26.03.11

Padre Irabubu

 

Entre los laicos católicos más fervientes se da hoy, sin
duda, una ruptura con el mundo tanto más enérgica cuanto
más corrompido se les muestra. Pero todavía en muchos,
permítaseme esta opinión, es esa ruptura muy insuficiente,
incluso entre los mejores: perdura en buena
medida una cierta complicidad con el mundo secular que
quizá en otras épocas fuera prudente y viable. Todavía
hoy el Éxodo es insuficiente.

(“Evangelio y utopia”. 3, Encarcelados en el mundo, pág 36)

Estoy más que seguro que esta serie va a ser algo sorprendente como lo es la persona objeto de la misma. También estoy seguro que ni siquiera tal persona se la espera pues ya he tenido la prudencia de no comunicarle nada por si acaso me convencía de no escribirla. Lo digo por lo del ser modesto de quien ha escrito tan magna obra espiritual objeto de mi humilde acercamiento.

Pero ahora, como suele decirse, “la suerte está echada”.

José María Iraburu es sacerdote diocesano de Pamplona. Pero como su ansia de predicación y transmisión de la Palabra de Dios es, por decirlo pronto, infinita, también es, por eso mismo, predicador y escritor además de doctor en Teología.

Breve apunte biográfico

“(Pamplona, 1935-), estudió en Salamanca y fue ordenado sacerdote en Pamplona, el año 1963. Desarrolló sus primeros ministerios pastorales en Talca, Chile (1964-1969). Hizo su Doctorado en Roma (1972), enseñó Teología Espiritual en Burgos, en la Facultad de Teología (1973-2003), alternando la docencia con la predicación de retiros y ejercicios en España y en Hispanoamérica, sobre todo en Chile, México y Argentina. Con el sacerdote José Rivera (+1991) escribió Espiritualidad católica, la actual Síntesis de espiritualidad católica. Con él y otros se estableció la Fundación GRATIS DATE (1988-) donde tiene escritas 19 obras. Ha colaborado con RADIO MARIA con los programas Liturgia de la semana, Dame de beber y Luz y tinieblas (2004-2009),” todas ellas altamente recomendables para los creyentes que pretendan serlo con todas sus consecuencias.


Es de esperar, por tanto, que su labor de, en definitiva, apología católica, pudiera servir, también, de guía para aquellas personas que nos consideramos miembros de la Iglesia católica (y lo somos, al igual que el evangelista Juan dice de ser hijos de Dios) y que, de una manera o de otra o cumpliendo una función y otra, de ella formamos partes como piedras vivas.

El objeto de la serie que sobre el Padre Iraburu tengo intención de escribir tiene su origen en el hecho de haber conocido las publicaciones que el mismo tiene en la Fundación Gratis Date. Son un total de 19, como se ha dicho arriba, a las que tenemos que añadir la obra titulada “Síntesis de espiritualidad católica” escrita con José Rivera, como también se ha apuntado en la breve biografía, y que ya va por la 6ª edición.

Por eso, el que esto escribe se dedicará al estudio de las que ha escrito en las que aparece como único autor aunque se hará referencia, cuando corresponda que así sea, a la “Síntesis”.

Por ejemplo, es posible hacer, digamos, una división por grandes áreas de estudio:

1-Vivir en el mundo con Cristo

De Cristo o del mundo; Caminos laicales de perfección; Sacralidad y secularización; Evangelio y Utopía; El martirio de Cristo y los cristianos; El matrimonio en Cristo.

2- Eucaristía (+ Adoración nocturna)

Síntesis de la Eucaristía; La Adoración Eucarística; La Adoración Eucarística nocturna.

3-Misión de la iglesia católica e infidelidades

Misiones católicas; Infidelidades en la Iglesia.

4-Sobre la Iglesia

Oraciones de la Iglesia en tiempos de aflicción; Escasez de vocaciones; Hábito y clerman.

5- El Espíritu Santo y sus frutos

Por obra del Espíritu Santo; Elogio del pudor; Lecturas y libros cristianos; Santa Maravillas de Jesús.

6-Apóstoles en América

Hechos de los apóstoles de América.

Y ante tamaña expresión de temas ¿De qué trata el Padre Iraburu en sus obras?

A esta pregunta bien podemos responder que de muchas cosas interesantes e importantes para el cristiano y, aquí, para el católico.

Sin embargo denota una gran preocupación por la vida de la Iglesia en su aspecto laical porque entiende que el papel que el laico ha de jugar en la vida de aquella tiene una creciente importancia.

Así “Permaneciendo en el mundo, la vida entera de los laicos ha de ir haciéndose santificante para ellos” (“Caminos laicales de perfección, pág.8)

Pero con ser importante, escrito esto por un laico como el que esto escribe debería comprenderse mejor, lo que dice acerca de las personas que conformamos nuestra vida a ser piedras vidas de la Iglesia católica de forma como Dios nos ha llamado a ser, tampoco se puede olvidar el tratamiento que el Padre Iraburu da a la Eucaristía.

Por ejemplo, en su “Síntesis de la Eucaristía” nos dice que “eso es precisamente la eucaristía: acción de gracias, ‘siempre y en todo lugar’ (Prefacios). Si en la misa le pedimos a Dios que ‘nos transforme en ofrenda permanente’ (PE III), es porque sabemos que toda nuestra vida tiene que ser un culto incesante” (página 27) para que no olvidemos cuál ha de ser, como hijos de Dios, nuestro ser y nuestra existencia.

Y, claro, relacionado con la Eucaristía El desarrollo de la piedad eucarística ha producido en la Iglesia inmensos frutos espirituales. Los ha producido en la vida interior y mística de todos los santos; por citar algunos: Juan de Ávila, Teresa, Ignacio, Pascual Bailón, María de la Encarnación, Margarita María, Pablo de la Cruz, Eymard, Micaela, Antonio María Claret, Foucauld, Teresa de Calcuta, etc.(“La adoración eucarística”, página 15).

Pero, además, como bien puede apreciarse en la relación hecha mención arriba, José María Iraburu es, digamos, un creyente que, desde su particular ministerio sacerdotal, se interesa por aspectos muy diversos. Los ya citados son ejemplo de tal intención pero no podemos olvidar lo relacionado con la oración, con las vocaciones con la actuación del Espíritu Santo en nuestras vidas o, también, con ejemplos como el de Santa Maravillas de Jesús. Además de otros que, en su día, se trataran en esta serie que pretende, desde su humildad, tratar de conocer, más y mejor, a quien tanto ha hecho, hace y hará por la comprensión de la Iglesia católica en el perturbador mundo de hoy.

Para que no nos pase, al respecto de la perturbación que podría producir en nosotros la mundanidad, que “La semilla divina de las buenas intenciones, según enseña el Señor” pueda “quedar infecunda en el corazón del hombre por la flaqueza de su carne, que es voluble e inconstante” y ceda “fácilmente ante las dificultades (lo sembrado en tierra pedregosa); por las incesantes fascinaciones del mundo, asuntos propios, seducciones, riquezas (lo sembrado entre espinas); o por la acción del Maligno, que arrebata, como un pájaro perverso, la semilla celeste (lo sembrado en el camino) (Mt 13,1-23)”, conviene que tomemos nota de lo que, al respecto, escribe el Padre Iraburu.

Ahora me abandono a lo que el Espíritu quiera soplarme y, como suele decirse, “Que sea lo que Dios quiera”, pues, al fin y al cabo, en sus manos estamos y existimos.

Eleuterio Fernández Guzmán