de la comunidad cristiana. En otras palabras, el primer ámbito de ejercicio de la caridad debe ser la Iglesia, y más concretamente aún la comunidad en la que se vive, las personas con las que se mantienen relaciones cotidianas. Así debe suceder también hoy, en particular en el corazón de la Iglesia, entre aquellos que trabajan en estrecho contacto con el Sumo Pontífice.

Durante un cierto tiempo en la antigüedad se quiso designar con el término caridad, agape, no sólo la comida fraterna que los cristianos tomaban juntos, sino también a toda la Iglesia5. El mártir san Ignacio de Antioquía saluda a la Iglesia de Roma como la que “preside en la caridad (agape)”, es decir, en la “fraternidad cristiana”, el conjunto de todas las iglesias6. Esta frase no afirma sólo el hecho del primado, sino también su naturaleza, o el modo de ejercerlo: es decir, en la caridad.

La Iglesia tiene necesidad urgente de una llamarada de caridad que cure sus fracturas. En un discurso suyo, Pablo VI decía: “La Iglesia necesita sentir refluir por todas sus facultades humanas la ola del amor, de ese amor que se llama caridad, y que precisamente ha sido difundida en nuestros corazones precisamente por el Espíritu Santo que se nos ha dado” 7. Sólo el amor cura. Es el óleo del samaritano. Oleo también porque debe flotar por encima de todo, como hace precisamente el aceite respecto a los líquidos. “Que por encima de todo esté la caridad, que es el vínculo de la perfección” (Col 3, 14). Por encima de todo, super omnia! Por tanto también de la fe y de la esperanza, de la disciplina, de la autoridad, aunque, evidentemente, la propia disciplina y autoridad puede ser una expresión de la caridad. No hay unidad sin la caridad y, si la hubiese, sería sólo una unidad de poco valor para Dios.

Un ámbito importante sobre el que trabajar es el de los juicios recíprocos. Pablo escribía a los Romanos: Entonces, ¿Con qué derecho juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? ... Dejemos entonces de juzgarnos mutuamente” (Rm 14, 10.13). Antes de él Jesús había dicho: “No juzguéis y no seréis juzgados [...] ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?” (Mt 7, 1-3). Compara el pecado del prójimo (el pecado juzgado), cualquiera que sea, con una pajita, frente al pecado de quien juzga (el pecado de juzgar) que es una viga. La viga es el hecho mismo de juzgar, tan grave es eso a los ojos de Dios.

El discurso sobre los juicios es ciertamente delicado y complejo y no se puede dejar a medias, sin que aparezca en seguida poco realista. ¿Cómo se puede, de hecho, vivir del todo sin juzgar? El juicio está dentro de nosotros incluso en una mirada. No podemos observar, escuchar, vivir, sin dar valoraciones, es decir, sin juzgar. Un padre, un superior, un confesor, un juez, quien tenga una responsabilidad sobre los demás, debe juzgar. Es más, a veces, como es el caso de muchos aquí en la Curia, el juzgar es, precisamente, el tipo de servicio que uno está llamado a prestar a la sociedad o a la Iglesia.

De hecho, no es tanto el juicio el que se debe quitar de nuestro corazón, ¡sino más bien el veneno de nuestro juicio! Es decir, el hastío, la condena. En el relato de Lucas, el mandato de Jesús: “No juzguéis y no seréis juzgados” es seguido inmediatamente, como para explicitar el sentido de estas palabras, por el mandato: “No condenéis y no seréis condenados” (Lc 6, 37). De por sí, el juzgar es una acción neutral, el juicio puede terminar tanto en condena como en absolución y justificación. Son los prejuicios negativos los que son recogidos y prohibidos por la palabra de Dios, los que junto con el pecado condenan también al pecador, los que miran más al castigo que a la corrección del hermano.

Otro punto cualificador de la caridad sincera es la estima: “competid en estimaros mutuamente” (Rm 12, 10). Para estimar al hermano, es necesario no estimarse uno mismo demasiado; es necesario – dice el Apóstol – “no hacerse una idea demasiado alta de sí mismos” (Rm 12, 3). Quien tiene una idea demasiado alta de sí mismo es como un hombre que, de noche, tiene ante los ojos una fuente de luz intensa: no consigue ver otra cosa más allá de ella; no consigue ver las luces de los hermanos, sus virtudes y sus valores.

“Minimizar” debe ser nuestro verbo preferido, en las relaciones con los demás: minimizar nuestras virtudes y los defectos de los demás. ¡No minimizar nuestros defectos y las virtudes de los demás, como en cambio hacemos a menudo, que es la cosa diametralmente opuesta! Hay una fábula de Esopo al respecto; en la reelaboración que hace de ella La Fontaine suena así:

“Cuando viene a este valle

cada uno lleva encima

una doble alforja.

Dentro de la parte de delante

de buen grado todos

echamos los defectos ajenos,

y en la de atrás, los propios”8.

Deberíamos sencillamente dar la vuelta a las cosas: poner nuestros defectos en la parte de delante y los defectos ajenos en la de detrás. Santiago advierte: “No habléis mal unos de otros” (St 4,11). El chisme ha cambiado de nombre, se llama comentario [gossip, n.d.t.] y parece haberse convertido en algo inocente, en cambio es una de las cosas que más contaminan el vivir juntos. No basta con no hablar mal de los demás; es necesario además impedir que otros lo hagan en nuestra presencia, hacerles entender, quizás silenciosamente, que no se está de acuerdo. ¡Qué aire distinto se respira en un ambiente de trabajo y en una comunidad cuando se toma en serio la advertencia de Santiago! En muchos locales públicos una vez se ponía: “Aquí no se fuma”, o también, “Aquí no se blasfema”. No estaría mal sustituirlas, en algunos casos, con el escrito: “¡Aquí no se hacen chismes!”

Terminemos escuchando como dirigida a nosotros la exhortación del Apóstol a la comunidad de Filipos, tan querida por él: “Os ruego que hagais perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tened un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagáis nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad os lleve a estimar a los otros como superiores a vosotros mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás” (Fil 2, 2-5).

1 Cf. S. Kierkegaard, Gli atti dell’amore, Milán, Rusconi, 1983, p. 163.

2 Benedicto XVI, Gesù di Nazaret, II Parte, Libreria Editrice Vaticana 2011, pp. 76 s.

3 S. Catalina de Siena, Dialogo 64.

4 S. Agustín, Comentario a la primera carta de Juan, 6,2 (PL 35, 2020).

5 Lampe, A Patristic Greek Lexicon, Oxford 1961, p. 8

6 S. Ignacio de Antioquía, Carta a los Romanos, saludo inicial.

7 Discurso en la audiencia general del 29 de noviembre de 1972 (Insegnamenti di Paolo VI, Tipografia Poliglotta Vaticana, X, pp. 1210s.).

8 J. de La Fontaine, Fábulas, I, 7

[Traducción del italiano por Inma Álvarez]

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Evangelio del domingo: Una vida más fuerte que la muerte

Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) - Publicamos el comentario al Evangelio del quinto domingo de Cuaresma (Juan 11, 1-45), 10 de abril, redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm arzobispo de Oviedo.


 

* * *

La Palabra de Dios va presidiendo y acompañando nuestro camino de cuaresma. Y cada domingo nos sale al encuentro con un tema de fondo que llega hasta los adentros. El agua, la luz... nos han acompañado en los últimos domingos para hablarnos de un Dios que sacia nuestra sed y que ilumina nuestras zonas apagadas. Este domingo se nos habla de la vida. La Pascua es la gracia de la vida, vida resucitada, pero sólo podremos acogerla si nos encontramos con quien ha vencido toda muerte, también la nuestra. Sin tomar conciencia de nuestra sed, de nuestra oscuridad y de nuestras muertes, Dios no podrá regalarnos su agua, su luz y su vida. Porque no hay curación más imposible que la del enfermo que ignora su mal: su mez­quina actitud es su mismo desahucio.

No es que Jesús no considere lo que los humanos tanto consideramos, sino que Él logra ver un más allá, un algo más a todos nuestros dramas y tragedias. Porque desde que Jesús vivió nuestra vida y existió en nuestra existencia, Él es el criterio para verlo y vivirlo todo. Lo que para los demás era la muerte de Lázaro, para Jesús era un sueño. Este era el diferente modo de ver las cosas: la muerte como terrible e inapelable desenlace o la muerte como sueño del que es posible despertar.

Jesús responderá a la muerte pronunciando sobre ella su palabra creadora de vida: "Lázaro, ¡sal fuera!" (Jn 11,43). Frente a todos los indicios de una muerte de cuatro días, Jesús llama a la vida a salir de la muerte. Y aquella tremenda y desafiante pregunta que hizo a Marta delante del drama de la muerte de su hermano Lázaro: "Yo soy la resurrección y la vida, ¿crees ésto?" (Jn 11,25-26), será la que nos hará a nosotros ante el drama y el aturdimiento de todas nuestras muertes: los egoís­mos, las tristezas, los rencores, las envidias, las injusticias, las frivolidades, las deses­peranzas... "Yo soy la resurrección y la vida... ¿crees esto?".

Vivir la cuaresma es reconocer estas muertes cotidianas que nos entierran en to­dos los sepulcros en donde no hay posibilidad de vida, ni de amor, ni de esperanza, ni de fe. Hay que sollozar conmovidos por nuestras situaciones mortecinas, hay que dolerse de todos nuestros lutos inhumanos... y desde todos ellos, esperar el algo más que Dios en Jesús nos concede: desde la oscuridad de todos nuestros sepulcros, poder escuchar la voz creadora del Señor que nos llama a salir del escondrijo de la muerte: ¡sal fuera! ¡sal al amor, a la paz, a la justicia, al perdón, a la alegría, a la vida, a Dios!

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Documentación


Criterios de Benedicto XVI para discernir la piedad popular
Discurso a la Comisión Pontificia para América Latina
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) - Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este viernes a los participantes en la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina.

* * *

Señores Cardenales,

Queridos hermanos en el Episcopado

1. Saludo con afecto a los Consejeros y Miembros de la Comisión Pontificia para América Latina, que se han reunido en Roma para su Asamblea Plenaria. Saludo de manera especial al Señor Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de dicha Comisión Pontificia, agradeciéndole vivamente las palabras que me ha dirigido en nombre de todos para presentarme los resultados de estos días de estudio y reflexión.

2. El tema elegido para este encuentro, «Incidencia de la piedad popular en el proceso de evangelización de América Latina», aborda directamente uno de los aspectos de mayor importancia para la tarea misionera en la que están empeñadas las Iglesias particulares de ese gran continente latinoamericano. Los Obispos que se reunieron en Aparecida para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que tuve el gusto de inaugurar en mi viaje a Brasil, en mayo de 2007, presentan la piedad popular como un espacio de encuentro con Jesucristo y una forma de expresar la fe de la Iglesia. Por tanto, no puede ser considerada como algo secundario de la vida cristiana, pues eso «sería olvidar el primado de la acción del Espíritu y la iniciativa gratuita del amor de Dios» (Documento conclusivo, n. 263).

Esta expresión sencilla de la fe tiene sus raíces en el comienzo mismo de la evangelización de aquellas tierras. En efecto, a medida que el mensaje salvador de Cristo fue iluminando y animando las culturas de allí, se fue tejiendo paulatinamente la rica y profunda religiosidad popular que caracteriza la vivencia de fe de los pueblos latinoamericanos, la cual, como dije en el Discurso de inauguración de la Conferencia de Aparecida, constituye «el precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina, y que ella debe proteger, promover y, en lo que fuera necesario, también purificar» (n. 1).

3. Para llevar a cabo la nueva evangelización en Latinoamérica, dentro de un proceso que impregne todo el ser y quehacer del cristiano, no se pueden dejar de lado las múltiples demostraciones de la piedad popular. Todas ellas, bien encauzadas y debidamente acompañadas, propician un fructífero encuentro con Dios, una intensa veneración del Santísimo Sacramento, una entrañable devoción a la Virgen María, un cultivo del afecto al Sucesor de Pedro y una toma de conciencia de pertenencia a la Iglesia. Que todo ello sirva también para evangelizar, para comunicar la fe, para acercar a los fieles a los sacramentos, para fortalecer los lazos de amistad y de unión familiar y comunitaria, así como para incrementar la solidaridad y el ejercicio de la caridad.

Por consiguiente, la fe tiene que ser la fuente principal de la piedad popular, para que ésta no se reduzca a una simple expresión cultural de una determinada región. Más aún, tiene que estar en estrecha relación con la sagrada Liturgia, la cual no puede ser sustituida por ninguna otra expresión religiosa. A este respecto, no se puede olvidar, como afirma el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que «liturgia y piedad popular son dos expresiones cultuales que se deben poner en relación mutua y fecunda: en cualquier caso, la Liturgia deberá constituir el punto de referencia para "encauzar con lucidez y prudencia los anhelos de oración y de vida carismática" que aparecen en la piedad popular; por su parte la piedad popular, con sus valores simbólicos y expresivos, podrá aportar a la Liturgia algunas referencias para una verdadera inculturación, y estímulos para un dinamismo creador eficaz» (n. 58).

4. En la piedad popular se encuentran muchas expresiones de fe vinculadas a las grandes celebraciones del año litúrgico, en las que el pueblo sencillo de América Latina reafirma el amor que siente por Jesucristo, en quien encuentra la manifestación de la cercanía de Dios, de su compasión y misericordia. Son incontables los santuarios que están dedicados a la contemplación de los misterios de la infancia, pasión, muerte y resurrección del Señor, y a ellos concurren multitudes de personas para poner en sus divinas manos sus penas y alegrías, pidiendo al mismo tiempo copiosas gracias e implorando el perdón de sus pecados. Íntimamente unida a Jesús, está también la devoción de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe a la Santísima Virgen María. Ella, desde los albores de la evangelización, acompaña a los hijos de ese continente y es para ellos manantial inagotable de esperanza. Por eso, se recurre a Ella como Madre del Salvador, para sentir constantemente su protección amorosa bajo diferentes advocaciones. De igual modo, los santos son tenidos como estrellas luminosas que constelan el corazón de numerosos fieles de aquellos países, edificándolos con su ejemplo y protegiéndolos con su intercesión.

5. No se puede negar, sin embargo, que existen ciertas formas desviadas de religiosidad popular que, lejos de fomentar una participación activa en la Iglesia, crean más bien confusión y pueden favorecer una práctica religiosa meramente exterior y desvinculada de una fe bien arraigada e interiormente viva. A este respecto, quisiera recordar aquí lo que escribí a los seminaristas el año pasado: «La piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios"» (Carta a los seminaristas, 18 octubre 2010, n. 4).

6. Durante los encuentros que he tenido en estos últimos años, con ocasión de sus visitas ad limina, los Obispos de América Latina y del Caribe me han hecho siempre referencia a lo que están realizando en sus respectivas circunscripciones eclesiásticas para poner en marcha y alentar la Misión continental, con la que el episcopado latinoamericano ha querido relanzar el proceso de nueva evangelización después de Aparecida, invitando a todos los miembros de la Iglesia a ponerse en un estado permanente de misión. Se trata de una opción de gran trascendencia, pues se quiere con ella volver a un aspecto fundamental de la labor de la Iglesia, es decir, dar primacía a la Palabra de Dios para que sea el alimento permanente de la vida cristiana y el eje de toda acción pastoral.

Este encuentro con la divina Palabra debe llevar a un profundo cambio de vida, a una identificación radical con el Señor y su Evangelio, a tomar plena conciencia de que es necesario estar sólidamente cimentado en Cristo, reconociendo que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y, con ello, una orientación decisiva» (Carta enc. Deus caritas est, n. 1).

En este sentido, me complace saber que en América Latina ha ido creciendo la práctica de la lectio divina en las parroquias y en las pequeñas comunidades eclesiales, como una forma ordinaria para alimentar la oración y, de esa manera, dar solidez a la vida espiritual de los fieles, ya que «en las palabras de la Biblia, la piedad popular encontrará una fuente inagotable de inspiración, modelos insuperables de oración y fecundas propuestas de diversos temas» (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, n. 87).

7. Queridos hermanos, les agradezco sus valiosos aportes encaminados a proteger, promover y purificar todo lo relacionado con las expresiones de la religiosidad popular en América Latina. Para alcanzar este objetivo, será de gran valor continuar impulsando la Misión continental, en la cual ha de tener particular espacio todo lo que se refiere a este ámbito pastoral, que constituye una manera privilegiada para que la fe sea acogida en el corazón del pueblo, toque los sentimientos más profundos de las personas y se manifieste vigorosa y operante por medio de la caridad (cf. Ga 5, 6).

8. Al concluir este gozoso encuentro, a la vez que invoco el dulce Nombre de María Santísima, perfecta discípula y pedagoga de la evangelización, les imparto de corazón la Bendición Apostólica, prenda de la benevolencia divina.

[Texto original en español

©Libreria Editrice Vaticana]

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