1.04.11

Bryan Kemper (fotografía de su blog)

 

Buenas noticias, y en Cuaresma especialmente providenciales. Todos estamos necesitados de conversión. Por circunstancias de la vida, esta semana ha sido poco ‘internetera‘ y tenía muchas lecturas y post pendientes. La cuenta de twitter a medio gas.

Pero esta historia trastoca mis planes. Sigo un blog de «justicia social» (de la de verdad) hace tiempo, y la noticia me ha impresionado. Otra conversión del ámbito pro-vida[1]. Reincide en un camino seguido por muchos otros: partiendo de verdades humanas se llegan a las sobrenaturales, y que a la vez muestran el verdadero alcance la «guerra cultural» tal como la entiendo. Parafraseando a Bruno, no estamos aquí para ser mejores, estamos para querer más al Señor. Lástima de quien crea que son frases intercambiables.

Bryan Kemper, presbiteriano, lo cuenta en primera persona: My Journey Home To The Catholic Church – Why I Am Converting To Catholicism. Traduzco algunos párrafos, no necesitan glosa. Mantengo su uso de las mayúsculas, sólo eso es revelador, las negritas, mías:

 

Sé que esto que viene será una gran sorpresa para muchos. Yo todavía estoy en estado de shock. Los últimos 23 años de mi vida han estado marcados por una vida para y por Cristo, siempre con ganas de servirle y conocer su verdad […]

Quiero hacer saber que no es una decisión tomada a la ligera, he luchado contra esto durante años. Hay varias cosas que me llevaron a la búsqueda y, finalmente, a decidir volver a la Iglesia. Voy a compartir un par de ellas brevemente, y me encantaría sentarme personalmente, con tiempo, con cada uno para hablar sobre ellas con más detalle, con tranquilidad.

La autoridad de la Iglesia. Simplemente hay miles y miles de denominaciones y cada vez que alguien no está de acuerdo con alguna enseñanza de su iglesia opta por iniciar una nueva. La Iglesia Católica mantiene sus enseñanzas desde el principio basadas en las escrituras. No creo que Dios sea feliz con la existencia de miles de denominaciones o iglesias no-denominacionales […] El hecho es que la enseñanza cristiana actual puede diferir mucho entre dos iglesias, hasta el punto que parecen religiones diferentes, e incluso dioses diferentes. Debe haber una verdad establecida que Dios nos dio y que se ha mantenido desde Cristo.

Pro-vida y contracepción. Sólo hay una iglesia que ha sido constante desde la época de Cristo hasta nuestros días sobre la enseñanza acerca de la vida y la anticoncepción. Antes de 1930 nunca hubo una sola iglesia cristiana en la historia que aceptase forma alguna de anticoncepción y en la actualidad sólo hay una que se haya mantenido de modo absoluto en esta verdad y enseñanza cristiana.

Comunión o Eucaristía. Siempre he creído que la comunión era más que un mero símbolo y un recuerdo de la iglesia primitiva, sin embargo es cristalinamente claro que nos fue dado desde el primer día. San Ignacio de Antioquia, discípulo del apóstol San Juan lo aclara y nos lo transmitió bien.

[…]

Pensaba, tómese como una reflexión quizá no muy teológicamente cierta, que la sangre de esos «mártires inocentes» también está dando sus frutos de conversión. Bienvenido, Bryan, y gracias.


 


Notas

[1] He tenido la suerte de contar las de Antonielli, Paul Shenck, Raquel Welch, o la «atea de remate»