5.04.11

Evo Morales, “el salvador del mundo indígena”

A las 4:32 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América
 

Desde la llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia su relación con la Iglesia católica no ha sido fácil y eso el cardenal arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, Julio Terrazas, lo sabe bien. Así quedó claro en un libro-entrevista apenas publicado en Sudamérica en el cual el purpurado pasó revista no sólo a su vida y a su labor pastoral sino también a la política de su país y Latinoamérica. Un texto tan simple como útil, el legado de un cardenal que ya presentó su renuncia (al cumplir 75 años) y está llegando al final de su carrera eclesiástica.

Bajo el título “Coloquios con el cardenal Julio Terrazas. Servidor de todos”, el sacerdote Ariel Beramendi recopiló varias entrevistas con uno de los “príncipes de la Iglesia” más reacios a hablar con la prensa. Resultado: 80 páginas de un jugoso material del que Sacro&Profano comparte ahora con sus lectores uno de los extractos más interesantes.

COLOQUIOS CON EL CARDENAL JULIO TERRAZAS
Ariel Beramendi. Grupo Editorial Kipus. Bolivia, marzo 2011
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¿Qué piensa de su compatriota Evo Morales? Es bueno que el pueblo sepa lo que opina el Pastor.

CJT: Es importante no caer en prejuicios, sino mirar la persona del Presidente. El señor Presidente tiene muchas cualidades, por ejemplo saber hablar al pueblo y decirle al Pueblo lo que el Pueblo quiere escuchar. Ésa es una cualidad, no todos lo pueden hacer. Es un hombre de muchas inquietudes y creo que él honestamente desea el cambio del país; ahora bien, las formas y las maneras a veces lo pueden traicionar porque los procesos de cambio no se generan de la noche a la mañana, requieren de tiempo, paciencia y, sobre todo, horas y horas para explicar que el objetivo no es un capricho sino potenciar la capacidad de nuestros pueblos.

No sé si el señor Presidente escucha todo lo que le dicen sus consejeros, asesores o informantes pero él demuestra una capacidad muy grande para captar la realidad. A veces la forma de expresarlo puede no ser perfecta pero él está al tanto de los conflictos mundiales y de la economía global. Ha adquirido un gran bagaje de experiencia que requiere el puesto que ocupa.

Su sencillez era más grande al comienzo; es lo más difícil de mantener vivo, pienso que es necesaria la capacidad de “cerrar los oídos” para no escuchar demasiados elogios, alabanzas o aplausos. Se necesita una capacidad de decir: estoy haciendo un servicio que requiere escuchar a los otros. Soy del parecer de que debería escuchar más a los otros y no sólo a los que están a su lado.

Creo que el Presidente está representando el papel que le han dicho que él tiene: el del salvador del mundo indígena. Se presenta como el que salvará a los indígenas de todo el mundo y sostiene que tiene una personalidad casi a la misma altura que la de los otros líderes religiosos. Todo eso que le han ido insinuando aparece con claridad en alguna de sus actuaciones. Dicen por ahí que lo grande y lo hermoso está a un segundo de lo ridículo, y él puede caer en esta situación al apuntarse a cosas que no le corresponden.

Podría ser un modelo para América Latina si sabría respetar las diferencias, aprovechando todos los valores culturales sin mezclar ideologías que vienen de afuera.

¿Cuáles son las semejanzas entre Hugo Chávez y Evo Morales, en concreto en referencia a la relación Jerarquía Católica – Estado?

CJT:Es difícil dar un calificativo que limite sólo a diferencias o semejanzas. En Venezuela, aunque su gobernante hable de un ideal hermoso, en su relación con la Iglesia Católica, con los hermanos Obispos, he visto un enfrentamiento frontal donde hubo calificativos totalmente desmesurados y hubo respuestas que no gustaron al gobierno.

En Venezuela las situaciones tensas se originaron desde el comienzo del periodo presidencial, se inició con un discurso de “Jerarquía por un lado y la Iglesia de base por otro” pero sin mucha respuesta de parte del pueblo, porque como he podido constatar –en los diálogos que mantengo con los Obispos del continente en las reuniones del CELAM– el Pueblo de Dios sigue a sus Pastores, los escucha y practica su religiosidad.

En Bolivia, pienso que la Iglesia ha estado atenta y diría silenciosa por mucho tiempo, esperando que el proceso de cambio que era tan anhelado por todo el Pueblo boliviano nos lleve a estimarnos y respetarnos más entre todos los bolivianos. Como jerarquía fuimos bastante cautelosos, la Iglesia no emitió ningún documento desde el primer día para mostrar su desacuerdo; puedo afirmar con toda verdad que se dieron orientaciones para facilitar el anhelado proceso de cambio. Esperábamos que la Constituyente hubiese sido un espacio de diálogo, aunque sabíamos que de allí no saldría una receta divina que nos llevaría a la perfección.

Creíamos que los referéndums ayudasen a crear una mentalidad de participación consciente y libre. En su momento allanamos problemas como el artículo 3 de la antigua Constitución Política del Estado en la que, según algunos, se privilegiaba a la religión católica.

Eso sí, fuimos los primeros en pedir al gobierno que aclarara a qué se refería cuando se hablaba de Estado laico. Fuimos muy claros: pensamos que si se entiende bien lo que es una nación laica no tenemos por qué oponernos a ello, porque se debe respetar la libertad de todos los grupos y de todas las personas. Sin embargo, se generó una preocupación en la Iglesia cuando se empezó a utilizar el pretexto de ser un Estado laico para dar signos de laicismo, de querer eliminar al Dios de los cristianos, de dejarnos a un lado, sin voz ni voto dentro de la vida del país.

Por lo demás, pensamos que se pueden retomar las costumbres antiguas y ancestrales, la gente puede seguir libremente sus creencias y rituales. En efecto, luego de un tiempo relativamente corto la imagen cambió y diría que fue similar a algunos discursos que escuchamos a Hugo Chávez, en concreto la terminología de “jerarcas al lado de los ricos, y sacerdotes de base a lado de los pobres”; la división entre “Obispos que trabajan y aquellos que no”…; en definitiva un discurso que ha intentado dividir internamente a la Iglesia. Algo que, por supuesto, no ha sido positivo para nuestro pueblo que sigue siendo mayoritariamente católico y que sabe que la Iglesia está cumpliendo una misión al servicio de los desposeídos, lo cual es innegable cuando vemos escuelas, hogares y hospitales a donde el Estado todavía no ha llegado, y cuando comparezca no tendremos por qué insistir pues es la misión del Estado llenar esos vacíos; mientras tanto el servicio que hace la Iglesia seguirá siendo generoso, con gran amor a los pobres, a los más necesitados y desamparados.

En definitiva, existen aún ciertas diferencias, si en Venezuela el diálogo se ha complicado, aquí en Bolivia con un poco de buena voluntad se podría tener un diálogo fecundo y no un diálogo de sordos, un diálogo que nace del servicio de una Iglesia que sólo está interesada en pedir respeto a la dignidad humana y a su fe.