26.03.11

Los dos nuevos obispos japoneses son contrarios al Camino Neocatecumenal

A las 11:19 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad
 

Si el Camino Neoacatecumenal pensaba que las cosas iban a cambiar con la llegada de nuevos obispos a Japón, puede ir descartando tal posibilidad.

El nuevo obispo de Takamatsu, Mons. John Eijiro Suwa, es autor de uno de los artículos más contrarios a la presencia del Camino en las diócesis japonesas. Y Fr. Sueo Hamaguchi, dijo en relación al seminario Redemptoris Mater del Camino que “no hay absolutamente ninguna razón para continuar con el seminario. No hay forma de una pequeña diócesis de Takamatsu, como puede apoyarla. Tampoco la diócesis necesita el camino que está detrás de él. Ellos son sólo un obstáculo“.

Por tanto, aunque el Papa haya manifestado su deseo de que el Camino continue en Japón, parece evidente que tal voluntad no llega hasta el extremo de hacer nombramientos de obispos japoneses que admitan la presencia de dicho movimiento eclesial. Y recordemos que fue el propio Papa quien en una audiencia reciente exhortó a los miembros del Camino “a buscar siempre una profunda comunión con los pastores y con todos los componentes de las Iglesias particulares". Pues bien, difícilmente se puede buscar la comunión con quienes no te quieren en su iglesia.

En mi opinión, estos nombramientos confirman algo sobre lo que creo haber escrito con anterioridad. A saber, que la única manera de que los miembros del Camino puedan seguir en Japón es dejando de ser lo que son. Su manera de ser católicos ha sido aprobada y refrendada por el Papa, pero es rechazada abiertamente por los obispos japoneses. Los actuales y los que llegan. Y, convendrán ustedes conmigo, no es plan de que nos enfrentemos a un conflicto permanente entre la Santa Sede y los obispos de una nación entera por la cuestión del Camino

Si yo fuera Kiko Argüello y tuviera la capacidad de tomar una decisión que fuera de obligado cumplimiento para los miembros del Camino -la verdad no sé si tal cosa es posible-, ordenaría abandonar el país del sol naciente. Hay muchas otras naciones en el mundo donde su presencia evangelizadora es bien recibida por las iglesias locales. Si en Japón no les quieren, pues sólo queda decir “sayonara, baby”. Nadie debe dudar que los obispos japoneses conseguirán que una iglesia sin kikos evangelice el país entero consiguiendo conversiones masivas a Cristo. No hay más que ver las estadísticas de las últimas décadas. Si Roma apuesta por la continuidad de ese modelo pastoral, así sea. Cuando se acaben de recoger los frutos de lo que está sembrado y se sigue sembrando, que cada palo aguante su vela.

Luis Fernando Pérez Bustamante