ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 28 de marzo de 2011

Santa Sede

¿Guerra justa en Libia?

Benedicto XVI exhorta a valorar el “valor pedagógico” de la confesión

La ausencia de preguntas sobre la fe constituye, desafío para la Iglesia

El Papa subraya el derecho a un trabajo “seguro, digno y estable”

El Papa concede la 'Ecclesiastica Communio' al nuevo patriarca maronita

Mundo

México: arzobispo exhorta a los narcotraficantes al arrepentimiento

España: Ordenados dos sacerdotes y dos diáconos de Lumen Dei

Los obispos del Norte de África, contra la guerra en Libia

Análisis

¿Primavera árabe u otoño de las minorías?

Reportaje

Millones de personas en todo el mundo subrayaron el Sí a la Vida

Entrevistas

P. Dermin: “Si la fe de la Iglesia se debilita, el exorcismo pierde eficacia”

Documentación

Audiencia del Papa a los trabajadores siderúrgicos de Terni

Audiencia del Papa a los participantes en el Curso sobre el Fuero Interno


Santa Sede


¿Guerra justa en Libia?
Representantes católicos se unen para acallar las armas

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Los representantes más autorizados de la Iglesia católica, comenzando por el mismo Benedicto XVI, han unido sus voces en los últimos días para exigir a los organismos internacionales y a las partes implicadas que detengan las operaciones militares en Libia.

Después de que el papa, este domingo pidiera a "cuantos tienen responsabilidades políticas y militares" "el inmediato inicio de un diálogo, que suspenda el uso de las armas" (Cf. ZENIT, 27 de marzo de 2011), los obispos de la Conferencia Episcopal de las Regiones del Norte de África (CERNA), que engloba a Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, han emitido este lunes un comunicado en el que se manifiestan contra la guerra (Cf. ZENIT, 28 de marzo de 2011).

Por su parte, el nuncio apostólico en Gran Bretaña, el arzobispo Antonio Mennini, quien participará este martes como observador de la Santa Sede en la Conferencia Internacional sobre Libia en Londres, ha declarado este lunes: "Es muy importante que las partes involucradas escuchen o actúen al menos según el espíritu con el que habló ayer el pontífice para 'apoyar toda señal por más débil que sea de apertura y de voluntad de reconciliación entre todas las partes involucradas en la búsqueda de soluciones pacíficas y duraderas'".

"Las palabras apremiantes en el Ángelus --concluye monseñor Mennini en declaraciones distribuidas por el Servicio de Información Religiosa de la Conferencia Episcopal Italiana-- muestran toda la preocupación por la población civil y confirman la vocación específica de la Santa Sede, en primer lugar del papa, de ser portavoz de las aspiraciones más profundas de la familia humana, que buscan también una unidad fundada en la paz, en la justicia, y en las relaciones de amistad y fraternidad".

 

 Superar la fase cruenta

En la intervención que pronunció este lunes el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, ante el Consejo Permanente de esa institución, explicó que "la invocada y repentina intervención internacional ideada bajo la égida de la ONU y llevada adelante con la participación de la OTAN ha provocado interrogantes y tensiones".

El purpurado se ha unido "a las apremiantes palabras que el Santo Padre ha expresado en varias ocasiones de solidaridad a esas poblaciones y de auspició de una superación inmediata de la fase cruenta: ante la intervención ya emprendida, deseamos que se detengan las armas, y que sobre todo se preserve la incolumidad y la seguridad de los ciudadanos, garantizando el acceso a los indispensables auxilios humanitarios, en un marco de justicia".

"Creemos que el camino de la diplomacia es el camino justo y posible, quizá todavía deseada por las partes en causa, premisa y condición para encontrar un 'camino africano' hacia el futuro, invocado sobre todo por los jóvenes. Así se podrán evitar también posibles presiones extremistas, que tendrían resultados imprevisibles y graves", explicó el cardenal Bagnasco.

Monseñor Giovanni Innocenzo Martinelli, vicario apostólico di Trípoli, quien desde el inicio se ha opuesto al recurso a la fuerza en Liba, este lunes ha agradecido públicamente las palabras que pronunció el día anterior Benedicto XVI: "El llamamiento del Santo Padre es una buenísima noticia, que nos consuela mucho. El papa ha pronunciado palabras que afirman la necesidad de la reconciliación, de la paz y del diálogo".

¿Guerra justa?

Las intervenciones de los representantes de la Iglesia su fundamentan en las enseñanzas sobre el Catecismo de la Iglesia Católica, que establecen el deber de evitar la guerra y que ilustran los casos en los que puede hablarse de "guerra justa", o más bien de legítima defensa.

El número 2309 establece "las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar".

La primera condición establecida por el Catecismo es "que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto".

En segundo lugar, exige "que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.".

La tercera condición establece "que se reúnan las condiciones serias de éxito.".

Por último, se pide "que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar".

El catecismo aclara que "el poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición".

¿Quién declara entonces que la guerra en Libia es justa o injusta? El Catecismo responde: "la apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común".

Por Jesús Colina

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Benedicto XVI exhorta a valorar el “valor pedagógico” de la confesión
Recibió en audiencia a los participantes en el Curso sobre el Fuero Interno
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 28 de marzo 2011 (ZENIT.org).- “El valor pedagógico de la Confesión sacramental” es el elemento principal que el Papa Benedicto XVI ha querido destacar en el discurso que dirigió, al recibirlos en audiencia el pasado viernes, a los participantes en el Curso sobre el Fuero Interno, promovido por la Penitenciaria Apostólica y que se ha desarrollado del 21 al 25 de marzo.

Para el Pontífice, se trata de “un aspecto que quizás no se ha considerado suficientemente, pero que es de gran relevancia espiritual y pastoral”, porque el confesionario puede ser “un 'lugar' real de santificación”.

“¿De qué modo educa el Sacramento de la Penitencia?”, preguntó. “¿En qué sentido tiene su celebración, un valor pedagógico, antes que nada para los ministros?”.

Para responder a estas preguntas, sugirió “comenzar desde el reconocimiento de que la misión sacerdotal constituye un punto de observación único y privilegiado, del cual, cotidianamente, se da la contemplación del esplendor de la Misericordia divina”.

“En el fondo -reconoció- confesar significa asistir a tantas professiones fidei cuantos son los penitentes, y contemplar la acción de Dios misericordioso en la historia, tocar con la mano los efectos salvíficos de la Cruz y de la Resurrección de Cristo, en todo tiempo y para cada hombre”.

Escuela” para el sacerdote

“Conocer y, en cierto modo, visitar el abismo del corazón humano, incluso en los aspectos oscuros”, observó el Papa, “si por un lado pone a prueba la humanidad y la fe del mismo sacerdote, por el otro lado alimenta en él la certeza de que la última palabra sobre el mal del hombre y de la historia es de Dios, y de su Misericordia, capaz de hacer nuevas todas las cosas”.

De las confesiones, de hecho, el sacerdote puede aprender mucho, sobre todo “de penitentes ejemplares de su vida espiritual, de la seriedad con la que conducen su examen de conciencia, de la transparencia en el reconocimiento del propio pecado y por la docilidad hacia la enseñanza de la Iglesia y las indicaciones del confesor”.

“¡De la administración del Sacramento de la Penitencia podemos recibir profundas lecciones de humildad y de fe!”, exclamó, definiéndola como “una llamada muy fuerte para todo sacerdote a la conciencia de la propia identidad”.

“Nunca, sólo por la fuerza de nuestra humanidad, podremos escuchar las confesiones de los hermanos!”, prosiguió el Pontífice.

“Si estos se acercan a nosotros es sólo porque somos sacerdotes, configurados en Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, y capaces de actuar en su Nombre y en su Persona, de hacer realmente presente a Dios que perdona, renueva y transforma”.

Penitentes

En cuanto el valor pedagógico para los penitentes, el Pontífice advirtió que es necesario admitir que “esto depende, antes que nada, de la acción de la Gracia y de los efectos objetivos del Sacramento en el alama del fiel”.

“La Reconciliación sacramental es uno de los momentos en los que la libertad personal y la conciencia de uno mismo están llamadas a expresarse en un modo particularmente evidente. Y quizás también por esto, en una época de relativismo y, por consiguiente, de una conciencia atenuada del propio ser, se debilita también la práctica sacramental”.

En este contexto, “un importante valor pedagógico” tiene el examen de conciencia, que “educa a mirar con sinceridad la propia existencia, a confrontarla con la verdad del Evangelio y a valorarla con parámetros no sólo humanos, sino tomados de la Revelación divina”.

“La confrontación con los Mandamientos y con las Bienaventuranzas y, sobre todo, con el Precepto del amor, constituye la primera gran 'escuela penitencial'”.

La confesión íntegra de los pecados, además, “educa al penitente a la humildad, al reconocimiento de la propia fragilidad y, al mismo tiempo, a la conciencia de la necesidad del perdón de Dios y a la confianza de que la Gracia divina puede transformar la vida”.

En época caracterizada “por el ruido, la distracción, la soledad, el coloquio del penitente con el confesor puede ser una de las pocas, sino la única ocasión de ser escuchado de verdad y en profundidad”.

Por este motivo, ha pedido a los sacerdotes que le den “el espacio adecuado al ejercicio del ministerio de la Penitencia en el confesionario: ser acogidos y escuchados constituye también un signo humano de la acogida y de la bondad de Dios hacia sus hijos”.

El saludo del Penitenciario Mayor

En su saludo al Papa, como cuenta el L'Osservatore Romano, el cardenal Fortunato Baldelli, penitenciario mayor, recordó que “cada confesor, para desarrollar bien y fielmente su ministerio, debe procurarse la ciencia y la prudencia necesaria para este objetivo”.

El purpurado presentó al Pontífice, sacerdotes de 242 diócesis de 68 naciones que participan anualmente en el Curso sobre el Fuero Interno y afirmó que “la preparación doctrinal del confesor es absolutamente indispensable”.

Tras la estela del Papa Pío V, que afirmaba “dadme buenos confesores y renovaré los fundamentos de la Iglesia”, la Penitenciaria promueve cada año, estas jornadas de estudio sobre el sacramento de la Penitencia, recordó.

“Con viva satisfacción destacamos que los frutos de estos encuentros anuales tienen una respuesta concreta en la actividad cotidiana de nuestro dicasterio, que es interpelado con creciente interés y conocido por su misión fundamental en la Iglesia que es la salus animarum”, destacó.



 

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La ausencia de preguntas sobre la fe constituye, desafío para la Iglesia
El cardenal Ravasi hace un balance de la sesión del Atrio de los Gentiles en París
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A pesar de había sido una opción "algo arriesgada", la sesión del Atrio de los Gentiles en París ha tenido un resultado positivo, constata el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, al concluir el encuentro celebrado en la Ciudad de las Luces del 24 al 25 de marzo.

"Ilustración, religión, razón común", fue el tema sobre el que discutieron intelectuales creyentes y no creyentes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO), así como en otros lugares simbólicos de la cultura francesa, como la Universidad de la Sorbona, la Academia Francesa, o el atrio de la catedral Notre Dame.

El Atrio de los Gentiles, cuyo director ejecutivo es el padre Jean-Marie Laurent Mazas, ha sido creado como una estructura permanente del Consejo Pontificio de la Cultura para ofrecer un espacio de diálogo libre entre creyentes y no creyentes sobre el tema de la fe y de las grandes cuestiones existenciales (vida y muerte, bien y mal, amor y dolor, verdad y mentira, trascendencia e inmanencia).

Al hacer un balance de esta experiencia, el cardenal Ravasi ha comentado a los micrófonos de "Radio Vaticano": "mi impresión tiene tres elementos: por una parte, el encuentro de París ha sido por excelencia el encuentro con una ciudad simbólica, que en la tradición es la ciudad de la laicidad, por tanto, de la libertad, de la independencia entre Iglesia y Estado y, tengo que decir, que este encuentro ha encontrado una particular atención y sensibilidad".

"Una segundo consideración --añade-- afecta a los temas, pues todos han sido de alto nivel, y han tenido lugar auténticos diálogos, con puntos de vista diferentes, pero también con mucha pasión".

"La tercera experiencia, la tercera sensación --confiesa-- es que el encuentro de París se convierte verdaderamente en un modelo que, sin embargo, tendremos que adaptar continuamente en otras formas para otras ciudades, teniendo sobre todo en cuenta el punto final de la vigilia, cuando la participación se hace verdaderamente popular, con la muchedumbre, con un horizonte más amplio".

"De hecho, en el futuro tenemos que afrontar no sólo el ateísmo o las preguntas que los no creyentes de alto nivel plantean, sino también la superficialidad, la ausencia de preguntas sobre la fe, que con frecuencia se registran a nivel más bajo".

El cardenal Ravasi ha pedido al Colegio de los Bernardinos, un gran centro cultural de la diócesis de París, que continúe promoviendo a nivel local el diálogo entre creyentes y no creyentes con iniciativas del Atrio de los Gentiles.

"Nosotros, de la Santa Sede, venimos sólo a sembrar una semilla, pero otros deberán hacer que florezca", aclara el cardenal.

Las próximas ciudades en las que se están organizando encuentros del Atrio de los Gentiles son Tirana, Estocolmo, Praga, Quebec, Chicago y Florencia.

[Más información en: http://www.atriumgentium.org]



 



 

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El Papa subraya el derecho a un trabajo “seguro, digno y estable”
En el 30º aniversario de la visita de Juan Pablo II al complejo siderúrgico de Terni (Italia)
ROMA, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La Iglesia “sostiene, conforta, anima todo esfuerzo directo a garantizar a todos un trabajo seguro, digno y estable”. Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI al recibir el pasado sábado a los 8.000 participantes de la peregrinación de la diócesis de Terni-Narni-Amelia, en el 30° aniversario de la visita de Juan Pablo II al complejo siderúrgico de la ciudad.

Recordando este encuentro de Juan Pablo II con los trabajadores de Terni, el 19 de marzo de 1981 – la primera vez que un Papa pisaba una fábrica –, Benedicto XVI afirmó que “el trabajo es uno de los elementos fundamentales sea de la persona que de la sociedad. Las condiciones de trabajo difíciles y precarias vuelven difíciles y precarias las condiciones de la misma sociedad, las condiciones de un vivir ordenado según las exigencias del bien común.”.

El trabajo, subrayó el Papa, desde una perspectiva cristiana, “ayuda a estar más cerca de Dios y de los demás. Jesús mismo fue trabajador, incluso pasó una buena parte de su vida terrena en Nazaret”.

“Ya esto nos habla de la dignidad del trabajo, incluso de la dignidad específica del trabajo humano que se introduce en el misterio mismo de la redención”, añadió.

Sin embargo, a menudo el trabajo “se considera sólo un instrumento de ganancia, e incluso, en varias partes del mundo, como medio de explotación y por tanto de ofensa a la misma dignidad de la persona”.

En muchos lugares hoy, subrayó el Papa, se experimenta gran inquietud ante la crisis económica, la destrucción del empleo. El Pontífice quiso subrayar la cercanía de la Iglesia, a los trabajadores y sus familias.

“Estoy cerca de vosotros, dejando en las manos de Dios todas vuestras ansias y preocupaciones, y espero que, en la lógica de la gratuidad y de la solidaridad, se puedan superar estos momentos, para que se asegure un trabajo seguro, digno y estable”, afirmó el Papa.

También quiso dirigir un pensamiento a la lacra de las muertes por accidentes de trabajo. “Sé que muchas veces habéis tenido que afrontar esta trágica realidad – afirmó el Pontífice –. Es necesario realizar todo tipo de esfuerzos para que la cadena de muertos y de accidentes de termine”.

“Quisiera mencionar además el problema del trabajo en Domingo – prosiguió –. Por desgracia en nuestra sociedad, el ritmo del consumo puede robarnos también el sentido de la fiesta y del Domingo como día del Señor y de la comunidad”.

El Papa concluyó augurando que con “la lógica de la gratuidad y de la solidaridad” se supere la crisis económica y se asegure un trabajo respetuoso de la persona.

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El Papa concede la 'Ecclesiastica Communio' al nuevo patriarca maronita
El patriarca Béchara Boutros Raï tomó posesión de su sede el viernes en Bkerké
ROMA, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI concedió la Ecclesiastica Communio el pasado viernes al 77° Patriarca de Antioquía de los Maronitas Béchara Boutros Raï, elegido por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia Maronita el pasado 15 de marzo para suceder en este cargo al cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, quien presentó su dimisión a los 90 años de edad.

El nuevo patriarca, de 71 años, es original de Himlaya, un pueblo de montaña al este de Beirut (Líbano), y fue designado oficialmente a través de una ceremonia que tuvo lugar el 25 de marzo, en Bkerké – a 25km al norte de Beirut –, donde desde 1790 se encuentra la residencia oficial del Patriarca maronita.

“Es motivo de orgullo para Su Iglesia estar unida, desde los orígenes, al Sucesor de Pedro – escribó el Papa en la carta de concesión de la Ecclesiastica Communio en conformidad con el Código de Derecho Canónico de las Iglesias Orientales –. Pedro fue llamado por Jesús a conservar en la unidad, en la verdad y en el amor a su Única Iglesia. Siguiendo una bella y antigua tradición, el nombre de Pedro se añade al del Patriarca”.

En la carta, el Papa ha augurado que el nuevo patriarca tenga “todo el ardor, iluminado por la sabiduría y templado por la prudencia, para guiar a la Iglesia maronita. Adornada por la gloria de san Marón y de los santos libaneses san Charbel, san Nimatullah, santa Rafqa y el beato Estéphan, podrá salir al encuentro de su Esposo, nuestro Salvador”.

“Que el Señor le asista en su ministerio de 'Padre y de Cabeza' – prosiguió Benedicto XVI – para proclamar la Palabra que salva, para que sea vivida y celebrada con misericordia según las antiguas tradiciones espirituales y litúrgicas de la Iglesia maronita. ¡Que todos los fieles que le han sido confiados encuentren consuelo en su solicitud paternal!”

La Iglesia maronita es una comunidad sui iuris en el seno de la Iglesia católica, desde siempre en comunión con Roma, aunque mantiene una liturgia y un calendario propios: celebra su liturgia en árabe, excepto en los cantos antiguos y en las oraciones ancestrales de la Eucaristía, para las que utiliza el arameo.

Fue fundada por san Marón, que vivió entre los siglos IV y V somo eremita en las montañas del Tauro, en los alrededores de Cirro, una antigua ciudad de la Siria septentrional, que en vida se ganó la fama de taumaturgo y que gozó de una gran reputación como director espiritual.

Hoy la Iglesia maronita cuenta con más de 3 millones de fieles y está presente en el Líbano, Siria, Egipto, Tierra Santa, y en los países de la diáspora, como Argentina y Australia.

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Mundo


México: arzobispo exhorta a los narcotraficantes al arrepentimiento
Especialmente a quienes “se han involucrado en el crimen organizado”
LEÓN, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org El Observador).- Durante la celebración eucarística celebrada ayer en la catedral de León, el arzobispo de esta circunscripción, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, hizo un enérgico llamamiento a los narcotraficantes para que se arrepientan y dejen de tener en un puño al pueblo mexicano.

El importante llamado del arzobispo metropolitano de la región del bajío mexicano, una de las regiones más católicas del continente americano, cuna de la rebelión de los cristeros en 1926-1929, ha resonado en todo el país, que en cuatro años, por la guerra contra el narcotráfico, ha visto ya la muerte de 35 mil personas.

Monseñor Martín Rábago exigió a los delincuentes “retirarse de esa actividad de muerte para obtener el perdón de Dios”.  Admitió, sin embargo, que la amenaza de excomunión que el algunas diócesis del país se cierne sobre los narcotraficantes “no ha dado mucho resultado”.

"Arrepiéntete y cree en el Evangelio, nos dirigimos particularmente a quienes por cualquier razón se han involucrado en las diversas formas del crimen organizado, Dios los llama a la conversión y su perdón está siempre dispuesto, pero deben arrepentirse", expresó el arzobispo de León.

Monseñor Martín Rábago argumentó que si los narcos o sicarios se arrepienten y están dispuesto a reparar la falta, "claro que sí tendrían perdón, no hay pecado, el más grave que te puedas imaginar, que sea mayor que la misericordia de Dios".

“El Dios que nos revela Jesucristo no puede de ninguna manera proteger actividades que están en esa línea de muerte, causar dolencia, tristeza, todo esto indudablemente va en contra del proyecto del señor expresado en el mandamiento no matarás. La referencia a ese tipo de prácticas religiosas es simplemente una forma de magia, de superstición de pseudo religión”, comentó el arzobispo leonés en el transcurso de su alocución, dirigida, justamente, a enfrentar la idea de que muchos narcotraficantes y partidarios de la “Santa Muerte” se dicen creyentes y protegidos por Dios en sus actividades ilícitas.

“Los criminales mismos se separan de la Iglesia en la medida que viven una vida de muerte, de agresión, de perversión”, admitió monseñor Martín Rábago quien afirmó que “la Iglesia no necesita excomulgados”.

El purpurado mexicano hizo un llamado a quienes “producen la droga y la transportan, a los que se prestan al comercio del narcomenudeo, a los que la consumen, a los sicarios y a todos los implicados en este negocio” para que, arrepentidos de sus acciones, “busquen la vida y no la muerte”.

“Dios está dispuesto siempre a perdonarles, dijo monseñor Martín Rábago, solamente les pide que reconozcan sus errores, que se arrepientan de ellos, que reparen los daños y se retiren de esa actividad de muerte”.

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España: Ordenados dos sacerdotes y dos diáconos de Lumen Dei
Presidió monseñor Berzosa en representación del comisario pontificio
PRAVIA, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- En Pravia, el pueblo asturiano de España, en el que nació el fundador de la asociación católica Lumen Dei, el padre Rodrigo Molina, los miembros de esta familia eclesial vivieron la alegría de la ordenación de cuatro presbíteros y dos diáconos.

Con este acto, la familia eclesial vive la alegría de ir superando las dificultades que obligaron a la Santa Sede a nombrar a un comisario pontificio que primero fue monseñor Fernando Sebastián y en la actualidad monseñor Sanz Montes.

En una nota enviada a ZENIT, la Asociación Católica Lumen Dei comunica "la grata noticia" que este sábado 26 de marzo, los hermanos Kevin Anthony Farrel, LD e Israel Peña, LD fueron ordenados presbíteros. A su vez, los hermanos Ginés Abellán, LD y Andrés Gutiérrez, LD recibieron el orden del diaconado.

La celebración se llevó a cabo en la parroquia Santa María la Mayor, en Pravia, pueblo asturiano, que vio nacer y crecer al fundador de Lumen Dei, padre Rodrigo Molina. Lugar querido y entrañable para todos los miembros de esta asociación.

La ceremonia fue presidida por monseñor Raúl Berzosa Martínez, obispo auxiliar de Oviedo y obispo electo de Ciudad Rodrigo, en representación de monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo y comisario pontificio de Lumen Dei.

El padre Molina definía al sacerdote como un “humilde servidor de un gran Misterio. Testigo y revelador de la Trascendencia. Mediador entre Dios y los hombres; en total solidaridad con Dios y con los hombres, en total fidelidad a Dios y a los hombres”, afirma la nota

Los miembros de la asociación y los familiares de los ordenandos "dan gracias al Señor, a su Santísima Madre, Nuestra Señora del Encuentro con Dios y a todos cuantos han colaborado para que este bendito acontecimiento haya llegado a buen término: 'Para responder a las expectativas de la sociedad moderna, hacen falta sacerdotes que, convencidos de la verdad evangélica, se preocupen ante todo de anunciar a Cristo y, en su nombre, estén dispuestos a ayudar a las personas que sufren,

haciendo experimentar el consuelo del amor de Dios a todos, especialmente a los pobres'. (S.S. Benedicto XVI).

La Unión Lumen Dei fue fundada por el padre Rodrigo Molina, que nació en Pravia, Asturias, el 23 de octubre de 1920. Entró en la Compañía de Jesús el 13 de septiembre de 1939. El 13 de julio de 1956 fue ordenado sacerdote en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, en Madrid.

Quiso celebrar su primera misa en el Pozo del Tío Raimundo, barriada de la periferia de la capital española, en Vallecas, construida por inmigrantes llegados a Madrid desde las regiones más abandonadas en la posguerra, en la que destacó la acción social de evangelizadores como el jesuita José María de Llanos, que está enterrado allí, rodeado del afecto de los pobladores a los que dedicó su vida.

El padre Molina quiso celebrar allí "por ser en aquel entonces la zona más pobre de Madrid. Los pobres fueron su peso y su dolor. La desgarradora situación del pueblo quechua le hirió el alma", afirma la nota.

Como respuesta a la llamada del Concilio Vaticano II y las encíclicas de los últimos papas, en 1967 fundó en Cuzco, Perú, la Asociación Promotora de Desarrollo (PRODESA), con la plena complacencia de su arzobispo Durand Flórez, y, unos años más tarde, lo que hoy es la Unión Lumen Dei.

El 5 de noviembre de 1996, con la aprobación de sus superiores, pasó a vivir su consagración a Dios en la Unión Lumen Dei, abandonando la Compañía de Jesús. El 25 de mayo de 1997 fue elegido presidente general de la asociación por unanimidad. Tras padecer con fortaleza heroica un doloroso cáncer, falleció el 28 de abril de 2002 en Madrid.

La Unión Lumen Dei es una asociación de fieles dentro de la Iglesia Católica, integrada por tres sectores: sacerdotes, hermanas y laicos consagrados, que unidos por los mismos fines y bajo una única autoridad, en el esfuerzo de vivir y predicar el Evangelio a todos los hombres, llevan a cabo aquellas obras que sirven para el desarrollo integral del hombre.

Se ha desarrollado en Europa y América. Actualmente la asociación está aprobada en 64 diócesis y en 14 países, trabajando en el campo de la educación, la promoción integral de los pobres y la espiritualidad.

Para saber más: http://www.zenit.org/article-31275?l=spanish

http://www.zenit.org/article-29703?l=spanish

http://www.zenit.org/article-29593?l=spanish

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Los obispos del Norte de África, contra la guerra en Libia
La Santa Sede participará como observador en la Conferencia sobre Libia en Londres
RABAT, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Los obispos de la Conferencia Episcopal de las Regiones del Norte de África (CERNA), que engloba a Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, han emitido un comunicado en el que se manifiestan contra la guerra en Libia y piden una solución diplomática al conflicto.

El comunicado, firmado por el presidente de la CERNA, monseñor Vincent Landel, arzobispo de Rabat (Marruecos), ha sido difundido hoy a través de la agencia vaticana Fides.

Hoy también, la Santa Sede ha confirmado que participará, en calidad de Observador, en la Conferencia Internacional sobre Libia que tendrá lugar mañana 29 de marzo en Londres. El representante vaticano será el actual nuncio en Gran Bretaña, monseñor Antonio Mennini.

En el comunicado, los obispos norteafricanos reafirman su oposición a la violencia y a la guerra: “Sabemos que la guerra no resuelve nada, y que, cuando estalla, es tan incontrolable como la explosión de un reactor nuclear”.

“Además – subrayan – lo queramos o no, la guerra en el Cercano Oriente, y ahora en el Magreb, será interpretada siempre como una 'cruzada'. Y esto tendrá consecuencias inevitables sobre las relaciones de convivencia que cristianos y musulmanes han entretejido y siguen entretejiendo en el día a día”.

Los obispos afirman que los países en los que desarrollan su misión “se encuentran frente a procesos de evolución histórica que afectan a los países árabes, y especialmente el Magreb”.

En el comunicado, reafirman su “urgente llamamiento con el fin de encontrar a este doloroso conflicto una solución digna y justa para todos”, uniéndose “al llamamiento lanzado por el Papa Benedicto XVI” ayer domingo 27 de marzo.

Los obispos del Norte de África reconocen por su parte que, en los recientes acontecimientos que se han producido en los países del Magreb, hay “una reivindicación legítima de libertad, de justicia y de dignidad, en particular por parte de las jóvenes generaciones”.

“Esta reivindicación se traduce en la voluntad de ser reconocidos como ciudadanos responsables, que tengan la posibilidad de un trabajo que les permita vivir decentemente, excluyendo toda forma de corrupción y de clientelismo”.

“Hoy – prosigue el comunicado – este biento de cambio atraviesa Libia. Y nosotros nos unimos de manera particular a nuestros hermanos obispos de Trípoli y de Bengasi, y a toda la población del país”.

Por último, los obispos piden una mediación diplomática y lanzan un llamamiento a la ayuda humanitaria. “Oramos al Altísimo para que inspire a los responsables de las naciones a encontrar el camino que lleva a la justicia y a la paz”, concluye la nota.



 


 

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Análisis


¿Primavera árabe u otoño de las minorías?
Luces y sombras de las revueltas populares en el Norte de África
ROMA, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).-No obstante las diferencias a veces sustanciales entre los distintos países del Norte de África y de Oriente Medio en la lucha con la ola de manifestaciones de la “primavera árabe”, hay un hilo conductor de naturaleza económico- político que vincula todos estos sucesos.

“La revuelta en Túnez y Egipto, y la agitación en el resto de Oriente Medio y el Norte de África son el resultado de un profundo descontento de la juventud que rechaza el autoritarismo, la corrupción y la falta de oportunidades económicas y políticas”, declaró Malika Zeghal, profesora de Pensamiento Islámico Contemporáneo en la prestigiosa Universidad de Harvard (USA) y autora del ensayo “The Power of a New Political Imagination” al ser entrevistada por el Il Sussidiario.net (22 marzo). Lo que se está dando es un nuevo tipo de liberación nacional, con el deseo de un nuevo proyecto político en el que tunecinos y egipcios no sean nunca más súbditos del Estado, sino ciudadanos en grado de poseer el sentido de su dignidad”, sostiene la experta.

De hecho, uno de los problemas fundamentales de los países árabes es exactamente la falta de perspectivas para las generaciones jóvenes, que abarrotan el mercado de trabajo. Mientras que en países como Egipto y Túnez, la desocupación juvenil en la franja de edad de entre los 15 y los 29 era de aproximadamente del 21,7% (en 2007) y del 27,3% (2005), y el fenómeno desafía además la clase gobernante de la riquísima Arabia Saudí. Según los datos recogidos por el Guardian (14 de febrero), en el reino wahhabita, cuna del Islam, el 16,3% de los jóvenes entre los 15 y los 29 años estaba sin trabajo en 2008.

Por lo demás, la “presión” juvenil está destinada a aumentar en el mundo musulmán. También si se ralentiza el crecimiento demográfico entre los musulmanes y se continúa ralentizando en los próximos veinte años, según las predicciones del Pew Research Center, publicadas el pasado 27 de enero, la población musulmana del mundo debería aumentar un 35% en las próximas dos décadas, de 1.6 billones de hoy a 2,2 billones en 2030.

El repentino despertar de la población árabe constituye sin duda una oportunidad, también para las minorías religiosas. De esto está convencida Malika Zeghal. “Para todas las minorías religiosas que viven en Oriente Medio y en el Norte de África, esta es una nueva oportunidad de ver reforzados sus derechos. Siempre ha existido un diálogo entre musulmanes y cristianos, a veces a niveles relativamente aislados, en estrechas redes de intelectuales, a veces a niveles más amplios y oficiales”.

De hecho, no obstante el atentado suicida contra una iglesia copta, que el pasado 1 de enero provocó en Alejandría una veintena de víctimas, tres semanas después de la masacre, la comunidad cristiana participó en las protestas pro-democracia. Lo confirmó el cardenal Antonios Naguib, patriarca de Alejandría de los Coptos, en un comunicado difundido después de la caída de Mubarak, acaecida el pasado 11 de febrero. Según el purpurado, “la Revolución del 25 d enero” ha producido “una realidad que ha estado ausente durante mucho tiempo, es decir la unidad de los ciudadanos, jóvenes y ancianos, cristianos y musulmanes, sin ninguna distinción o discriminación” (ZENIT 14 de febrero).

Optimista se ha mostrado también el padre Samir Khalil Samir, S.I, docente en la Università Saint-Joseph de Beirut. “Es una primavera en el mundo árabe. Sería absurdo que los cristianos se quedasen fuera, por que, verdaderamente, sin hacer apologética falsa, tenemos ya estos principios en la letra y en el espíritu del Evangelio: los de la apertura al otro, de la búsqueda de la justicia y de la paz, y quizás el musulmán puede decir lo mismo”, dijo el sacerdote en una entrevista concedida a ZENIT (24 de febrero).

También para el jesuita el realismo es una obligación: “hasta que no haya un gobierno claro con una línea precisa a seguir, hasta que no haya una organización identificable, no podremos estar seguros. Son necesarias las estructuras. Por el momento estamos todavía en la fase de explosión, del descubrimiento. Espero, sin embargo, que se pueda pasar rápidamente a una sociedad fundad en los principios que hemos enunciado”.

Un signo de esperanza es, según el padre Samir, el “Documento para la renovación del Discurso Religioso”, colgado el 24 de enero (un día antes del inicio de la revuelta en Egipto) en la página web del semanal Yawm al-Sabi' (El Séptimo Día) basado en las sugerencias realizadas por un grupo de destacados estudiosos e imanes egipcios, entre los cuales destacar Nasr Farid Wasel, ex Gran Mufti de Egipto y el doctor Gamal Al-Banna, hermano del fundador de los Hermanos Musulmanes. La iniciativa, que formula 22 temas de reflexión, como por ejemplo la mezcla de sexos o la separación entre la religión y el Estado, demuestra que la “primavera árabe” busca también una renovación del Islam, con la mirada dirigida hacia la modernidad.

Más pesimista es Carl Moeller, presidente y administrador delegado de Open Doors U.S.A. Según Moeller, la democracia que se está desarrollando en la región está muy lejos del modelo Jeffersoniano. En la web del Assyrian International News Agency (22 marzo), el autor escribió que temía especialmente la afirmación de la “ley del dominio de la plaza” (law of mob rule), por el cual los islamistas controlarían los gobiernos, quitándole a las minorías la protección por parte de las fuerzas de policía. En este punto, el mensaje a los cristianos, obligados a vivir en el terror constante, será: no hay sitio para vosotros.

Moeller ve confirmados sus temores por una encuesta publicada el pasado 2 de diciembre por el Pew Research Center. De la misma, realizada en la pasada primavera en siete países musulmanes, surge, por ejemplo, que el 84% de los egipcios cree que los convertidos del Islam al cristianismo o a otras religiones deberían ser ajusticiados públicamente. Además, entre los egipcios que creen que el Islam ejerce un papel importante en política, el 95% lo considera positivo.

Un “gran revés”, así lo define Luigi Geninazzi (Avvenire, 22 marzo) – constituyen sin duda los resultados del referendum que se desarrolló el pasado 19 de marzo en Egipto, en el que participaron más de 18 millones de ciudadanos. Según la Comisión Electoral, el 77% de los votantes (14 millones) dijo “sí” a la propuesta de una reforma constitucional “light”, mientras que el 22,8% optó por el “no”. Los partidarios del “no”, entre los cuales hay movimientos que surgieron en la “Revolución del 25 de enero” y varios personajes de renombre como Mohamed El Baradei (premio Nobel de la Paz 2005 y ex secretario de la Agencia Internacional para la Energía Atómica) y Amr Moussa (jefe de la Liga Árabe), pedían sin embargo, la redacción de una nueva Constitución.

La victoria del “sí” definida como un “shock” por el activista copto Wagih Yacoub (AINA, 21 marzo), refuerza sea al Partido Nacional Democrático (NDP) del ex presidente Mubarak sea de los Hermanos Islámicos. A estos la idea de una nueva Constitución no gustaba nada: temían de hecho la cancelación del discutido artículo 2 de la actual Carta Magna, el cual estipula que la ley islámica (shari 'a) es la fuente principal de la legislación egipcia. Según Manar Ohsen, que ha seguido el voto en nombre de la Egyptian Organization for Human Rights, los Hermanos Musulmanes han instruido a los electores para que votasen “sí”, diciendo que era “un deber religioso”, para salvar el artículo 2 y también para “tener a los coptos fuera del gobierno” (AINA, 21 marzo).

La pregunta es por tanto, ¿cuáles son las verdaderas intenciones de la Hermandad? Considerados “expresiones del islam moderado o llamado neoconservador”, los Hermanos Musulmanes podrían, según el editorial de  La Civiltà Cattolica “quizás desarrollar en el interior de la sociedad islámica, en particular en Egipto, un papel de mediación entre lo viejo y lo nuevo, y al mismo tiempo, conectar las culturas tradicionales , a menudo ricas en valores hoy olvidados o menospreciados en la cultura occidental, hacia una modernidad que defienda todos los derechos humanos” (n. 3857, 5 marzo). Para la revista de los jesuitas, hacer salir a las sociedades de Oriente Medio del estancamiento “es posible sólo si los movimientos islámicos participan en el debate político general y encuentran su sitio en el interior de la sociedad política y civil, formulando sus propuestas y colaborando en los intereses de todos ampliando las bases de una democracia participativa, pensada a partir también de principios del Islam. Permanece en el fondo, la necesidad del rechazo de todo tipo de violencia y la previsión del espacio concedido a las minorías, también religiosas”.

Pero ¿existen instrumentos para evitar una instrumentalización islamista de las protestas? Para el economista y ex ministro de Finanzas libanés, Georges Corm, la respuesta es afirmativa: es las Doctrina Social de la Iglesia. “Hoy en particular está la encíclica de Benedicto XVI, 'Caritas in Veritate', que se coloca en la misma línea que la Rerum Novarum de León XIII”, ha dicho Corm hablando con el periodista Fady Noun (AsiaNews, 8 febrero). Corm, que es también historiador, ha acusado a Occidente y recordado el papel de “relleno” de los movimientos islámicos. “El neo-liberalismo ha obligado al Estado a retirarse de la sociedad y de la economía, bajo el pretexto del equilibrio del presupuesto. Las organizaciones islámicas se han quedado atrapadas en esta brecha”.



Por Paul De Maeyer. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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Reportaje


Millones de personas en todo el mundo subrayaron el Sí a la Vida
En España se consolida la celebración anual con amplia cobertura mediática
MADRID, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El pasado fin de semana, en torno a la fecha de la encarnación de Jesús, 25 de marzo, se celebró con distintas iniciativas, como jornadas a favor de la vida, manifestaciones y la fiesta del Día del Niño por Nacer, instituida en algunos países americanos. En España fueron decenas de miles, en Perú, centenares de miles, en todo el mundo, millones.

En España, decenas de miles de personas se manifestaron a favor de la vida en actos realizados en 80 localidades españolas durante el fin de semana, con una buena repercusión social.

Hubo representantes de Francia, Polonia, Portugal y otros países en Madrid, manifestación que superó a las realizadas en Europa hasta ahora. En la marcha, se pidió a los gobernantes “la abolición de toda la legislación permisiva del aborto y el rechazo a aquellas iniciativas que facilitan la eutanasia y la manipulación de embriones”.

A los medios de comunicación les solicitaron “difundir una imagen positiva de la maternidad y del embarazo”, e instaron a “todas y cada una de las fuerzas políticas asumir a un compromiso con la vida” en su programa electoral.

Reclamaron políticas de apoyo a la maternidad y de ayuda a las mujeres embarazadas por parte de los poderes públicos, defendieron “el derecho de objeción de conciencia para aquellos profesionales contrarios al aborto y la eutanasia” y exigieron “una protección especial para los discapacitados, los mayores y los enfermos”.

Por último, se expresó respaldo a las fuerzas de seguridad que combaten “el terrorismo, los crímenes de sangre y los malos tratos”.

La marcha partió de la madrileña plaza de Cibeles y concluyó en la Puerta del Sol, donde se instaló un escenario, pantallas de televisión y sistemas de megafonía con música para acoger testimonios y amenizar el acto.

La doctora Gador Joya, portavoz de Derecho a Vivir, señaló que “las leyes se aprueban y las leyes injustas se derogan”, acompañada de multitud de aplausos. “Todos los españoles sabemos que leyes que contemplan el aborto como un derecho son injustas e inconstitucionales, y pueden y deben ser derogadas democráticamente”, agregó.

La secretaria general de Red Madre Carmina Valdés denunció que “sólo los empresarios del aborto ganan dinero con la muerte de los seres más indefensos y la muerte en vida de sus madres”.

La portavoz de Fundación Madrina Yolanda Melul pidió un “gran pacto social a favor de la maternidad”, y una ley integral que “garantice” los derechos de vivienda, alimentación, educación, trabajo y “vínculo de apego seguro madre-hijo”, además de un ‘salario base maternal’, que “reconozca el trabajo y riqueza de la mujer madre y del padre en la educación en el cuidado de los hijos”.

La presidenta de la Federación de Asociaciones Provida Alicia Latorre subrayó que estas manifestaciones anuales se van a “grabar a fuego en las agendas”. “En España las asociaciones provida llevamos muchos años trabajando duro defendiendo de mil maneras, en público y en privado, la vida humana. Cada día son más los frentes abiertos y cada día estamos más convencidos de que esta causa merece la pena y que el mal sólo se vence con el bien y con el esfuerzo y la unión de todos”.

En Barcelona, el 26 de marzo se celebró la concentración de la Plataforma Cataluña Vida Sí bajo el lema “Sí a la Vida”. A la concentración de Barcelona se sumaron, entre otras, Derecho a Vivir (DAV), Foro Catalán de la Familia, Árbol de la Vida, Hazte Oír Cataluña (HO), Cruz de San Andrés, Foro Arbil, Fundación Persona, Convivencia Cívica Catalana, Instituto de Política Familiar de Cataluña (IPF) o Profesionales por la Ética de Cataluña (PPE).

El acto se celebró en la avenida de Gaudí y asistió más de un millar de personas que llevaban numerosas pancartas, carteles y globos. Fue presentado por Tania Fernández, Jordi Cabanes y Jaume Subirana. Varias mujeres aportaron su testimonio a favor de la vida. Actuó el grupo musical 100 Elephants y Titelles Solidàries realizó una representación para los niños presentes.

Tania Fernández, de Derecho a Vivir, recordó que el 25 de marzo es el Día Internacional de la Vida, destacando que el aborto es también “violencia contra las mujeres embarazadas y las niñas que representan más de la mitad de abortos que se producen”.

Citicó que el Gobierno apoye el aborto y reclamó más medidas para conciliar la vida laboral y familiar. Recordó que muchas trabajadoras son despedidas o sufren acoso laboral a causa de su embarazo.

Jaume Subirana, de Hazte Oír Cataluña, manifestó que su presencia y la de todos los presentes es la voz de los catalanes y los españoles que están a favor de la vida. “No queremos más muertes por aborto --dijo- queremos dejar claro que no actuamos representando a ningún partido político ya que la vida está por encima de cualquier ideología política”. El representante de HO también ha denunciado el constante incremento del aborto que es la principal causa de muerte en Cataluña y España.

Jorge Buxadé, presidente del Foro Catalán de la Familia, afirmó que una sociedad fuerte, sana, orgullosa de sí misma, que mira hacia el futuro con esperanza y con ilusión, no puede desangrarse de esta forma.

“El aborto no es sólo un crimen horrible y una lacra social. Podemos buscar miles de expresiones y ninguna alcanzará a significar su auténtico sentido. El aborto es sobre todo un fracaso: un fracaso personal, familiar y comunitario; por eso, estamos aquí. Para cantar a la vida, para llamar a la vida, para sofocar la muerte con vida, para ayudar a superar este fracaso, nosotros dejaremos el alma, que es la vida”, declaró Buxadé.

Varias mujeres leyeron el manifiesto unitario que se leyó también en otras ciudades de España.

Pilar Suárez, portavoz de la plataforma, cerró el acto comunicando que se adherían a la Misa por la Vida convocada por el arzobispado de Barcelona y otras entidades que tendría lugar en la basílica de la Sagrada Familia este domingo 27 de marzo.

Anunció que la concentración se convocará cada año hasta conseguir abolir el aborto y acabó llamando a los ciudadanos a trabajar y a seguir movilizándose en defensa de la vida durante todo el año.

En Perú, en la ciudad de Arequipa, 120.000 personas dijeron “Sí a la Vida” en el V Gran Corso por la Vida y la Familia, que organiza anualmente la Coordinadora Regional por la Vida, con motivo del Día del Niño por Nacer, durante la mañana del 26 de marzo.

“Nosotros calculamos que el 50% de las personas pertenecía a alguna de las quinientas delegaciones contabilizadas, pero el otro 50% fueron personas, familias, grupos de jóvenes en su mayoría, que se unieron espontáneamente a esta manifestación por la vida y la familia”, aseguró Neldy Mendoza, presidenta del comité organizador.

“Este Corso, más que un mensaje a la juventud es un mensaje a nosotros los adultos, ya que los jóvenes tienen las ideas claras y con esta participación masiva de ellos nos exigen a las autoridades a escuchar su pedido de que no los engañen, no los empujen a prácticas inhumanas que los llevan a la destrucción de ellos mismos”, manifestó por su parte el arzobispo de Arequipa Javier Del Río, en su mensaje a los miles que se reunieron en el Parque Selva Alegre, punto de inicio y final de esta manifestación de alegría.

El prelado destacó, que en su percepción de los participantes, detectó la inmensa cantidad de jóvenes participantes, muchos de los cuales, espontáneamente acompañaron con cantos y pancartas esta actividad.

“Pedimos a las autoridades que custodien el matrimonio, la vida y la juventud. Creemos que algunas organizaciones, financiadas por intereses subalternos, deben tomar en cuenta el recto deseo de los jóvenes y les pedimos encarecidamente que por favor no los corrompan. Arequipa hoy le ha dicho sí a la vida, sí los niños, sí a la familia”, puntualizó.

“Creo que con los años, la conciencia de los arequipeños ha despertado y se ha dado cuenta que es momento de salir a defender a aquellos que no tienen voz, como los niños que están amenazados por el aborto, los niños discapacitados que son rechazados por la sociedad y los adolescentes y jóvenes, a los cuales no se les da la adecuada educación en valores, arrastrándolos muchas veces a una sexualidad desordenada y presentándoles salidas fáciles para sus problemas”, acotó Guadalupe Valdéz, presidenta de Pro Mujer y Vida, otra de las instituciones perteneciente a la Coordinadora.

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Entrevistas


P. Dermin: “Si la fe de la Iglesia se debilita, el exorcismo pierde eficacia”
Comienza un curso sobre el exorcismo en el “Regina Apostolorum”
ROMA, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El padre François Dermin, presidente nacional del Grupo Investigación e Información Religiosa (GRIS en sus siglas en italiano), prior del convento de Santo Domigo de Bolonia y profesor de teología moral, italiano con orígenes canadiense es uno de los profesores del curso de exorcismo que realizará esta semana el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma.

Se trata de curso de una semana que sin embargo, no transforma en exorcista a quien lo frecuenta, pues para ello es necesario el permiso del obispo y un camino de formación práctica que no siempre es fácil de realizar debido a la falta de exorcistas con experiencia.

A pesar de que la existencia o no del demonio, las posesiones y el satanismo son cuestiones de cada vez mayor interés, el presidente del GRIS explicó a ZENIT que sobre el demonio en materia teológica se sabe lo mismo de lo que se sabía antes, aunque ahora es más fácil distinguir las enfermedades de los casos de presencia del maligno. En este caso el punto central es el discernimiento del exorcista que se puede apoyar incluso en consultas con médicos especialistas.

- ¿Por qué un curso de exorcismo?

François Dermin: En realidad es un curso sobre el exorcismo que sirve para hacer conocer mejor este ministerio a los sacerdotes, pero también en el ámbito médico y psicológico. Los destinatarios no son necesariamente futuros exorcistas, entre otras cosas porque no basta un curso para volverse exorcistas y porque se necesita un mandato explícito del obispo.

Se trata de contribuir a traer a flote un ministerio que muchas veces fue relegado sea en Italia que en el mundo, por lo tanto queremos hacer conocer la necesidad y la actualidad de este tipo de curso.

- Muchos de los participantes a este sexto curso son sacerdotes. Hay un desemboque práctico o es simplemente algo teórico?

François Dermin: Hay que reconocer que es más teórico que práctico. Incluso las personas que obtengan el permiso del obispo es aconsejable que se acerquen a un exorcista con experiencia para instruirse en la práctica del ministerio.

- ¿Hoy se sabe más sobre el demonio de lo que se sabía por ejemplo en la Edad Media?

François Dermin: Desde el punto de vista teológico no se sabe más de lo que se sabía en dicha época. Grandes doctores de la Iglesia como Santo Tomás, San Buenaventura y San Agustín y también otros muchos santos han hablado del demonio de manera profunda, también especulativa, filosófica y teológica.  

Podemos saber más en cambio sobre algunas enfermedades que en el pasado eran consideradas manifestaciones de acción diabólica pero que son solamente enfermedades. Por ejemplo en el pasado a la epilepsia se la relacionaba con una forma de posesión diabólica, cuando en realidad es una enfermedad que hay que curar.

- ¿Cómo se distingue un caso de posesión, infestación o una manifestación diabólica de una enfermedad?

François Dermin: Ésta es para mí una de las principales dificultades del exorcista, pues deberá discernir y ésto es una parte central del ministerio exorcístico. Porque hay personas que creen de estar a la merced de una acción del demonio, no necesariamente poseídas pero perseguidas, humilladas, obsesionadas o cosas de este tipo.

Entonces hay que entender si se trata de personas que sufren alucinaciones o cosas de este tipo. En estos casos hay que hablar con ellos, y cuando es necesario se debe recurrir a médicos y psiquiatras. Por ejemplo cuando ejercía como exorcista en mi diócesis, mi equipo estaba integrado por otros dos sacerdotes y dos psiquiatras, a los que acudía en caso de dudas.

El discernimiento no siempre es inmediato. Hablando con las personas o sobre ellas, uno se da cuenta si hay algunas reacciones --no necesariamente espectaculares como en el caso de las posesiones-- pero reacciones particulares como sucesión de calor y frío, desmayos o – disculpe – se ponen a eructar o cosas de este tipo. El discernimiento se hace también con la oración. Hay que acordarse que el exorcismo es una obra sobrenatural en la cual el principal personaje es Dios.

- Jesús hizo exorcismos. 

François Dermin: Juan Pablo II decía que uno de los principales ministerios de Jesús fue el del exorcismo. No por casualidad realizó tantos. Si bien en la Biblia y en los Evangelios no siempre resulta clara la distinción entre una curación y una liberación. El uno de las partes dice que una persona estaba enferma y que cuando intervino Jesús fue liberada, o viceversa.

Al exorcismo muchas veces se lo asocia casi exclusivamente a la posesión, si bien muchas veces el exorcista tiene que vérselas con personas que en cambio son víctimas de otras formas de persecución diabólica. Infestaciones de casas donde se sienten ruidos, muebles que se desplazan o se rompen, etc.

Además existen casos de posesiones en que las personas escuchan voces dentro de si. Esto sucede muchas veces cuando se hace espiritismo. Claramente hay que controlar que no se trate de casos de esquizofrenia.

La liberación se realiza también a través de un camino espiritual. La persona tiene que cambiar de vida, frecuentar los sacramentos etc.

- ¿La persona que obtiene el permiso del obispo tiene que tener particulares cualidades?

François Dermin: En el derecho del exorcismo, se habla también de cualidades morales, espirituales y en cierto sentido culturales. Es necesario por ejemplo conocer un mínimo de psicología.

- ¿Cuáles son las cosas peligrosas para una persona normal?

François Dermin: Buena parte de las personas que se dirigen a un exorcista lo hacen después de haber participado en una sesión directa, voluntaria de ocultismo, formas de magia, espiritismo, etc.

Entretanto las manifestaciones del maligno pueden suceder sin que haya ningún compromiso por parte del sujeto con el ocultismo y estas personas pueden ser víctimas de males que les son hechos. Y aquí entramos en algo misterioso que se llama maleficio. Habría mucho que hablar. 

Cuando inicié el ministerio de exorcista estaba un poco perplejo sobre los maleficios, pero tuve que cambiar de idea.

- ¿La mejor protección en estos casos?

François Dermin: La vida cristiana y de oración. Pero no hay protecciones absolutas. Por ejemplo existieron santos que mismo por un breve período sufrieron ésto. Pienso en san Juan Calabria, en santa Gemma Galgani y en santos que fueron tremendamente atormentados por el demonio.

- ¿Un exorcismo es suficiente o un proceso?

François Dermin: Aquí estamos tocando una tecla muy delicada. He escuchado testimonios de exorcistas de hace cuarenta o cincuenta años atrás, quienes indicaban que entonces bastaba un sólo exorcismo para liberar a una persona. Hoy pueden durar meses y a veces años. Y es necesario reflexionar por qué sucede esto.

Alguien podría pensar que se debe a una sociedad que se alejó de Dios, en cierto sentido que ha apostatado.

Aquí en cambio le indico una opinión absolutamente personal: el exorcista no hace una oración personal sino que reza en nombre de la Iglesia. Y si la fe se vuelve débil en el interior de la Iglesia no excluyo que ésto contribuya a disminuir la eficacia del mismo exorcismo.

- ¿Cual es la relación entre las fórmulas del exorcismo y la fe?

François Dermin: Las fórmulas sin la fe no valen nada. Pero no es solamente la fe del exorcista sino al fe de la Iglesia. Aquí cuando digo Iglesia no me refiero a la Iglesia institucional que siempre ha creído y enseñado la realidad sobre el demonio y la posibilidad concreta de persecución por parte del mismo. Hablo en cambio de los hombres de Iglesia. No todos los sacerdotes e incluso obispos creen en estas cosas. Entiendo que es un tema muy delicado.

- ¿No la Iglesia gloriosa, pero la militante?

François Dermin: La Iglesia aquí en la tierra puede ser tentada también con la secularización. Es el racionalismo. Se corre el riesgo de debilitar la fe sobre la existencia del demonio. 

- La iconografía católica o la falta de la misma tiene alguna influencia o no tiene nada que ver? 

François Dermin: No, si nuestra sociedad se seculariza y reniega de su propia fe es obvio que le deja más espacio al demonio que es el enemigo de la Encarnación. 

- ¿El sacerdote que ejercita el ministerio del exorcismo tiene que adquirir experiencia?

François Dermin: Nunca se acaba de aprender y la experiencia enriquece siempre y es fundamental. El problema de los exorcistas actuales es que se han vuelto tales sin un maestro que les enseñara. Por mi parte tuve poca experiencia práctica y en cierto sentido tuve que arreglarme cometiendo incluso algunos errores. La experiencia se adquiere poco a poco. Lo ideal sería tener maestros en este campo.

No siempre encontramos explicación a todo, entretanto debemos creer que Dios está presente, que actúa, que estamos de la parte del vencedor y que el demonio quiere molestar al hombre, alejarlo de Dios o incluso destruirlo. Y que Dios otorga a la Iglesia los medios para combatir victoriosamente al demonio.


 

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Documentación


Audiencia del Papa a los trabajadores siderúrgicos de Terni
Participantes en la peregrinación de la diócesis de Terni-Narni-Amelia (Italia)
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A continuación ofrecemos el discurso que el Santo Padre dirigió el pasado sábado 26 de marzo, recibiéndoles en audiencia, a los participantes en la peregrinación de la diócesis de Terni-Narni-Amelia (Italia) en el 30º aniversario de la visita de Juan Pablo II al Complejo Siderúrgico de la ciudad.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas,

estoy muy contento de acogeros esta mañana y de dirigirme mi cordial saludo a las autoridades presentes, a las trabajadoras y a los trabajadores y a todos vosotros que habéis venido a la sede de Pedro. Un saludo particular a vuestro obispo, monseñor Vincenzo Paglia, al que agradezco las palabras que me ha dirigido también en vuestro nombre. Habéis acudido muchos a este encuentro -lamento que algunos de vosotros no hayan podido entrar- en ocasión del treinta aniversario de la visita de Juan Pablo II a Terni. Hoy queremos recordarlo de manera especial por el amor que mostró por el mundo del trabajo; casi lo podemos oír repitiendo las primeras palabras que pronunció apenas llegó a Terni: “Finalidad principal de esta visita, que se desarrolla en el día de San José ... es la de traer una palabra de estímulo a todos los trabajadores y les expresaré mi solidaridad, mi amistad y mi aprecio” (Discurso a las autoridades, Terni, 19 marzo 1981). Hago míos estos sentimientos, y de corazón os abrazo a todos y a vuestras familias. En el día de mi elección, también me presenté con convicción como “un humilde trabajador en la viña del Señor”, y hoy, junto a vosotros, quisiera recordar a todos los trabajadores y confiarles a San José Obrero.

Terni está marcada por la presencia de una de las más grandes fábricas del acero, que ha contribuido al crecimiento de una significativa realidad obrera. Un camino marcado por luces, pero también por momentos difíciles, como el que estamos viviendo hoy. La crisis industrial está probando duramente la vida de la Ciudad, que debe repensar su futuro. En todo esto está implícita también vuestra vida de trabajadores y la de vuestras familias. En las palabras de vuestro obispo he percibido el eco de las preocupaciones que lleváis en el corazón. Sé que la Iglesia diocesana las hace suyas y siente la responsabilidad de estar a vuestro lado para transmitiros la esperanza del Evangelio y para edificar una sociedad más justa y más digna del hombre. Y lo hace a partir de la fuente, la Eucaristía. En su primera carta pastoral, La Eucaristía salva al mundo, vuestro obispo ha señalado la fuente a la que acudir para vivir la alegría de la fe y la pasión por mejorar el mundo. La Eucaristía del Domingo se convierte así en el foco de la acción pastoral de la Diócesis. Es una elección que ha producido sus frutos; creció la participación a la Eucaristía dominical. De la que parte el compromiso de la Diócesis para el camino de vuestra tierra. De la Eucaristía, de hecho, en la que Cristo se hace presente en su acto supremo de amor por todos nosotros, aprendemos a vivir como cristianos en la sociedad, para hacerla más acogedora, más solidaria, más atenta a las necesidades de todos, especialmente de los más débiles, más rica en amor. San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, definía a los cristianos como aquellos que “viven según el Domingo”, (iuxta dominicum viventes), es decir “según la Eucaristía”. Vivir en una manera “eucarística” significa vivir como un único Cuerpo, una única familia, una sociedad unida por el amor. La exhortación a ser “eucarísticos”no es una simple invitación moral dirigido a individuos, sino que es mucho más: es la exhortación a participar en el dinamismo mismo de Jesús que ofrece su vida por los demás, para que todos sean una sola cosa.

En este horizonte se coloca también el tema del trabajo, que hoy os preocupa, con sus problemas, sobre todo el del paro. Es importante tener siempre presente que el trabajo es uno de los elementos fundamentales sea de la persona que de la sociedad. Las condiciones de trabajo difíciles y precarias vuelven difíciles y precarias las condiciones de la misma sociedad, las condiciones de un vivir ordenado según las exigencias del bien común. En la Encíclica Caritas in veritate -como recordaba monseñor Paglia- exhorté a no dejar seguir “buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos” (nº32). Quisiera recordar también el grave problema de la seguridad en el trabajo. Sé que muchas veces habéis tenido que afrontar esta trágica realidad. Es necesario realizar todo tipo de esfuerzos para que la cadena de muertos y de accidentes sea destruida. Y ¿qué decir de la precariedad del trabajo, sobre todo respecto en los jóvenes? ¡Es un aspecto que no deja de crear angustia en tantas familias! El obispo advertía también de la difícil situación de la industria química en vuestra ciudad, como también en el sector siderúrgico. Estoy cerca de vosotros, dejando en las manos de Dios todas vuestras ansias y preocupaciones, y espero que, en la lógica de la gratuidad y de la solidaridad, se puedan superar estos momentos, para que se asegure un trabajo seguro, digno y estable.

El trabajo, queridos amigos, ayuda a estar más cerca de Dios y de los demás. Jesús mismo fue trabajador, incluso pasó una buena parte de su vida terrena en Nazaret, en el taller de José. El evangelista recuerda que la gente hablaba de Jesús como del “hijo del carpintero” (Mt 13,55) y Juan Pablo II en Terni, habló del “Evangelio del trabajo”, afirmando que estaba “escrito sobre todo por el hecho de que el Hijo de Dios, haciéndose hombre, ha trabajado con sus propias manos. Incluso, su trabajo, que fue un verdadero trabajo físico, ocupó la mayor parte de su vida en esta tierra, y así entró en la obra de la redención del hombre y del mundo” (Discurso a los trabajadores, Terni, 19 marzo 1981). Ya esto nos habla de la dignidad del trabajo, incluso de la dignidad específica del trabajo humano que se introduce en el misterio mismo de la redención. Es importante comprenderlo desde esta perspectiva cristiana. A menudo, sin embargo, se considera sólo un instrumento de ganancia, e incluso, en varias partes del mundo, como medio de explotación y por tanto de ofensa a la misma dignidad de la persona. Quisiera mencionar además el problema del trabajo en Domingo. Por desgracia en nuestra sociedad, el ritmo del consumo puede robarnos también el sentido de la fiesta y del Domingo como día del Señor y de la comunidad.

Queridos trabajadores y trabajadoras, queridos amigos todos, quisiera terminar estas breves palabras diciéndoos que la Iglesia sostiene, conforta, anima todo esfuerzo directo a garantizar a todos un trabajo seguro, digno y estable. El Papa está cerca, está al lado de vuestras familias, de vuestros hijos, de vuestros jóvenes, de vuestros ancianos y os lleva en el corazón ante Dios. El Señor os bendiga a vosotros, a vuestro trabajo y vuestro futuro. Gracias.

 



 

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Audiencia del Papa a los participantes en el Curso sobre el Fuero Interno
Promovido por la Penitenciaria Apostólica
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A continuación ofrecemos el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el pasado viernes a los participantes del Curso sobre el Fuero Interno, promovido por la Penitenciaria Apostólica, durante una Audiencia celebrada en el Aula de las Bendiciones.

* * * * *

Queridos amigos, estoy muy contento de dirigir a cada uno de vosotros mi más cordial bienvenida. Saludo al cardenal Fortunato Baldelli, Penitenciario Mayor, y le agradezco las corteses palabras que me ha dirigido. Saludo al Regente de la Penitenciaria, monseñor Gianfranco Girotti, al personal, los colaboradores y a todos los participantes del Curso sobre el Fuero Interno, que se ha convertido en una cita tradicional y una importante ocasión para profundizar en los temas relacionados con el Sacramento de la Penitencia.

Deseo detenerme con vosotros sobre un aspecto que quizás no se ha considerado suficientemente, pero que es de gran relevancia espiritual y pastoral: el valor pedagógico de la Confesión sacramental. Si es verdad que siempre es necesario salvaguardar la objetividad de los efectos del Sacramento y su correcta celebración según las normas del Rito de la Penitencia, no está fuera de lugar la reflexión sobre cuanto pueda esto educar la fe, sea del ministro, sea del penitente. La fiel y generosa disponibilidad de los sacerdotes en la escucha de las confesiones, sobre el ejemplo de los grandes Santos de la historia, desde San Juan María Vianney hasta san Juan Bosco, desde san Josemaría Escrivá a san Pío de Pietralcina, desde san Giuseppe Cafasso a san Leopoldo Mandić, nos indica a todos nosotros como el confesionario puede ser un “lugar”real de santificación.

¿De qué modo educa el Sacramento de la Penitencia? ¿En qué sentido tiene su celebración, un valor pedagógico, antes que nada para los ministros? Podríamos comenzar desde el reconocimiento de que la misión sacerdotal constituye un punto de observación único y privilegiado, del cual, cotidianamente, se da la contemplación del esplendor de la Misericordia divina. Cuantas veces en la celebración del Sacramento de la Penitencia, el sacerdote asiste a verdaderos y propios milagros de conversión, que, renovando “el encuentro con un acontecimiento, con una Persona” (Enc. Deus Caritas est, nº1), refuerzan su misma fe. En el fondo, confesar significa asistir a tantas “professiones fidei” cuantos son los penitentes, y contemplar la acción de Dios misericordioso en la historia, tocar con la mano los efectos salvíficos de la Cruz y de la Resurrección de Cristo, en todo tiempo y para cada hombre. No raramente nos colocamos ante verdaderos y propios dramas existenciales y espirituales, que no encuentran respuesta en las palabras de los hombres, pero que son abrazados y asumidos por el Amor divino, que perdona y transforma: “ Aunque vuestros pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve” (Is 1,18).

Conocer y, en cierto modo, visitar el abismo del corazón humano, incluso en los aspectos oscuros, si por un lado pone a prueba la humanidad y la fe del mismo sacerdote, por el otro lado alimenta en él la certeza de que la última palabra sobre el mal del hombre y de la historia es de Dios, y de su Misericordia, capaz de hacer nuevas todas las cosas (cfr Ap 21,5). Cuanto puede aprender el sacerdote de penitentes ejemplares de su vida espiritual, de la seriedad con la que conducen su examen de conciencia, de la transparencia en el reconocimiento del propio pecado y por la docilidad hacia la enseñanza de la Iglesia y las indicaciones del confesor. ¡De la administración del Sacramento de la Penitencia podemos recibir profundas lecciones de humildad y de fe! Es una llamada muy fuerte para todo sacerdote a la conciencia de la propia identidad. ¡Nunca, sólo por la fuerza de nuestra humanidad, podremos escuchar las confesiones de los hermanos!. Si estos se acercan a nosotros es sólo porque somos sacerdotes, configurados en Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, y capaces de actuar en su Nombre y en su Persona, de hacer realmente presente a Dios que perdona, renueva y transforma. La celebración del Sacramento de la Penitencia tiene un valor pedagógico para el sacerdote, con respecto a su fe, a la verdad y pobreza de su persona y alimenta en él su conciencia de la identidad sacramental.

¿Cuál es el valor pedagógico del Sacramento de la Penitencia para los penitentes? Debemos comenzar diciendo que esto depende, antes que nada, de la acción de la Gracia y de los efectos objetivos del Sacramento en el alama del fiel. Ciertamente la Reconciliación sacramental es uno de los momentos en los que la libertad personal y la conciencia de uno mismo están llamadas a expresarse en un modo particularmente evidente. Y quizás también por esto, en una época de relativismo y, por consiguiente, de una conciencia atenuada del propio ser, se debilita también la práctica sacramental. El examen de conciencia tiene un importante valor pedagógico: educa a mirar con sinceridad la propia existencia, a confrontarla con la verdad del Evangelio y a valorarla con parámetros no sólo humanos, sino tomados de la Revelación divina. La confrontación con los Mandamientos y con las Bienaventuranzas y, sobre todo, con el Precepto del amor, constituye la primera gran “escuela penitencial”.

En nuestro tiempo caracterizado por el ruido, la distracción, la soledad, el coloquio del penitente con el confesor puede ser una de las pocas, sino la única ocasión de ser escuchado de verdad y en profundidad. Queridos sacerdotes, no dejéis de darle el espacio adecuado al ejercicio del ministerio de la Penitencia en el confesionario: ser acogidos y escuchados constituye también un signo humano de la acogida y de la bondad de Dios hacia sus hijos. La confesión íntegra de los pecados, además, educa al penitente a la humildad, al reconocimiento de la propia fragilidad y, al mismo tiempo, a la conciencia de la necesidad del perdón de Dios y a la confianza de que la Gracia divina puede transformar la vida. Del mismo modo, escuchar las advertencias y de los consejos del confesor es importante para el juicio sobre los actos, para el camino espiritual y para la curación interior del penitente. ¡No olvidemos cuantas conversiones y cuantas existencias realmente santas comenzaron en un confesionario! La acogida de la penitencia, la escucha de las palabras “Yo te absuelvo de tus pecados” representan, finalmente, una escuela verdadera de amor y de esperanza, que guía a la plena confianza en el Dios Amor revelado en Jesucristo, a la responsabilidad y al compromiso de la conversión continua.

Queridos sacerdotes, que experimentar nosotros primero la Misericordia divina y ser humildes instrumentos de ella, nos eduque a una siempre fiel celebración del Sacramento de la Penitencia y a una profunda gratitud hacia Dios, que “nos ha confiado el ministerio de la reconciliación (1Cor 5,18). A la Beata Virgen María, Mater misericordiae y Refugium peccatorum, confío los frutos de vuestro Curso sobre el Fuero Interno y el ministerio de todos los Confesores, mientras que con gran afecto os bendigo.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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