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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 24 de noviembre de 2010

Santa Sede

La vida cristiana debe tener a Cristo en el centro, afirma el Papa

La Santa Sede estudia excomulgar al obispo consagrado sin mandato en China

El Papa preside las exequias del cardenal Navarrete, “maestro de justicia”

Mundo

Corea: Los obispos del Sur afirman que la guerra sólo trae miseria

Análisis

La “regla benedictina” para los católicos contenida en “Luz del mundo”

Foro

Luz del mundo - Un libro hace historia al hablar Benedicto XVI

Informe Especial

Radiografía de la libertad religiosa en el mundo

Irak y Paquistán: clamor por la libertad religiosa

Audiencia del miércoles

Benedicto XVI: Catalina de Siena, copatrona de Europa

Documentación

Homilía del Papa en la concelebración con los nuevos cardenales

Homilía de Benedicto XVI en el funeral del cardenal Navarrete

Comunicado de la Santa Sede ante la consagración ilícita en China


Santa Sede


La vida cristiana debe tener a Cristo en el centro, afirma el Papa
Propone la figura de santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La espiritualidad de santa Catalina de Siena, una de las mujeres más grandes de la vida de la Iglesia, tenía un centro vital: Cristo, que “es para ella como el esposo, con el que hay una relación de intimidad, de comunión y de fidelidad; es el bien amado sobre cualquier otro bien”.

Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI hoy durante la catequesis que pronunció en la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI, y que quiso dedicar a esta santa italiana Doctora de la Iglesia y copatrona de Europa, dentro de su ciclo sobre santas mujeres de la Edad Media.

Catalina de Siena, que vivió en el difícil siglo XIV, fue, afirmó el Papa, una de esas santas “que sacuden las mentes y los corazones provocando conversión y renovación”.

Original de Siena, desde muy joven entró en la Orden Terciaria Dominica. Favorecida por numerosas visiones y revelaciones divinas.

A pesar de no ser una persona ilustrada, fue consejera espiritual de “nobles y hombres políticos, artistas y gente del pueblo, personas consagradas, eclesiásticos, incluido el papa Gregorio XI, que en aquel periodo residía en Aviñón y a quien Catalina exhortó enérgica y eficazmente a volver a Roma”.

“Viajó mucho para solicitar la reforma interior de la Iglesia y para favorecer la paz entre los Estados”, explicó el Papa

“También por este motivo el Venerable Juan Pablo II la quiso declarar Copatrona de Europa: para que el Viejo Continente no olvide nunca las raíces cristianas que están en la base de su camino y siga tomando del Evangelio los valores fundamentales que aseguran la justicia y la concordia”.

Por ello, afirmó Benedicto XVI, esta santa “aprendemos la ciencia más sublime: conocer y amar a Jesucristo y a su Iglesia”.

“Aprendamos de santa Catalina a amar con valor, de forma intensa y sincera, a Cristo y la Iglesia”, exhortó a los presentes.

Esposa de Cristo

El Papa explicó algunas de las visiones de la Santa, en las que el propio Jesucristo se desposaba con ella en la fe, o le intercambiaba su corazón.

“Como la santa de Siena, todo creyente siente la necesidad de conformarse a los sentimientos del Corazón de Cristo para amar a Dios y al prójimo como el mismo Cristo ama”, afirmó el Papa.

Todos los fieles pueden “aprender a amar como Cristo”, a través de “una familiaridad con Él nutrida por la oración, por la meditación sobre la Palabra de Dios y por los Sacramentos, sobre todo recibiendo frecuentemente y con devoción la santa Comunión”.

Por ello el Papa animó a acudir asiduamente a la Eucaristía, que “es un extraordinario don de amor que Dios nos renueva continuamente para nutrir nuestro camino de fe, revigorizar nuestra esperanza, inflamar nuestra caridad, para hacernos cada vez más semejantes a Él”.

Otro don que Catalina tenía era el de las lágrimas, que “expresan una sensibilidad exquisita y profunda, capacidad de conmoción y de ternura”.

Catalina ejerció también de forma destacada la “maternidad espiritual”, una vocación de la que “también hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de tantas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, refuerzan la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cimas cada vez más elevadas”, concluyó.


 

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La Santa Sede estudia excomulgar al obispo consagrado sin mandato en China
Se reserva valorar si la ordenación es válida o no
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La ordenación de Joseph Guo Jincai como obispo de Chendge (China) sin mandato apostólico supone una "dolorosa herida" a la Iglesia y podría tener graves consecuencias para todos los implicados.

Así lo afirma este miércoles la Santa Sede, en un comunicado en el que da a entender que se está estudiando la posible excomunión del padre Guo Jincai, de los obispos implicados en el acto de consagración, e incluso se reserva valorar la posible invalidez de este acto.

El comunicado afirma que el Papa Bendicto XVI ha recibido "con profunda amargura" la noticia, pues esta decisión de las autoridades chinas contradicen "la atmósfera de respeto, fatigosamente creada con la Santa Sede y con la Iglesia católica a través de las recientes ordenaciones episcopales".

"Dicha ordenación ha sido conferida sin el mandato apostólico y, por ello, representa una dolorosa herida a la comunión eclesial y una grave violación de la disciplina católica".

La Santa Sede ha querido esperar a "recoger informaciones sobre lo sucedido" antes de emitir este comunicado.

En él, constata tener constancia de que diversos obispos que han conferido la ordenación "han sido sometidos a presiones y a restricciones de su propia libertad de movimiento, con el fin de forzarles a participar y a conferir la ordenación episcopal".

Esto constituye, afirma la Santa Sede, "una grave violación de la libertad de religión y de conciencia".

"La Santa Sede se reserva valorar con profundidad lo sucedido, entre otros puntos, respecto a la validez en lo que respecta a la posición canónica de los obispos implicados".

En cualquier caso, precisa el comunicado, con esta ordenación ilegítima, tanto el padre Guo Jincai como los obispos que han participado en ella podrían incurrir en pena de excomunión, en base al canon 1382 del Código de Derecho Canónico.

Este canon afirma que "el Obispo que confiere a alguien la consagración episcopal sin mandato pontificio, así como el que recibe de él la consagración, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica".

Además, este hecho "pone en una condición muy delicada y difícil" a los fieles de Chendge, "también desde el punto de vista canónico", y "les humilla, porque las Autoridades civiles chinas quieren imponerles un Pastor que no está en plena comunión, ni con el Santo Padre ni con los demás obispos diseminados por el mundo".

Diálogo difícil

Sobre todo, el comunicado lamenta que esta decisión "unilateral" de las autoridades chinas se haya hecho a costa del gran esfuerzo que se estaba realizando con el fin de "superar las dificultades y normalizar las relaciones".

La Santa Sede reafirma que "muchas veces, durante este año, la Santa Sede ha comunicado con claridad a las Autoridades chinas su propia oposición a la ordenación episcopal del Reverendo Joseph Guo Jincai".

"A pesar de ello, dichas Autoridades han decidido proceder unilateralmente", lamenta el comunicado.

"Esta pretensión de ponerse por encima de los obispos y de guiar la vida de la comunidad eclesial no corresponde a la doctrina católica, ofende al Santo Padre, a la Iglesia en China y a la Iglesia universal, y hace más intrincadas las dificultades pastorales existentes".

El comunicado añade que la Santa Sede "reafirma su disponibilidad al diálogo", pero constando "con amargura" que "las Autoridades dejan a la dirección de la Asociación Patriótica Católica China, bajo la influencia del señor Liu Bainian, asumir actitudes que dañan gravemente a la Iglesia católica y obstaculizan dicho diálogo".

Concluye asegurando a los católicos chinos la oración y solidaridad espiritual del resto de la Iglesia, deseando que "el Señor de la historia les sea cercano, acreciente su esperanza y fortaleza, y les de consuelo en el momento de la prueba".

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El Papa preside las exequias del cardenal Navarrete, “maestro de justicia”
Uno de los grandes expertos en Derecho Canónico del siglo XX
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- "Maestro de justicia". Así definió el Papa Benedicto XVI al cardenal español Urbano Navarrete, S.I., fallecido el pasado lunes a la edad de 90 años, al presidir este miércoles sus exequias en la Basílica Vaticana

El Papa deseó que la fe del purpurado jesuita, considerado como uno de los más grandes expertos en Derecho Canónico del siglo XX, "se convierta en visión, encuentro cara a cara con Dios, en cuyo amor supo reconocer y buscar el cumplimiento de toda ley".

"Él pertenece, así queremos creerlo, al grupo de aquellos que gastaron sin reservas su existencia por el Reino de Dios, y por ello confiamos en que su nombre esté ahora escrito en el 'libro de la vida'", añadió el Papa, quien creó cardenal al padre Navarrete el 24 de noviembre de 2007 en reconocimiento a una vida entregada al servicio de la Iglesia.

Urbano Navarrete Cortés, nació en Camarena de la Sierra, Teruel, el 25 de mayo de 1920. Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1952, en el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona.

El pontífice, en la homilía, le presentó como "maestro de justicia", pues "el estudio escrupuloso y la enseñanza apasionada del derecho canónico han representado un elemento central de su vida".

"Educar especialmente a las jóvenes generaciones a la verdadera justicia, la de Cristo, la del Evangelio: ese es el ministerio que el cardenal Navarrete llevó a cabo durante todo el arco de su vida".

"A esto se dedicó generosamente, prodigándose con humilde disponibilidad, en las diversas situaciones en las que le puso la obediencia y la providencia de Dios: de las aulas universitarias, en particular como experto en derecho matrimonial, al cargo de Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana, a la alta responsabilidad de Rector del mismo Ateneo", evocó.

El Papa subrayó, además, "su atención a importantes acontecimientos eclesiales, como el Sínodo diocesano de Roma, el Concilio Vaticano II; como también su competente contribución científica a la revisión del Código de Derecho Canónico y la fructífera colaboración con varios Dicasterios de la Curia Romana, en calidad de apreciado consultor".

En mayo de 1994 fue investido doctor Honoris causa por la Facultad de Derecho canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Por último, el obispo de Roma reveló los tres los principios fundamentales de la vida del cardenal Navarrete, había confesado en una entrevista.

Ante todo, dijo, "mucho amor al pasado, a la tradición, porque en el campo científico, y particularmente eclesiástico, quien no ama el pasado es como un hijo sin padres".

En segundo lugar, "la sensibilidad hacia los problemas, las exigencias, los desafíos del presente, donde Dios nos ha puesto".

Y, por último, "la capacidad de mirar y abrirse al futuro sin temor, pero con esperanza, la que viene de la fe. Una visión profundamente cristiana, que guió su compromiso por Dios, por la Iglesia, por el hombre en la enseñanza y en las obras".

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Mundo


Corea: Los obispos del Sur afirman que la guerra sólo trae miseria
Hacia una ‘religión’ de Estado en el Norte, mientras reina la libertad en el Sur
SEÚL, miércoles 24 de noviembrede  2010 (ZENIT.org).- Los obispos de Corea del Sur invitaron a los dos países --separados por el paralelo 38 desde 1948, tras los efectos del final en 1945 de la guerra mundial en la península coreana--, a no entrar en una espiral de violencia.

Mientras en el Norte, el culto al líder se ha convertido en una pseudorreligión, la democracia asentada en el Sur es constitucionalmente neutral, y no se señalan amenazas a la libertad religiosa, según el informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), presentado en Madrid este martes.

“Oramos para que la situación no empeore y no se convierta en un conflicto abierto. Pedimo al Señor que conceda a todos los dirigentes y a todos nosotros la fuerza y la luz para superar esta crisis”, declaró el presidente de los obispos surcoreanos en una entrevista publicada por la agencia Fides.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Corea del Sur, y obispo de Cheju Peter Kang U-il, informó que están viviendo una “gran confusión” y también “miedo”.

Los prelados surcoreanos hacen “un llamamiento a los gobiernos del Sur y del Norte para que se reúnan y busquen las vías del diálogo”. El llamamiento episcopal se produjo a raíz del ataque de las fuerzas militares de Pyongyang (Norte) a la isla surcoreana de Yeonpyeong.

Según las últimas noticias conocidas por los obispos surcoreanos, en el momento de la entrevista, junto a los dos soldados de Corea del Sur, murieron también dos civiles en la agresión militar del Norte.

El obispo dijo que el Gobierno del Sur todavía no conoce bien las razones de este ataque, que ha elevado la tensión en la península coreana, y lo atribuyó a “razones de táctica política”. Según lo que pudo saber, “es una manera de desviar la atención de los dramáticos problemas internos”. “De la escasa información que tenemos sobre el Norte –explicó--, sabemos que la situación económica es muy difícil, y que se sufre de hambre y miseria”.

“Pero estoy seguro de que los líderes del Norte –añadió- saben que la guerra no conduce a ninguna parte, que es sólo una catástrofe que hace sufrir a los civiles. Es una posibilidad que debemos tratar de evitar por todos los medios”.

El obispo urgió a la comunidad internacional a intervenir e implicar a China “que tiene un gran poder de influencia sobre Corea del Norte”. Así mismo pidió la oración de la Iglesia universal.

Este martes, se hizo público en España el informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) 2010. El mismo dedica un capítulo a cada una de las partes de Corea. La situación al norte y al sur del paralelo 38 es diametralmente opuesta.

En el Norte, se profesa una religión de Estado, con culto a la persona y ‘divinización’ del líder. En el Sur, el Estado es constitucionalmente neutral y no se registran problemas de persecución religiosa.

Corea del Norte

Corea del Norte niega la libertad religiosa por principio. En la capital, Pyongyang, hay una serie de lugares de culto cristianos --una iglesia católica y dos protestantes--, y cuatro templos budistas, pero no se sabe lo que ocurre en otras zonas del país.

Las cifras, señala AIN –que consultó numerosas fuentes- varían según las informaciones transmitidas por personas que pudieron viajar por el país.

Las razones que llevaron a Corea del Norte a negar la libertad religiosa son inherentes a su propio origen, explica AIN. El regimen actual, señala, “es la puesta en práctica de la ideología política del Partido de los Trabajadores de Corea (WPK, por sus siglas en inglés), que se basa en el principio de la autarquía o juche.

El WPK deriva del Partido Comunista de Corea, cuya historia está sembrada de luchas internas y purgas sangrientas, entre facciones prosoviéticas y prochinas.

El informe explica que Juche es “la base sobre la que se construye el sistema político y económico de Corea del Norte”. Es “una ideología sincretista que combina el neoconfucionismo, el maoísmo nacional y el estalinismo”.

Esta pseudorreligión llevó “al país al aislamiento del resto de la comunidad internacional y al desarrollo del culto de la persona y gobierno autocrático del “Padre de la Patria”, Kim Il-sung --que llegó al poder en 1948, y murió en 1994--, primero, y luego de su hijo Kim Jong-il, quien adoptó el título oficial de “Querido Líder”.

El juche atribuyó a los dos Kim, padre e hijo, naturaleza divina por lo que, según AIN, “el culto a la persona se ha convertido en la única religión permitida en el país”.

Recientemente, apareció otro Kim --Kim Jung-un, el tercero de los hijos de Kim Jong-il--. Todos ellos son glorificados en la literatura, música popular, teatro y cine norcoreanos. También se ha creado una versión juche del calendario gregoriano.

Esta religión nacionalista establece como año 1 el de 1912, en el que nació el dictador Kim Il-sung, cuyo cuerpo embalsamado descansa en un mausoleo de impresionantes dimensiones construido en Pyongyang.

Kim Il-sung y Kim Jong-il son reverenciados en numerosos actos públicos. Para hablar de ellos “se utiliza un lenguaje enfático y místico, análogo al del culto religioso”. La ‘religion’ oficial de Corea del Norte –señala AIN- es en cierto sentido “una forma de idolatría partidista y estatal de la dinastía gobernante”.

El informe da el índice de pertenencia religiosa en Corea del Norte: agnósticos: 71,3%, nuevas religiones: 12,9%, animistas: 12,3%, cristianos: 2,0%, otros: 1,5%. Cuenta con una superficie de 120.538 kilómetros cuadrados, y una población de 23, 99 millones.

Corea del Sur

En Corea del Sur, la situación es diametralmente opuesta. La Constitución de la República de Corea de 1948 --enmendada en repetidas ocasiones hasta 1988--, garantiza a todos los ciudadanos libertad de conciencia (artículo 19), y libertad religiosa (artículo 20). No reconoce ninguna religión de Estado y defiende el principio de separación entre  Iglesia y Estado.

Las organizaciones religiosas no están obligadas por ley a registrarse. Desde el punto de vista organizativo, son totalmente autónomas.

En las escuelas públicas, no se puede impartir enseñanza religiosa, aunque no hay ninguna restricción en los colegios privados.

Las únicas fiestas religiosas oficiales son la Navidad y la fiesta del nacimiento de Buda. Los cristianos --católicos y protestantes- superan en número a los budistas. También hay pequeños grupos que profesan otras religiones.

En cuanto a libertad religiosa, no se registraron problemas con las autoridades ni en las las relaciones interpersonales, concluye el informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

La pertenencia religiosa en la República de Corea (Sur) –con una superfice de 99.268 kilómetros cuadrados--, se distribuye de la siguiente manera: cristianos, 43,1%; budistas, 15,1%; animistas, 14,7%; nuevas religiones, 14,2%; otros: 12,9%.

En la Iglesia Católica, los bautizados son 4,9 millones, de una población de 48,5 millones.

Por Nieves San Martín

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Análisis


La “regla benedictina” para los católicos contenida en “Luz del mundo”
El Papa ofrece un verdadero programa en su último libro-entrevista
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- En el último párrafo de Luz del mundo, Benedicto XVI define un objetivo: “que lleguemos a ser capaces de Dios y, así, podamos entrar en la vida auténtica, en la vida eterna”.

El libro-entrevista presentado este martes en el Vaticano apunta a esta meta y está lleno de indicaciones, consejos y referencias a objetivos para alcanzarla.

La palabra “tarea” aparece en numerosas ocasiones. A través de sus respuestas a más de doscientas preguntas de muy diversos temas, el Papa ofrece un itinerario a los lectores e indica una especie de “regla benedictina”, un verdadero programa para los católicos de hoy.

El autor de la entrevista, el periodista alemán Peter Seewald, explica en el prefacio del libro que para el Papa, “la tarea es mostrar a las personas a Dios y decirles la verdad”.

En este sentido, el Pontífice explica que “hoy lo importante es que se vea de nuevo que Dios existe, que Dios nos incumbe y que Él nos responde” y exhorta a “colocar, como nuevo acento, la prioridad de la pregunta sobre Dios”.

Reconoce que “el concepto de verdad ha caído bajo sospecha, que “por supuesto, es cierto que se ha abusado mucho de él”, pero insiste en que “hay que aprender y ejercitar de nuevo la humildad de reconocer la verdad y de permitirle constituirse en parámetro”.

Y puntualiza que Jesucristo “defiende la verdad no mediante legiones, sino que, a través de su pasión, la hace visible y la pone también en vigencia”.

¿Qué debe hacer la Iglesia?

El Obispo de Roma explica cuál es el cometido de la Iglesia: “La tarea no es elaborar algún producto o tener éxito en la venta de mercancías. La tarea consiste, en cambio, en vivir ejemplarmente la fe, anunciarla y, al mismo tiempo, mantener a esta misma comunidad de adherentes voluntarios, que se extiende a través de todas las culturas, naciones y tiempos y no se basa en intereses externos, sino en una relación interior con Cristo, y, de ese modo, con Dios”.

Benedicto XVI destaca la necesidad de la nueva evangelización y afirma que “debemos acometer con fuerza renovada la cuestión acerca de cuál es el modo en que puede anunciarse de nuevo a este mundo el evangelio de manera que llegue a él, y que tenemos que emplear para ello todas las energías”.

Por otra parte, señala que “la fe del que no ve debe tener también sus razones. Jesús mismo hizo la fe enteramente comprensible, en cuanto la expuso con unidad interior y en continuidad con el Antiguo Testamento. La gran tarea encomendada a la Iglesia sigue siendo unir fe y razón”.

“La Iglesia está siempre llamada a hacer aquello que fue objeto de la petición de Abrahán: preocuparse de que haya justos suficientes como para contener el mal y la destrucción” y “que crezcan nuevamente las fuerzas del bien -aclara-. En ese sentido, los triunfos de Dios, los triunfos de María son silenciosos, pero reales”.

Y profundiza en esta cuestión, indicando: “Necesitamos en cierto modo islas en las que la fe en Dios y la sencillez interior del cristianismo estén vivas e irradien; oasis, arcas de Noé en las que el hombre pueda refugiarse siempre de nuevo”.

La liturgia

Sobre ello, explica que “los ámbitos de la liturgia son ámbitos de refugio. Pero también en las diferentes comunidades y movimientos, en las parroquias, en las celebraciones de los sacramentos, en las prácticas de piedad, en las peregrinaciones, etcétera, la Iglesia intenta brindar defensas y desarrollar también refugios en los que, en contraposición a todo lo roto que nos rodea, se haga visible nuevamente la belleza del mundo y de la posibilidad de vivir”.

Respecto a la liturgia, indica que “lo que importa es que la palabra de Dios y la realidad del sacramento estén en el centro; que no desintegremos a Dios a fuerza de palabras y pensamientos y que la liturgia no se convierta en una presentación de nosotros mismos”.

Diálogo

El Papa identifica también tareas respecto al diálogo con otras religiones. “Hemos de procurar, por un lado, vivir y exponer vivamente la grandeza de nuestra fe y, por el otro, entender la herencia de los otros -explica-. Lo importante es encontrar lo común y, allí donde sea posible, prestar en este mundo un servicio común”.

Respecto al ecumenismo, constata que “el mundo necesita un potencial de testimonio a favor del Dios uno que nos habla en Cristo” y sobre el diálogo religioso en términos más generales, afirma que “tenemos un mensaje ético que da orientación a los hombres. Y llevar juntos ese mensaje es de suma importancia en la crisis de los pueblos”.

Benedicto XVI también ofrece una tarea concreta en relación a los países “donde el islam domina, digamos, en soledad, indiscutido en sus tradiciones y en su identidad cultural y política”.

Advierte que en estos lugares, el islam “se ve fácilmente a sí mismo como posición contraria al mundo occidental” y “entonces la consciencia de verdad se hace tan estrecha que se convierte en intolerancia y, con ello, hace también muy difícil una coexistencia con los cristianos”.

“Aquí es importante que permanezcamos de manera intensiva en contacto con todas las fuerzas islámicas dispuestas al diálogo, de modo que después puedan darse también cambios de consciencia allí donde el islamismo asocia todavía la reivindicación de la verdad con la violencia”, indica.

Escatología

Otra de las tareas de la Iglesia propuestas por el Papa en el libro es la referencia a la eternidad, que considera actualmente “una cuestión muy seria”.

“Nuestra predicación, nuestro anuncio está orientado realmente de forma unilateral hacia la plasmación de un mundo mejor, mientras que el mundo realmente mejor casi no se menciona ya”, lamenta.

“Aquí tenemos que hacer un examen de conciencia -afirma-. Por supuesto, se intenta salir al encuentro de los oyentes, decirles aquello que se halla dentro de su horizonte. Pero nuestra tarea es al mismo tiempo abrir ese horizonte, ampliarlo y mirar hacia lo último”.

El Pontífice reconoce que “estas cosas son arduas para los hombres de hoy. Les parecen irreales. Quisieran respuestas concretas para el ahora”.

“Pero tales respuestas siguen siendo incompletas si no permiten sentir y reconocer también por dentro que yo voy más allá de esta vida material, que existe el juicio, que existen la gracia y la eternidad -recuerda-. Debemos encontrar también palabras y modalidades nuevas para hacer posible al hombre romper la 'barrera del sonido' de la finitud”.

Tareas tras los abusos

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En el libro, el Papa aborda extensamente el tema de la crisis por los abusos sexuales de menores por parte de algunos miembros del clero.

“Cómo puede haber sucedido esto es algo que es preciso examinar con todo detalle, pero al mismo tiempo, hemos de ver qué puede hacerse para que no vuelva a suceder algo semejante”, señala.

“Lo importante es, en primer lugar, cuidar de las víctimas y hacer todo lo posible por ayudarles y por estar a su lado con ánimo de contribuir a su sanación; en segundo lugar, evitar lo más que se pueda estos hechos por medio de una correcta selección de los candidatos al sacerdocio; y, en tercer lugar, que los autores de los hechos sean castigados y que se les excluya toda posibilidad de reincidir”, destaca.

“Lo que nunca debe suceder es escabullirse y pretender no haber visto, dejando así que los autores de los crímenes sigan cometiendo sus acciones -sentencia-. Por tanto, es necesaria la vigilancia de la Iglesia, el castigo para quien ha faltado, y sobre todo la exclusión de todo ulterior acceso a niños”.

Entre muchas actuaciones que propone, algunas se dirigen a toda la comunidad de fe, que “tendría que intervenir siempre con su pensamiento y acción en cuanto a las vocaciones y prestar atención a los distintos candidatos. Por una parte, conducirlos y sostenerlos, y por la otra ayudar también a los superiores a reconocer si las personas son aptas o no”.

Además, “tenemos que suplicar a los fieles que cooperen también ellos en sostener a sus sacerdotes”, dice, “veo en las parroquias que el amor al sacerdote crece también cuando se reconocen sus debilidades y se asume la tarea de ayudarle en esas debilidades”.

Subraya que “hoy tenemos que aprender de nuevo que el amor al pecador y al damnificado están en su recto equilibrio mediante un castigo al pecador aplicado de forma posible y adecuada”.

“Ahora hay que comenzar realmente de nuevo en espíritu de penitencia, y al mismo tiempo no perder la alegría por el sacerdocio, sino reconquistarla”, pide.

Por otra, parte, destaca el necesario esfuerzo que debe realizar la Iglesia para “que lo vivo y grande que hay en ella se haga nuevamente visible, a pesar de todo lo negativo”.

Para el Papa, “es un desafío enorme sostener y elaborar de nuevo ambas cosas, el celibato y el matrimonio”.

También indica que encontrar la concepción positiva de la sexualidad “y cuidar de ese tesoro que se nos ha dado es una gran tarea”.

A los cristianos

“Ser cristiano no debe convertirse en algo así como un estrato arcaico que de alguna manera retengo y que vive en cierta medida de forma paralela a la modernidad -advierte el Papa-. Ser cristiano en en sí mismo algo vivo, algo moderno, que configura y plasma toda mi modernidad”

Al referirse a las tareas del cristiano, Benedicto XVI no oculta que “aquí se exige una gran lucha espiritual”.

“Lo importante es que intentemos vivir y pensar el cristianismo de tal manera que asuma en sí la buena, la correcta modernidad, y que al mismo tiempo se aparte y distinga de lo que se ha convertido en una contrarreligión”, resume.

“¿Dónde la fe tiene que hacer propias las formas y figuras de la modernidad y dónde tiene que ofrecer resistencia? Esta gran lucha atraviesa hoy el mundo entero”, señala, invitando a la reflexión.

“Hemos de poner de manifiesto -y vivir también- que la infinitud que el hombre necesita sólo puede provenir de Dios -indica-. Que Dios es de primera necesidad para que sea posible resistir las tribulaciones de este tiempo”.

Como camino para realizarlo, el Papa indica que “debemos procurar decir realmente la sustancia en cuanto tal, pero decirla de forma nueva”.

“Nos encontramos realmente en una era en la que se hace necesaria una nueva evangelización, en la que el único evangelio debe ser anunciado en su inmensa, permanente racionalidad y, al mismo tiempo, en su poder, que sobrepasa la racionalidad, para llegar nuevamente a nuestro pensamiento y nuestra comprensión”.

“El proceso interior de traducción de las grandes palabras a la imagen verbal y conceptual de nuestro tiempo está avanzando, pero aún no se ha logrado realmente -observa-. Y esto sólo puede conseguirse si los hombres viven el cristianismo desde Aquel que vendrá”.

Entre los retos del cristianismo, Benedicto XVI también destaca la importancia de oponerse a “una presión de intolerancia que, primeramente, lo caricaturiza -como perteneciente a un pensar equivocado, erróneo-, y después, en nombre de una aparente racionalidad, quiere quitarle el espacio que necesita para respirar”.

Según el Papa, se trata de continuar señalando la fe como centro “y de captar el dramatismo del tiempo, seguir sosteniendo en él la palabra de Dios como la palabra decisiva y dar al mismo tiempo al cristianismo aquella sencillez y profundidad sin la cual no puede actuar”.

Presencia pública

El Papa revela que “a menudo uno se pregunta realmente cómo es que cristianos que son personalmente creyentes no poseen la fuerza para hacer que su fe tenga una mayor eficacia política”.

En este sentido, indica que “sobre todo debemos intentar que los hombres no pierdan de vista a Dios. Que reconozcan el tesoro que poseen. Y que, después, partiendo de la fuerza de la propia fe, puedan confrontarse con el secularismo y llevar a cabo el discernimiento de los espíritus”.

“Sólo podemos esperar que la fuerza interior de la fe, que está presente en el hombre, llegue a ser después poderosa en el campo público, plasmando asimismo el pensamiento a nivel público y no dejando que la sociedad caiga simplemente en el abismo”, añade.

Para Benedicto XVI, “hoy hay que consolidar, vitalizar y ampliar este cristianismo de decisión, de modo que haya más personas que vivan y confiesen de nuevo de manera consciente su fe”.

“Por otra parte, debemos reconocer que no somos simplemente idénticos a la cultura y la nación en cuanto tales, aunque tenemos la fuerza para imprimirle e indicarle valores, que ella asume aun cuando la mayoría no sean creyentes cristianos”.

Esperanza para el mundo

Benedicto XVI apela a la responsabilidad de la Iglesia en lograr un equilibrio entre el poder del hombre y su potencial ético, un progreso pensado en clave moral.

Constata el consenso general sobre la necesidad de tomar decisiones morales para afrontar la catástrofe ecológica que amenaza a la humanidad, pero a la vez también que “la traducción de esto mismo en voluntad política y en acciones políticas se ve ampliamente imposibilitada por una falta de una disposición a la renuncia”.

“¿Cómo puede la voluntad moral, que todos aceptan y todos reclaman, llegar a ser una decisión personal?”, pregunta, y responde: “sólo puede lograrlo una instancia que toque la conciencia, que esté cerca de la persona individual y que no se limite a convocar manifestaciones aparatosas”.

“En tal sentido se dirige aquí el reto a la Iglesia -concluye-. Ella no sólo tiene una gran responsabilidad, sino que, diría yo, es a menudo la única esperanza”.

“Tenemos que volver a reconocer que no debemos vivir simplemente en la arbitrariedad -señala-. Que hay que aprender una libertad que sea responsabilidad”.

En concreto, reconoce que “se está acostumbrado a un determinado estilo de vida y, cuando éste se ve amenazado, es natural que se suscite una resistencia”.

“También son demasiado pocos los modelos que se ven acerca de cómo sería concretamente la renuncia -explica-. En tal sentido, las comunidades religiosas, tienen una importancia ejemplar”.

Según Benedicto XVI, “es preciso percibir nuevamente que, como seres humanos, hemos de plantear exigencias mayores a la condición humana; más aún: que justamente sólo a través de eso se accede a la felicidad mayor”.

El libro concluye con unas frases alentadoras del Papa sobre lo que Dios tiene preparado a cada uno: “Realmente Él vino para que conozcamos la verdad. Para que podamos tocar a Dios. Para que nos esté abierta la puerta. Para que encontremos la vida, la vida real, la que ya no está sometida a la muerte”.

Por Patricia Navas

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Luz del mundo - Un libro hace historia al hablar Benedicto XVI
 
Por Michaela Koller
ROMA, miercoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El lanzamiento del libro de la entrevista del Papa Benedicto XVI. “Luz del mundo” ha encontrado hoy miércoles una enorme acogida mundial. La demanda tan extraordinaria de este libro del periodista alemán Peter Seewald ha llevado a la editorial alemana Herder a doblar el numero de ejemplares en esta primera semana.

Infinitos comunicadores de la mass media en todo el mundo se estaban preparando en estos días para el gran impacto de las respuestas del Pontífice. Se hablaba de la fuerza explosiva de los contenidos, se iba anunciando incluso una revolución espiritual.

Pero las respuestas del Papa recogidas en estas 240 paginas no tienen a primera vista nada de contenido revolucionario. El mensaje de Benedicto, recogido en la intimidad de dialogos personales con Seewald, destaca de manera extraordinaria porque es Evangelio actualizado, buena nueva de hoy.

Benedicto se presenta en estas lineas desde un prisma personal, haciendo transparentes sus cambios de perspectiva al concretar su fe en la historia. Es un mensaje actualizado desde la realdidad de cambio que nos toca vivir hoy.

Ahí la pregunta clave de Peter Seewald: "Según el Evangelio de San Juan, Jesús dice, en un pasaje decisivo, que de lo que se trata es del mandato del Padre: 'Y yo sé bien que este mandato suyo es vida eterna'. ¿Es eso por lo que Jesús vino al mundo?”

Responde el Santo Padre: “Sin ninguna duda. De eso se trata: de que lleguemos a ser capaces de Dios y, así, podamos entrar en la vida auténtica, en la vida eterna. Realmente Él vino para que conozcamos la verdad. Para que podamos tocar a Dios. Para que nos esté abierta la puerta. Para que encontremos la vida, la vida real, la que ya no está sometida a la muerte”.

El nucleo de estas conversaciónes es el gran mensaje de Benedicto invitando al mundo a la santidad. Esto no se debe perder de vista cuando se va revisando las noticias de primera pagina en multiples medios, incluso de prensa amarilla, hablándonos de preservativos, de la opinion de Benedicto acerca de los ‘burkas negros’ etc..

Cristo es el centro. Este Cristo que dice a sus apostoles: “Vosotros sois la luz del mundo”. La gran entrevista asi va en continuidad con la predicación del 265 Sucesor de Pedro en la Santa Sede. Además va tomando una forma de inmediatez inaudita como palabra directa y espontánea. No es una doctrina “ex cátedra”, deducida de las grandes verdades, sino se induce al lector, va brotando de un corazón íntegro y enamorado, como gran testimonio personal de fe y sintesis de vida impresionante.

La palabra impresa en las 240 paginas dejo la voz directa de Benedicto en general sin alteraciones, como asegura en autor al comienzo. Esto permite para el lector la posibilidad de una composición de lugar excepcional: Se puede imaginar que el mismo tiene al "Papa Ratzinger" vis a vis en el sofá. Puede escuchar su voz en su idioma, mientras que Benedicto XVI le va abriendo  ampliamente la puerta de su entendimiento, de su corazón y de su alma.

Al lector se le va revelando un personaje de espíritu ágil, humilde, lleno de bondad, que sabe perdonar pero a la vez se presenta muy vulnerable. Asi mismo el libro tiene un tono tan familiar y cercano que recuerda a la experiencia de la comunidad primitiva al comienzo de la iglesia.

Si el Pontificado anterior fue el de los grandes gestos e imágenes, este Pontificado es el de las grandes palabras. Peter Seewald logró sacar a la luz este don de Benedicto con una maraña de preguntas selectas, un entretejido de política, preguntas personales, pastorales y aclaraciones teológicas.

Seewald logra así presentar un diálogo entre el Papa y la sociedad. Seewald pone en juego su amplio conocimiento y formula preguntas de amplitud global. Así el Pontífice se convierte al mismo tiempo en oyente del mundo entero.

El periodista hace preguntas que revelan su sintonía con la postura crítica de Benedicto ante la cultura actual. Al mismo tiempo Seewald, fiel a su profesión de comunicador, hace preguntas que van indagando en temas delicados y realidades que son para el Papa causa de profundo dolor.

El libro no sólo ha redactado un capítulo importante de historia de la Iglesia, sino que da pautas para un periodismo de calidad, va colocando un liston bien alto a los marcos de trabajo para una compromiso de trabajo por parte de católicos en los medios de comunicación y de lograr el objetivo de lanzar un mensaje eficaz al mundo actual.

Es una sorpresa grande y positiva oír a Benedicto hablar del obispo Richard Williamson de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Por primera vez revela el Papa Benedicto, que él no hubiera firmado el decreto sobre la revocación de la excomunicación del británico, si hubiera sabido de su negación de las cámaras de gas. “No. Entonces habría que haber separado primeramente el caso Williamson. Pero, lamentablemente, ninguno de nosotros había hecho una búsqueda in Internet, enterándose así de quién se trataba”, dijo literalmente el Pontífice.

Con el asunto Williamson está vinculada la relación de la Iglesia Católica con los judíos y la relación con el Estado de Israel. Después del revuelo sobre las declaraciones de los Padres del Sínodo del Medio Oriente sobre el conflicto palestino-israelí , a “nuestros Padres y Hermanos”, les llega una vez más una clara confesión papal sobre el derecho de existencia de Israel. Esto no lo han afirmado tan explicitamente los obispos de la región, los cuales condenaron en su documento final “el anti-semitismo” pero no el “anti-sionismo”.

“Para mí fue muy emocionante con qué cordialidad me recibió el presidente Peres, que es una gran personalidad", cuenta la cabeza de la Iglesia católica sobre su visita a Israel en mayo de 2009. "Él lleva consigo la carga de un recuerdo difícil. Usted sabe que su padre fue encerrado en una sinagoga a la que después se prendió fuego. Pero vino hacia mí con una gran apertura y sabiendo que luchamos por valores comunes y por la paz, por la plasmación del futuro, y que en ello la cuestión de la existencia de Israel desempeña un papel importante”

El libro aclara de que no es verdad, lo que los medios han ido difundiendo ya desde hace semanas, sobre las declaraciones referentes a la relación con el Islam: El Papa Benedicto no se distancia de ninguna manera del discurso de Ratisbona: “La consideración política no tuvo ya en cuenta el tejido fino, sino que sacó de contexto un fragmento y lo convirtió en un hecho político, que en sí no era”.

Preguntado por la estrategia ante los casos de sacerdotes que viven una relación con una mujer o han fundado una familia en secreto, el Papa comenta: "Cuando un sacerdote cohabita con una mujer hay que verificar si existe una verdadera voluntad matrimonial y si podrían formar un buen matrimonio. Si así fuese, tienen que seguir ese camino. Si se trata de una falta de la voluntad moral pero no existe una real vinculación interior, hay que intentar encontrar caminos de sanación para él y para ella".

El problema fundamental, confirma el Papa “es la honradez". Además está la importancia del "respeto por la verdad de esas dos personas y de los niños a fin de encontrar la solución correcta".

En la entrevista se vislumbra también el concepto del amor de Benedicto, un tipo de amor, que no permite separar la verdad del amor, que no debe ser confundido con un falso concepto de misericordia.

Benedicto confiesa su profundo horror ante los casos de abuso en instituciones católicas: "Hoy tenemos que aprender de nuevo que el amor al pecador y al damnificado están en su recto equilibrio mediante un castigo al pecador aplicado de forma posible y adecuada". A Benedicto XVI no le preocupa conservar la imagen de la Iglesia, sino que pone el peso en la credibilidad del testimonio de aquellos, que se han consagrado al seguimiento de Cristo. Es esta meta a la que apunta el libro con su título: “Luz del mundo.”

“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.

Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.

Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en vosotros, a fin de que ellos vean vuestras buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”(Mateo 5,13-16)

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Informe Especial


Radiografía de la libertad religiosa en el mundo
Síntesis del Informe 2010 elaborado por Ayuda a la Iglesia Necesitada
ROMA, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El "Informe 2010 sobre la libertad religiosa en el mundo", redactado por la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada, presentado este miércoles en Roma hace una radiografía de la situacón en 194 países. 

En este resumen se esbozan algunas particularidades delInforme por zonas geográficas.

América

En la zona norte del continente no se han manifestado problemas significativos en el período estudiado en el informe.

En Bolivia, existe una actitud hostil hacia la Iglesia católica en numerosas declaraciones gubernamentales.

El episcopado de Brasil está preocupado ante el asesinato de numerosos sacerdotes católicos, por lo que ha denunciado la ola de agresiones contra representantes del clero, y existen numerosos motivos de conflicto entre las autoridades políticas y la jerarquía católica.

En Colombia se ha denunciado el asesinato de cinco sacerdotes en la zona dominada por la guerrilla de las FARC.

La situación de Cuba, sin cambio en lo que se refiere a la legislación represiva y a las prácticas administrativas, ha mostrado señales de apertura al autorizarse, por ejemplo, la celebración de servicios religiosos anteriormente prohibidos y al anularse la prohibición de llevar a cabo actos de culto en las cárceles. A pesar de estas señales positivas, se mantiene una enorme incertidumbre en lo que respecta a la evolución de este régimen.

En México, dos sacerdotes y dos seminaristas católicos, así como algunos miembros de la comunidad mormona de ciudad Juárez, fueron asesinados por bandas de narcotraficantes contrarios a la labor educativa que desarrollan las comunidades religiosas entre los jóvenes.

En Nicaragua, el Gobierno sandinista ha multiplicado sus ataques contra la jerarquía católica, a la que acusan de hostilidad hacia el Gobierno, recurriendo incluso a campañas de difamación.

En Perú se ha suscitado una controversia en torno al proyecto de ley elaborado por el Gobierno sobre libertad religiosa. La Iglesia católica, en particular, se ha opuesto a él denunciando el hecho de que esta ley no reconoce los vínculos históricos y culturales que unen al catolicismo y la nación.

El 15 de agosto de 2009, el Gobierno de Venezuela promulgó una ley sobre educación en la que no se hacía referencia alguna a la instrucción religiosa. De hecho, el Estado asume además el control doctrinal sobre la educación al establecer fuertes sanciones en el caso de que se enseñen principios "contrarios a la soberanía nacional". La oposición considera que esta frase es ambigua y que está abierta a la interpretación arbitraria. También se ha llevado a cabo una intensa propaganda hostil contra los representantes de la Iglesia católica a través de los periódicos cercanos a las posturas del Gobierno. Por otro lado, se ha restringido enormemente la admisión de misioneros protestantes en el país.

África

Dentro del continente africano es necesario distinguir al menos tres zonas. La zona islámica, que coincide en gran parte con los países bañados por el Mediterráneo y que se extiende hacia Oriente Próximo; la zona central y la parte meridional del continente. Estas zonas presentan problemas diferentes a causa de las distintas condiciones religiosas, políticas y étnicas por las que se   caracterizan.

Norte de África y Oriente Medio

El grupo de países que cuentan con una mayoría musulmana presenta problemas provocados por la unidad entre religión y política, tanto en la legislación de la mayoría de ellos, como en la mentalidad generalizada en la mayor parte de los habitantes. Como consecuencia, sólo son ciudadanos con plenos derechos los que profesan la religión dominante, mientras que las minorías religiosas son, en el mejor de los casos, tolerados, cuando no considerados un peligro para la estabilidad social. Incluso los regímenes políticos con constituciones laicas, como Argelia, Túnez, Libia Siria, se ven presionados por los grupos islamistas que en ocasiones impulsan legislaciones restrictivas, que antes no existían, como ocurre en Argelia, donde la Administración cada vez niega un mayor número de visados a los sacerdotes y personal religioso que solicitan entrar en el país, además de que se va generalizando una intolerancia social violenta.

La mayoría musulmana de Egipto es hostil y violenta hacia los cristianos coptos.

En Israel las dificultades surgen a causa de la situación especial que vive este país. A los cristianos les afecta la desconfianza que las autoridades manifiestan hacia sus comunidades, especialmente de origen árabe, que tiene consecuencias tanto en la política de concesión de visados, ocasionando problemas a los religiosos extranjeros que desean entrar en el país, como en las dificultades impuestas a la libertad de movimientos, provocando una separación de hecho entre las comunidades cristianas de los Territorios Ocupados y las que residen en Israel.

Por su parte, los problemas están aumentando de forma dramática, alcanzando niveles de persecución explícita, para los cristianos que viven en Gaza, controlada por Hamas.

Bahrain, Qatar Omán, cuentan con una Constitución oficialmente islámica que no impide la existencia y las actividades de las comunidades cristianas que, si bien es cierto que están sujetas a restricciones administrativas, disfrutan de cierta libertad de acción.

Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, países que tienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede con rango de embajada, se pueden tomar como ejemplo de que la convivencia es posible, respetando su identidad cultural y religiosa. Arabia Saudí Yemen siguen siendo los países del Golfo en los que la legislación islámica impide cualquier manifestación o práctica religiosa no islámica.

En Iraq la vida de las comunidades cristianas se está convirtiendo en auténticamente dramática, sometidas a ataques terroristas sistemáticos dirigidos abiertamente a eliminar la presencia de cristianos en el país.

En Irán, el islam chií, en su versión más radical, salvaguardada por las autoridades religiosas, sigue siendo la religión del Estado. Esto lleva a discriminación y violencia contra el resto de las religiones, e incluso contra el islam suní.

África central y meridional

La libertad religiosa del resto de África no presenta problemas especiales, con algunas excepciones. Hablando en general, los conflictos que llevan a auténticas tragedias para la población civil, especialmente en el centro de África, no se producen a causa de los problemas religiosos, sino por motivos económicos, étnicos y políticos. En Botsuana se han incrementado las dificultades a las que se enfrentan los misioneros extranjeros debido a nuevas normas que no sólo provocan problemas, sino que en ocasiones imposibilitan la entrada en el país de nuevos misioneros.

En las islas Comoras, la simple distribución del biblias u otros libros religiosos cristianos se considera delito de proselitismo. Los extranjeros acusados de proselitismo son deportados. Las personas que se convierten también son sancionadas.

En Eritrea, el Estado sólo reconoce cuatro entidades religiosas: la Iglesia copto-ortodoxa de Eritrea, la Iglesia evangélica luterana de Eritrea, la Iglesia católica y el islam. El Gobierno sigue persiguiendo, arrestando y deteniendo, sin presentar cargos y sin juicios, a los miembros de grupos religiosos que no   están oficialmente reconocidos. Se calcula que actualmente hay unos 2.200 presos de conciencia por motivos religiosos.

Etiopía, aunque goza de una legislación ejemplar en lo que a libertad religiosa se refiere, desgraciadamente presenta episodios de intolerancia social.

Mauritania es una república islámica y su constitución define el islam como la única religión del Estado y de los ciudadanos. Está prohibida la publicación y distribución de material no islámico, por ejemplo biblias.

En la República de Nigeria continúan los conflictos surgidos del hecho de que doce de los treinta y seis estados de la federación nigeriana han empezado a aplicar la sharía no sólo en el ámbito de la ley de familia sino también en el de la ley penal. Esto supone la introducción de penas como la flagelación, las amputaciones y la muerte por lapidación. Para aplicar la sharía en la vida cotidiana, al menos cuatro han creado la hisba, cuerpo de policía religiosa acusado en ocasiones de abuso de poder. Los actos de intolerancia y discriminación religiosa más generalizados son los denunciados por las distintas comunidades religiosas presentes en los estados nigerianos más islamizados (que casi siempre coinciden con los doce estados que han introducido la sharía en su legislación). Entre estos hechos se cuentan: falsas acusaciones de blasfemia contra el islam que han obligado a estudiantes y profesores cristianos a abandonar las escuelas en las que estudiaban o enseñaban; falta de autorización para construir lugares de culto o cementerios cristianos y demolición de iglesias que se consideran ilegalmente construidas; secuestros y conversiones forzadas de adolescentes, especialmente chicas, que suelen terminar en matrimonios con musulmanes; discriminación contra los cristianos en el acceso al empleo público y en la concesión de servicios públicos; intimidación y amenazas de muerte contra musulmanes que se convierten al cristianismo; manipulación de los criterios de admisión de estudiantes en las escuelas y universidades estatales con el objetivo de admitir únicamente a musulmanes.

En Somalia ya no queda en todo el territorio un lugar de culto cristiano abierto al público. El Parlamento aprobó una serie de leyes dirigidas a la aplicación de la sharía en todo el país. Practicar religiones distintas del islam provoca reacciones intolerantes en cualquier lugar, y se impiden las conversiones mediante la marginación social y el ostracismo. A lo largo del año 2008 fueron asesinados seis musulmanes que se habían convertido al cristianismo, y a otros veintiuno los mataron en 2009.

Sudán presenta dos situaciones y legislaciones completamente distintas en el norte y el sur del país. En las dieciséis provincias del norte se aplica estrictamente la ley islámica sobre todos los residentes, sin tener en cuenta a las minorías no musulmanas. En cambio, en el sur, la legislación garantiza la laicidad del Estado y permite la libertad religiosa a todos los grupos presentes en el territorio.

Asia

Asia central y meridional

El Gobierno de Afganistán no parece capaz de poner en práctica políticas básicas para que se respeten los principios fundamentales que garantizan la libertad religiosa. El peso de la tradición, las imposiciones de las facciones radicales islamistas fundamentalistas y la guerra que se desarrolla en numerosas provincias, han dado lugar a una situación muy difícil, no sólo para la libertad religiosa, sino también al respeto por los derechos humanos básicos.

En Bangladesh, el islam es la religión del Estado. A pesar de la libertad de culto oficialmente garantizada, se denunciaron numerosos casos de persecución y discriminación basadas en la filiación religiosa y en contra de las minorías étnicas.

La república islámica de Pakistán se declara oficialmente como país laico. La Constitución aprobada tras la separación de la India y diferente leyes del Gobierno central confirman el principio de igualdad ante la ley "sin distinción de raza o credo". Los informes demuestran que, en realidad, es pura fachada. De hecho, la ley contra la blasfemia ha provocado víctimas no solo entre los no musulmanes y la minoría ahmadí, aunque sí fundamentalmente, y ante una total indiferencia por parte del Gobierno. Entre 1986 y 2010 al menos 993 personas han sido acusadas de haber profanado el Corán o difamado al profeta Mahoma. De ellas, 479 eran musulmanes, 120 cristianos, 340 ahmadíes, 14 hindúes y 10 miembros de otras religiones. Esta ley es, fundamentalmente, una excusa para llevar a cabo ataques, venganzas personales o asesinatos extrajudiciales; 33 de estos episodios fueron perpetrados por individuos o multitudes enfurecidas.

La India sigue siendo testigo de un fuerte recrudecimiento de la violencia de inspiración religiosa y étnica. Mientras el Gobierno de Nueva Delhi estudia nuevos medios legales y políticos para detener este fenómeno, manifestando un auténtico compromiso, las víctimas de la violencia se quejan de la ausencia de instituciones y de la inseguridad permanente a nivel local. El caso de Orissa es el más flagrante. En seis estados siguen existiendo las leyes   "anticonversión", consecuencia de la política hindú ultranacionalista. Se han   denunciado reconversiones forzadas al hinduismo, ataques físicos y asesinatos de miembros de comunidades no hindúes.

En las Islas Maldivas el islam es definido por la Constitución como religión de Estado y prohíbe a los ciudadanos practicar cualquier otra religión. No se permite a los extranjeros hacer ninguna manifestación de su fe religiosa en público si no es la musulmana. La conversión a cualquier religión que no sea el islam está estrictamente prohibida. Toda la legislación, incluyendo la ley civil, está subordinada a la coránica. Es obligatorio enseñar religión islámica en la escuela.

Asia Oriental

En China, la libertad religiosa se sigue conculcando. Las restricciones se acentuaron durante los Juegos Olímpicos de 2008 y se mantuvieron durante 2009. A lo largo del año pasado se siguieron llevando a cabo arrestos y se han eliminado comunidades no oficiales y clandestinas. Todas las religiones presentes en la República Popular han denunciado numerosos episodios de represión administrativa y arrestos. El comportamiento arbitrario de las autoridades y el control absoluto sobre la vida social y cultural siguen siendo la norma que impide que el país cuente con un desarrollo equilibrado y humanamente sostenible. El año pasado se manifestó un indicio de apertura cuando los obispos fueron ordenados con autorización legal.

República Democrática Popular de Corea es la que vive en condiciones más inhumanas. No existe el menor atisbo de libertad religiosa y la información sobre lo que ocurre en el país es muy escasa y difícil de conseguir. El Estado se ha declarado oficialmente ateo y se reprime cualquier forma de expresión religiosa, lo que conduce a arrestos y detenciones en campos de concentración.

Vietnam, siendo como es un país comunista, ha llevado a cabo una aproximación más práctica al asunto. Tiene que tener en cuenta la presencia de una amplia y valiente comunidad católica que reacciona ante la intimidación y que se apoya en una gran comunidad en el extranjero dispuesta a protestar.

En 2009, Myanmar, antes Birmania, siguió siendo testigo de una represión sistemática de la libertad religiosa y de los derechos humanos. Tras las protestas realizadas por los monjes budistas en 2007, la represión contra los monasterios y los líderes religiosos ha continuado sin disminución.

En Camboya se reconoce el budismo como religión de Estado, igual que en Tailandia,y ambos países han garantizado el pleno respeto a la libertad religiosa de todos sus habitantes.

En el país musulmán más grande del mundo, Indonesia, se han denunciado casos de violencia contra los cristianos y contra grupos musulmanes, como los ahmadíes, considerados "herejes" por quienes practican el islam ortodoxo.

La religión de Estado de Brunei es el islam salafí y se aplican fuertes restricciones al resto de las religiones. Está prohibido hacer proselitismo de cualquier religión que no sea el islam, así como importar material religioso no musulmán. Se censuran en la prensa los artículos y las imágenes relacionadas con otras religiones.

Europa y Eurasia

Los países que pertenecen a la Europa occidental experimentan situaciones similares derivadas de los problemas que ocasiona la inmigración islámica y, en algunos casos, provocadas por la difusión de una mentalidad laicista que se manifiesta en actitudes anticristianas, incluso en las propias instituciones europeas.

En Bélgica se han llegado a realizar registros en la sede de la Conferencia Episcopal belga y en la Catedral de Malinas, en el marco de las investigaciones llevadas a cabo sobre delitos relacionados con la pedofilia.

En Francia, el laicismo agresivo de los últimos años parece estar debilitándose, pero se han denunciado problemas relacionados con la presencia de una amplia comunidad islámica.

En Alemania, existe una actitud de oposición cultural a los principios expresados por las comunidades cristianas, en particular a los de la Iglesia católica, sobre cuestiones como la familia, la moral sexual, la defensa de la vida humana. Este fenómeno, denunciado fundamentalmente a través de la prensa y de los medios de comunicación, provoca con frecuencia conductas hostiles basadas en prejuicios contra el cristianismo y lleva a personas con tendencia a las actitudes extremistas a adoptar posturas violentas contra los símbolos y los edificios religiosos. La presencia de una amplia comunidad musulmana con diferentes orígenes étnicos y religiosos también causa problemas a la hora de regular las relaciones entre el Estado y los musulmanes.

En Holanda y en el Reino Unido, el desarrollo de una sociedad multicultural, multiétnica y pluriconfesional ha llevado a la existencia de contradicciones en un modelo de convivencia que parece haberse aplicado fundamentalmente para poner en desventaja a la mayoría cristiana y que está provocando fuertes reacciones relacionadas con la identidad.

En los países europeos que hasta 1989 estuvieron sometidos al régimen comunista, siguen observándose trabas legales y comportamientos propios de una mentalidad hostil al fenómeno religioso en sí mismo. Por ejemplo, en Serbia, aunque la Constitución establece la plena libertad religiosa, en la práctica la ley la restringe, estableciendo discriminaciones entre las distintas comunidades y negando a algunos grupos el estatuto legal.

En la República Eslovaca está pendiente una demanda ante el Tribunal Constitucional referida a la constitucionalidad de la enmienda a la ley sobre el registro de los grupos religiosos que incrementaba la cantidad de requisitos necesarios para su obtención.

Por su parte, en Hungría el Gobierno trabaja activamente, de acuerdo con las comunidades religiosas, para facilitar la restitución de las propiedades que les fueron confiscadas durante el régimen comunista, garantizando que todos los grupos religiosos disfruten de las mismas oportunidades para recuperar el control sobre sus bienes. A finales de octubre de 2009, ya habían sido devueltas 2.576 propiedades a sus propietarios y se habían pagado 342 millones de dólares en concepto de compensación.

EnRumanía, los grupos legalmente reconocidos todavía reciben un tratamiento claramente distinto al que reciben los grupos no reconocidos. Los requisitos para registrarse y obtener un estatuto legal siguen planteando problemas a las comunidades más pequeñas. Una serie de organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y grupos religiosos minoritarios han criticado la ley sobre libertad religiosa actualmente en vigor, ya que consideran que "institucionaliza" la discriminación. Sólo hay dieciocho comunidades religiosas oficialmente reconocidas aunque ya no existe el registro oficial. Perdura el problema de la recuperación de las propiedades expropiaciones en 1948 por el régimen comunista que pertenecían a la Iglesia ortodoxa griega y que posteriormente fueron concedidas a la Iglesia ortodoxa romana, que ahora se niega a devolverlas. La Iglesia ortodoxa griega fue la única que sufrió confiscaciones de este tipo en aquella época.

En Bulgaria, aunque la Constitución reconoce el derecho a la libertad religiosa, las leyes sobre esta cuestión siguen siendo ambiguas y, por lo tanto, permiten que las autoridades locales tomen con frecuencia decisiones arbitrarias respecto a la situación de los grupos religiosos, especialmente los que no están registrados.

Las difíciles relaciones entre las autoridades políticas de Bielorrusia y los grupos religiosos del país están profundamente enraizadas en la historia de este país en el que aún pervive el legado cultural soviético. Aunque la Constitución reconoce el derecho a la libertad religiosa, la legislación sobre el tema restringe de hecho, de forma significativa, su aplicación concreta. El trabajo de los misioneros extranjeros se enfrenta a trabas administrativas sobre todo a la hora de obtener permisos de residencia, y las actividades de propaganda religiosa están sujetas a estrictos controles y restricciones por parte de las fuerzas de seguridad. Es frecuente que se niegue el derecho al culto a los presos políticos y a los detenidos por cuestiones de conciencia.

Los enfrentamientos políticos de Ucrania aún no han conducido a la introducción de cambios significativos en el ejercicio de la libertad religiosa.

En Rusia se han producido avances significativos en las relaciones entre la Iglesia ortodoxa y la católica. Las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Federación rusa se han elevado al rango de embajada por parte de Rusia y nunciatura por parte de la Santa Sede.

En Armenia un controvertido proyecto de ley sobre la libertad de conciencia y de las organizaciones religiosas, aprobado en primera vuelta el 19 de marzo de 2009 en el Parlamento armenio, ha provocado reacciones negativas entre gran número de organizaciones internacionales. Las disposiciones que aparecen en el proyecto de ley prevén restricciones a la libertad de expresar públicamente la propia fe y estrictas sanciones, algunas de ellas penales.

Azerbaiyán, suscitó gran preocupación el año pasado a causa del posible deterioro de la libertad religiosa. Se han introducido en la legislación nuevos elementos; han aumentado los obstáculos a los que hay que enfrentarse en el proceso de registro; se manifiestan actitudes de desconfianza, que en ocasiones llegan a ser violentas, por parte de los funcionarios y policías locales contra los aceríes convertidos a religiones no tradicionales; se ha incrementado la confiscación de material religioso; etc., hechos que dan lugar a la preocupación.

Finalmente, en Turquía, la situación relacionada con los cristianos sigue sin cambio desde 2008. Aunque el año dedicado a San Pablo (junio de 2008 a junio de 2009) hizo pensar en que la situación estaba mejorando, el Informe ha constatado un aumento de los actos de violencia. Los turcos aún no se pueden convertir abiertamente al cristianismo, dada la discriminación contra los conversos. La Comisión para la Libertad Religiosa de la Unión Europea celebró una reunión en Venecia en marzo de 2010 y adoptó una resolución en la que instaba a Turquía a reconocer legalmente a las minorías religiosas, algo que actualmente no hacen, especialmente de la Iglesia latina, y para que se oponga con firmeza a la discriminación de la que son objeto.

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Irak y Paquistán: clamor por la libertad religiosa
Fue presentado hoy el informe 2010 sobre la libertad religiosa en el mundo
ROMA, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Una invitación a defender la libertad religiosa, pero no sólo "a los fieles de la propia religión", lanzó esta mañana René Guitton, escritor francés del libro "Cristianofobia" sobre el éxodo de los cristianos de los países árabes.

Guitton participó esta mañana en Roma en el lanzamiento del "Informe 2010 sobre la libertad religiosa en el mundo", redactado por la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada, institución que ayuda a la Iglesia en persecución y que coordina 5.500 proyectos en 140 países.

"No podemos entrar en el mismo juego de los autores de esta persecución", expresó Guitton. Dijo que tampoco puede pensarse en la consolidación de "una Europa cristiana" sólo con el objetivo de "hacer frente a una cultura oriental musulmana".

A su vez manifestó su preocupación por "la equiparación que algunas veces hacen los extremistas entre los cristianos de oriente y occidente" y dijo que ello se debe a "la historia pasada y reciente del colonialismo y de algunas provocaciones efectivas en ámbito económico".

Clamor por Irak

Por otro lado, Guitton se refirió también a los cristianos en Irak, país donde cada vez es más difícil profesar la fe en la esfera pública a causa de "conversiones forzadas, discriminaciones, atentados y masacres".

Una situación que tiene como resultado "un amalgama que quiere confundir y cruzar las ideologías con el objetivo de erradicar a los cristianos de su tierra".

"Debemos actuar y luchar contra todas estas persecuciones", afirmó. La comunidad cristiana en Irak está "en peligro de extinción", "sometida a una agresión terrorista sistemática que declara abiertamente el objetivo de eliminar la presencia cristiana del país", una presencia milenaria que pese a ser una minoría cada vez más pequeña "quiere permanecer".

Guitton ejemplificó también el caso de Turquía, donde hace 100 años ella representación de los cristianos era de un 20 % y hoy son de un 2%. "Es necesario que puedan quedarse allí"

Paquistán, hacia el islamismo

En la presentación del Informe participó también monseñor Joseph Coutts, obispo de Faisalabad y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Paquistaní.

El prelado se refirió al reciente caso de Asia Bibi, la mujer paquistaní que había sido condenada a muerte por blasfemia y que fue liberada esta semana tras haber alcanzado la gracia del presidente Asif Ali Zardari. Dijo que casos como este "hay muchos". Pero que ella "es la primera mujer en ser condenada por blasfemia" y explicó que "el problema no es tanto el dictado de la ley sobre la blasfemia" sino más bien "su aplicación".

El prelado denunció la incriminación de 993 personas por la profanación del Corán y por la difamación del profeta Mahoma.

Entre ellos 479 eran musulmanes, 340 de la secta ahmadi (que el gobierno no reconoce como musulmana), 120 cristianos, 14 hindúes y 10 de otros credos.

"Basta acusar, incluso injustamente alguien de haber blasfemado contra el Corán o contra el Profeta para causarle enormes problemas, es muy difícil demostrarle su inocencia", denunció monseñor Coutts.

"Hasta ahora nadie ha sido ejecutado por blasfemia por parte del estado", explicó el obispo pero dijo que al menos 20 personas "han sido asesinadas por este motivo, fuera del sistema judicial, aunque algunos habían sido formalmente absueltos por los jueces".

Porque la acusación de blasfemia "suscita reacciones muy fuertes que pueden llevar a grupos extremistas o fanáticos a hacer justicia por ellos mismos".

Por su parte, el padre Giulio Albanese, misionero en Camboya y periodista, quien moderaba este diálogo, denunció que el 70 % de la población mundial vive en países donde existen restricciones o persecuciones a causa de la religión que se profesa.

El Informe se realiza cada dos años, analizando la situación de 194 países, en orden alfabético, por áreas geográficas. Será traducido en seis idiomas y en los próximos días será presentado en toda Europa.

Por Carmen Elena Villa

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Audiencia del miércoles


Benedicto XVI: Catalina de Siena, copatrona de Europa
Hoy en la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI con peregrinos procedentes de todo el mundo.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas,

hoy quisiera hablaros de una mujer que ha tenido un papel eminente en la historia de la Iglesia. Se trata de santa Catalina de Siena. El siglo en que vivió – el decimocuarto – fue una época difícil para la vida de la Iglesia y para todo el tejido social en Italia y en Europa. Con todo, incluso en los momentos de mayor dificultad, el Señor no cesa de bendecir a su Pueblo, suscitando Santos y Santas que sacudan las mentes y los corazones provocando conversión y renovación. Catalina es una de estas y aún hoy nos habla y nos empuja a caminar con valor hacia la santidad para ser de forma cada vez más plena discípulos del Señor.

Nacida en Siena, en 1347, en una familia muy numerosa, murió en su ciudad natal en 1380. A la edad de 16 años, impulsada por una visión de santo Domingo, entró en la Orden Terciaria Dominica, en la rama femenina llamada Mantellate [llamadas así por llevar un manto negro, n.d.t.]. Permaneciendo con la familia, confirmó el voto de virginidad que había hecho de forma privada cuando era aún adolescente, se dedicó a la oración, a la penitencia, a las obras de caridad, sobre todo en beneficio de los enfermos.

Cuando la fama de su santidad se difundió, fue protagonista de una intensa actividad de consejo espiritual hacia toda categoría de personas: nobles y hombres políticos, artistas y gente del pueblo, personas consagradas, eclesiásticos, incluido el papa Gregorio XI, que en aquel periodo residía en Aviñón y a quien Catalina exhortó enérgica y eficazmente a volver a Roma. Viajó mucho para solicitar la reforma interior de la Iglesia y para favorecer la paz entre los Estados: también por este motivo el Venerable Juan Pablo II la quiso declarar Copatrona de Europa: para que el Viejo Continente no olvide nunca las raíces cristianas que están en la base de su camino y siga tomando del Evangelio los valores fundamentales que aseguran la justicia y la concordia.

Catalina sufrió mucho, como muchos Santos. Alguno pensó incluso que había que desconfiar de ella hasta el punto de que en 1374, seis años antes de su muerte, el capítulo general de los Dominicos la convocó a Florencia para interrogarla. Le pusieron al lado a un fraile docto y humilde, Raimundo de Capua, futuro Maestro General de la Orden. Convertido en su confesor y también en su “hijo espiritual”, escribió una primera biografía completa de la Santa. Fue canonizada en 1461.

La doctrina de Catalina, que aprendió a leer con dificultad y a escribir cuando era ya adulta, está contenida en el Diálogo de la Divina Providencia o bien Libro de la Divina Doctrina, una obra maestra de la literatura espiritual, en su Epistolario y en la colección de las Oraciones. Su enseñanza está dotada de una riqueza tal que el Siervo de Dios Pablo VI, en 1970, la declaró Doctora de la Iglesia, título que se añadía al de Copatrona de la Ciudad de Roma, por voluntad del Beato Pío IX, y de Patrona de Italia, por decisión del Venerable Pío XII.

En una visión que nunca se borró del corazón y de la mente de Catalina, la Virgen la presentó a Jesús, que le dio un espléndido anillo, diciéndole: "Yo, tu Creador y Salvador, te desposo en la fe, que conservarás siempre pura hasta cuando celebres conmigo en el cielo tus bodas eternas” (Raimundo de Capua, S. Catalina de Siena, Legenda maior, n. 115, Siena 1998). Ese anillo le era visible solo a ella. En este episodio extraordinario advertimos el centro vital de la religiosidad de Catalina y de toda auténtica espiritualidad: el cristocentrismo. Cristo es para ella como el esposo, con el que hay una relación de intimidad, de comunión y de fidelidad; es el bien amado sobre cualquier otro bien.

Esta unión profunda con el Señor está ilustrada por otro de la vida de esta insigne mística: el intercambio del corazón. Según Raimundo de Capua, que transmite las confidencias recibidas de Catalina, el Señor Jesús se le apareció con un corazón humano rojo resplandeciente en la mano, le abrió el pecho, se lo introdujo y dijo: “Queridísima hija, como el otro día tomé el corazón tuyo que me ofrecías, he aquí que ahora te doy el mío, y de ahora en adelante estará en el lugar que ocupaba el tuyo” (ibid.). Catalina vivió verdaderamente las palabras de san Pablo, “...no vivo yo, sino que Cristo vive en mi" (Gal 2,20).

Como la santa de Siena, todo creyente siente la necesidad de conformarse a los sentimientos del Corazón de Cristo para amar a Dios y al prójimo como el mismo Cristo ama. Y todos nosotros podemos dejarnos transformar el corazón y aprender a amar como Cristo, en una familiaridad con Él nutrida por la oración, por la meditación sobre la Palabra de Dios y por los Sacramentos, sobre todo recibiendo frecuentemente y con devoción la santa Comunión. También Catalina pertenece a este grupo de santos eucarísticos con la que quise concluir mi Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis (cfr n. 94). Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es un extraordinario don de amor que Dios nos renueva continuamente para nutrir nuestro camino de fe, revigorizar nuestra esperanza, inflamar nuestra caridad, para hacernos cada vez más semejantes a Él.

Alrededor de una personalidad tan fuerte y auténtica se fue construyendo una verdadera y auténtica familia espiritual. Se trataba de personas fascinadas por la autoridad moral de esta joven mujer de elevadísimo nivel de vida, y quizás impresionadas también por los fenómenos místicos a los que asistían, como los frecuentes éxtasis. Muchos se pusieron a su servicio y sobre todo consideraron un privilegio ser guiados espiritualmente por Catalina. La llamaban “mamá”, pues como hijos espirituales tomaban de ella la nutrición del espíritu.

También hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de tantas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, refuerzan la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cimas cada vez más elevadas. “Hijo os digo y os llamo – escribe Catalina dirigiéndose a uno de sus hijos espirituales, el cartujo Giovanni Sabatini -, en cuanto que os doy a luz a través de continuas oraciones y deseo en presencia de Dios, así como una madre da a luz a su hijo" (Epistolario, Carta n. 141: A don Giovanni de’ Sabbatini). Al fraile dominico Bartolomeo de Dominici solía dirigirse con estas palabras: "Dilectísimo y queridísimo hermano e hijo en el dulce Jesucristo".

Otro rasgo de la espiritualidad de Catalina está ligado al don de las lágrimas. Estas expresan una sensibilidad exquisita y profunda, capacidad de conmoción y de ternura. No pocos santos tuvieron el don de las lágrimas, renovando la emoción del mismo Jesús, que no reprimió ni escondió su llanto ante el sepulcro del amigo Lázaro y al dolor de María y de Marta, y a la vista de Jerusalén, en sus últimos días terrenos. Según Catalina, las lágrimas de los Santos se mezclan con la Sangre de Cristo, de la que ella habló con tonos vibrantes y con imágenes simbólicas muy eficaces: “Tened memoria de Cristo crucificado, Dios y hombre (…). Poneos por objetivo a Cristo crucificado, escondeos en las llagas de Cristo crucificado, ahogaos en la sangre de Cristo crucificado" (Epistolario, Carta n. 16: A uno cuyo nombre se calla).

Aquí podemos comprender por qué Catalina, aún consciente de las debilidades humanas de los sacerdotes, hubiese tenido siempre una grandísima reverencia por ellos: ellos dispensan, a través de los Sacramentos y la Palabra, la fuerza salvífica de la Sangre de Cristo. La Santa de Siena invitó siempre a los sagrados ministros, también al Papa, a quien llamaba “dulce Cristo en la tierra", a ser fieles a sus responsabilidades, movida siempre y solo por su amor profundo y constante por la Iglesia. Antes de morir dijo: “Partiendo del cuerpo yo, en verdad, he consumido y dado la vida en la Iglesia y por la Iglesia Santa, lo cual me es de singularísima gracia" (Raimundo de Capua, S. Caterina da Siena, Legenda maior, n. 363).

De santa Catalina, por tanto, aprendemos la ciencia más sublime: conocer y amar a Jesucristo y a su Iglesia. En el Diálogo de la Divina Providencia, ella, con una imagen singular, describe a Cristo como un puente lanzado entre el cielo y la tierra. Está formado por tres escalones constituidos por los pies, el costado y la boca de Jesús. Elevándose a través de estos escalones, el alma pasa a través de las tres etapas de todo camino de santificación: el desapego del pecado, la práctica de las virtudes y del amor, la unión dulce y afectuosa con Dios.

Queridos hermanos y hermanas, aprendamos de santa Catalina a amar con valor, de forma intensa y sincera, a Cristo y la Iglesia. Hagamos nuestras para ello las palabras de santa Catalina que leemos en el Diálogo de la Divina Providencia, en la conclusión del capítulo que habla de Cristo-puente: "Por misericordia nos has lavado en la Sangre, por misericordia quisiste conversar con las criaturas. ¡Oh Loco de amor! ¡No te bastó encarnarte, sino que quisiste también morir! (...) ¡Oh misericordia! El corazón se me ahoga al pensar en ti: a dondequiera que me vuelva a pensar, no encuentro sino misericordia" (cap. 30, pp. 79-80). Gracias.

[En español dijo]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de Chile, España, México, República Dominicana y otros países latinoamericanos. Siguiendo el ejemplo y la enseñanza de Santa Catalina de Siena, os invito a todos a amar a Cristo y a la Iglesia con un amor cada vez más intenso y sincero. Muchas gracias.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]


 

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Documentación


Homilía del Papa en la concelebración con los nuevos cardenales
El pasado domingo en la Basílica de San Pedro
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que el Papa Benedicto XVI pronunció el pasado domingo, Solemnidad de Cristo Rey, durante la concelebración eucarística con los 24 nuevos cardenales en la Basílica de San Pedro.

* * * * *

Señores cardenales,

venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,

queridos hermanos y hermanas

En la solemnidad de Cristo Rey del Universo, tenemos la alegría de reunirnos aquí en torno al Altar del Señor junto con los 24 nuevos cardenales, que ayer agregué al Colegio Cardenalicio. A ellos, ante todo, dirijo mi cordial saludo, que extiendo a los demás Purpurados y a todos los Prelados presentes; como también a las distinguidas autoridades, a los señores Embajadores, a los sacerdotes, a los religiosos y a todos los fieles, llegados de diversas partes del mundo para esta feliz circunstancia, que reviste un marcado carácter de universalidad.

Muchos de vosotros habréis notado que también el Consistorio Público precedente para la creación de cardenales, celebrado en noviembre de 2007, fue celebrado en la vigilia de la Solemnidad de Cristo Rey. Han pasado tres años y, por tanto, según el ciclo litúrgico dominical, la Palabra de Dios nos sale al encuentro a través de las mismas lecturas bíblicas, propias de esta importante festividad. Esta se coloca en el último domingo del año litúrgico y nos presenta, al término del itinerario de la fe, el rostro real de Cristo, como el Pantocrator en el ábside de una antigua basílica. Esta coincidencia nos invita a meditar profundamente sobre el ministerio del Obispo de Roma y sobre el de los cardenales, ligado a éste, a la luz de la singular Realeza de Jesús, nuestro Señor.

El primer servicio del Sucesor de Pedro es el de la fe. En el Nuevo Testamento, Pedro se convirtió en la “piedra” de la Iglesia en cuanto portador del Credo: el "nosotros" de la Iglesia comienza con el nombre de aquel que profesó en primer lugar la fe en Cristo, inicia con su fe; una fe al principio inmadura y aún “demasiado humana", pero después, tras la Pascua, madura y capaz de seguir a Cristo hasta el don de sí; madura en creer que Jesús es verdaderamente el Rey; que lo es precisamente porque permaneció en la Cruz, y de esa forma dio la vida por los pecadores. En el Evangelio se ve que todos piden a Jesús que baje de la cruz. Se ríen de él, pero es también un modo de disculparse, como diciendo: no es culpa nuestra si tu estás allí en la cruz; es solo culpa tuya, porque si tu fueses verdaderamente el Hijo de Dios, el Rey de los Judíos, tu no estarías allí sino que te salvarías bajando de ese patíbulo infame. Por tanto, si te quedas allí, quiere decir que tu estás equivocado y que nosotros tenemos razón. El drama que se desarrolla bajo la cruz de Jesús es un drama universal; afecta a todos los hombres frente a Dios que se revela por lo que es, es decir, Amor. En Jesús crucificado la divinidad está desfigurada, despojada de toda gloria visible, pero presente y real. Sólo la fe sabe reconocerla: la fe de María, que une en su corazón también esta última tesela del mosaico de la vida de su Hijo; Ella no ve aún el conjunto, pero sigue confiando en Dios, repitiendo una vez más con el mismo abandono "He aquí la esclava del Señor" (Lc 1,38). Y después está la fe del buen ladrón: una fe apenas esbozada, pero suficiente para asegurarle la salvación “Hoy estarás conmigo en el paraíso". Decisivo es ese “conmigo”. Sí, es esto lo que lo salva. Cierto, el buen ladrón está en la cruz como Jesús, pero sobre todo está en la cruz con Jesús. Y a diferencia del otro malhechor, y de todos los demás que lo escarnecen, no pide a Jesús que descienda de la cruz ni que le haga descender. Dice en cambio: “Acuérdate de mi cuando llegues a tu reino”. Lo ve en la cruz, desfigurado, irreconocible, y sin embargo se confía a él como a un rey, es más, como al Rey. El buen ladrón cree en lo que está escrito en esta tabla sobre la cabeza de Jesús: “El rey de los judíos": cree en él, y se confía. Por esto está ya, en seguida, en el “hoy” de Dios, en el paraíso, porque el paraíso es esto: estar con Jesús, estar con Dios.

Aquí entonces, queridos hermanos, surge claramente el primer y fundamental mensaje que la Palabra de Dios hoy nos dice: a mí, Sucesor de Pedro, y a vosotros, cardenales. Nos llama a estar con Jesús, como María, y a no pedirle bajar de la cruz, sino quedarnos con Él. Y esto, con motivo de nuestro ministerio, debemos hacerlo no sólo por nosotros mismos, sino por toda la Iglesia, por todo el pueblo de Dios. Sabemos por los Evangelios que la cruz fue el punto crítico de la fe de Simón Pedro y de los demás Apóstoles. Está claro que no podía ser de otra manera: eran hombres y pensaban “según los hombres”, no podían tolerar la idea de un Mesías crucificado. La “conversión” de Pedro se realiza plenamente cuando renuncia a querer "salvar" a Jesús y acepta ser salvado por Él. Renuncia a querer salvar a Jesús de la cruz y acepta ser salvado por su cruz. "Yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos " (Lc 22,32), dice el Señor. El ministerio de Pedro consiste todo en su fe, una fe que Jesús reconoció en seguida, desde el principio, como genuina, como don del Padre celeste; pero una fe que debe pasar a través del escándalo de la cruz, para convertirse en auténtica, verdaderamente "cristiana", para llegar a ser “roca” sobre la que Jesús podrá construir su Iglesia. La participación en el señorío de Cristo se verifica concretamente solo al compartir en su abajamiento, en la Cruz. También mi ministerio, queridos Hermanos, es en consecuencia también el vuestro, consiste todo en la fe. Jesús puede construir en nosotros su Iglesia en la medida en que encuentra en nosotros esa fe verdadera, pascual, esa fe que no quiere hacer bajar a Jesús de la Cruz, sino que se confía a Él en la Cruz. En este sentido el lugar auténtico del Vicario de Cristo es la Cruz, persistir en la obediencia de la Cruz.

Es difícil este ministerio, porque no se alinea a la forma de pensar de los hombres – a esa lógica natural que por otro lado permanece siempre activa también en nosotros mismos. Pero este es y seguirá siendo siempre nuestro primer servicio, el servicio de la fe, que transforma toda la vida: creer que Jesús es Dios, que es el Rey precisamente porque llegó a ese punto, porque nos amó hasta el extremo. Y esta realeza paradójica, debemos testimoniarla y anunciarla como lo hizo Él, el Rey, es decir siguiendo su mismo camino y esforzándonos en adoptar su misma lógica, la lógica de la humildad y del servicio, del grano de trigo que muere para dar fruto. El Papa y los cardenales están llamados a estar profundamente unidos ante todo en esto: todos juntos, bajo la guía del Sucesor de Pedro, deben permanecer en la realeza de Cristo, pensando y actuando según la lógica de la Cruz – y esto nunca es fácil ni se da por descontado. En esto debemos ser compactos, y lo somos porque no nos une una idea, una estrategia, sino porque nos unen el amor de Cristo y su Santo Espíritu. La eficacia de nuestro servicio a la Iglesia, la Esposa de Cristo, depende esencialmente de esto, de nuestra fidelidad a la realeza divina del Amor crucificado. Por esto, en el anillo que hoy os entrego, sello de vuestro pacto nupcial con la Iglesia, está representada la imagen de la Crucifixión. Y por el mismo motivo el color de vuestro vestido alude a la sangre, símbolo de la vida y del amor. La Sangre de Cristo que, según una antigua iconografía, María recoge del costado del Hijo muerto en la cruz; y que el apóstol Juan contempla mientras brota junto con el agua, según las Escrituras proféticas.

Queridos hermanos, de aquí deriva nuestra sabiduría: sapientia Crucis. Sobre esto reflexionó a fondo san Pablo, el primero en trazar un pensamiento cristiano orgánico, centrado precisamente n la paradoja de la Cruz (cfr 1Cor 1,18-25; 2,1-8). En la Carta a los Colosenses – de la que la Liturgia de hoy propone el himno cristológico – la reflexión paulina, fecundada por la gracia del Espíritu, alcanza ya un nivel impresionante de síntesis al expresar una auténtica concepción cristiana de Dios y del mundo, de la salvación personal y universal; todo está centrado en Cristo, Señor de los corazones, de la historia y del cosmos: “Porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz" (Col1,19-20). Esto, queridos hermanos, es lo que somos llamados siempre a anunciar al mundo: Cristo "imagen del Dios invisible", Cristo "primogénito de toda la creación" y "de los que resucitan de entre los muertos”, para que – come escribe el Apóstol – "sea él el que tenga la primacía sobre todas las cosas” (Col 1,15.18). El primado de Pedro y de sus Sucesores está totalmente al servicio de este primado de Jesucristo, único Señor; al servicio de su Reino, es decir, de su Señorío de amor, para que éste venga y se difunda, renueve a los hombres y a las cosas, transforme la tierra y haga germinar en ella la paz y la justicia.

Dentro de este diseño, que trasciende la historia y, al mismo tiempo, se revela y se realiza en ella, encuentra su lugar la Iglesia, “cuerpo” del que Cristo es "la cabeza" (cfr Col1,18). En la Carta a los Efesios, san Pablo habla explícitamente del señorío de Cristo y lo pone en relación con la Iglesia. Formula una oración de alabanza a la “grandeza del poder de Dios”, que resucitó a Cristo y lo constituyó Señor universal, y concluye: "El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas” (Ef 1,22-23). La misma palabra “plenitud”, que corresponde a Cristo, Pablo la atribuye aquí a la Iglesia, por participación: el cuerpo, de hecho, participa de la plenitud de la Cabeza. He aquí, venerados hermanos cardenales – y me dirijo también a todos vosotros, que compartís con nosotros la gracia de ser cristianos – he aquí cuál es nuestra alegría: la de participar, en la Iglesia, en la plenitud de Cristo a través de la obediencia de la Cruz, de “participar en la suerte de los santos en la luz”, de haber sido “transferidos” en el reino del Hijo d Dios (cfr Col 1,12-13). Por esto vivimos en perenne acción de gracias, y también a través de las pruebas no disminuyen la alegría y la paz que Cristo nos dejó, como arra de su Reino, que ya está en medio de nosotros, que esperamos con fe y esperanza, y pregustamos en la caridad. Amen.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Homilía de Benedicto XVI en el funeral del cardenal Navarrete
Hoy en la Basílica de San Pedro
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que el Papa Benedicto XVI pronunció este miércoles por la mañana en la Basílica Vaticana con ocasión de las exequias del cardenal español Urbano Navarrete, SI, fallecido el pasado lunes a la edad de 90 años.

* * *



 

"Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán" (Dn 12,2).

Las palabras del profeta Daniel, que hemos escuchado en la primera Lectura, son un claro testimonio bíblico de la fe en la resurrección de los muertos. La visión profética se proyecta hacia el tiempo final: tras un periodo de gran angustia, Dios salvará a su pueblo. Con todo, la salvación será sólo para cuantos están inscritos en el "libro de la vida". El horizonte descrito por Daniel es el del Pueblo de la Alianza, que, en la dificultad, en la prueba, en la persecución, debe tomar posición ante Dios: mantenerse firme en la fe de sus padres o renegar de ella. El profeta anuncia la doble suerte que se sigue de ello: unos se despertarán a la “vida eterna”, los otros a la “infamia eterna". Se pone de relieve por tanto la justicia de Dios: ésta no permite que cuantos han dado la vida por Dios la pierdan definitivamente. Es la enseñanza de Jesús: quien acepta poner en primer lugar el Reino de Dios, quien sabe dejar casa, padre, madre por él, quien está dispuesto a perder su propia existencia por este tesoro precioso, tendrá en herencia la vida eterna (cfr Mt 19,29; Lc 9,24).

Señores cardenales, venerados Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio, queridos fieles todos, en la luz de la fe en Cristo, nuestra vida y resurrección, celebramos hoy las exequias del querido y venerado cardenal Urbano Navarrete, que el pasado lunes, a la edad de noventa años, terminó su larga y fecunda peregrinación en la tierra. Él pertenece, así queremos creerlo, al grupo de aquellos que gastaron sin reservas su existencia por el Reino de Dios, y por ello confiamos en que su nombre esté ahora escrito en el "libro de la vida".

"Los que hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos" (Dn 12,3).

Con ánimo conmovido y agradecido, deseo en este momento recordar al llorado Purpurado como “maestro de justicia”. El estudio escrupuloso y la enseñanza apasionada del derecho canónico han representado un elemento central de su vida. Educar especialmente a las jóvenes generaciones a la verdadera justicia, la de Cristo, la del Evangelio: ese es el ministerio que el cardenal Navarrete llevó a cabo durante todo el arco de su vida. A esto se dedicó generosamente, prodigándose con humilde disponibilidad, en las diversas situaciones en las que le puso la obediencia y la providencia de Dios: de las aulas universitarias, en particular como experto en derecho matrimonial, al cargo de Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana, a la alta responsabilidad de Rector del mismo Ateneo. Quiero subrayar, además, su atención a importantes acontecimientos eclesiales, como el Sínodo diocesano de Roma, el Concilio Vaticano II; como también su competente contribución científica a la revisión del Código de Derecho Canónico y la fructífera colaboración con varios Dicasterios de la Curia Romana, en calidad de apreciado consultor.

A propósito de su propia vocación sacerdotal y religiosa, el cardenal Navarrete, en una reciente entrevista, había dicho con sencillez: “Nunca he dudado de mi decisión. Nunca he tenido la duda de que este era mi camino, ni siquiera en los tiempos de la contestación”, en los momentos más difíciles. Esta afirmación resume la fidelidad generosa de este servidor de la Iglesia a la llamada de, Señor, a la voluntad de Dios. Con el equilibrio que le caracterizaba, solía decir que eran tres los principios fundamentales que le guiaban n el estudio: mucho amor al pasado, a la tradición, porque en el campo científico, y particularmente eclesiástico, quien no ama el pasado es como un hijo sin padres; después la sensibilidad hacia los problemas, las exigencias, los desafíos del presente, donde Dios nos ha puesto; finalmente, la capacidad de mirar y abrirse al futuro sin temor, pero con esperanza, la que viene de la fe. Una visión profundamente cristiana, que guió su compromiso por Dios, por la Iglesia, por el hombre en la enseñanza y en las obras.

"Dios, que es rico en misericordia ... nos hizo revivir con Cristo" (Ef 2,4).

Iluminados por las palabras de san Pablo, que hemos escuchado en la segunda Lectura, volvemos la mirada al misterio de la encarnación, pasión, muerte y resurrección de Cristo, donde reposa nuestra auténtica justicia, don de la misericordia de Dios. La gracia divina derramada con abundancia sobre nosotros a través de la sangre redentora de Cristo crucificado, nos lava de las culpas, nos libra de la muerte y nos abre la puerta de la vida eterna. El Apóstol repite con fuerza: “por gracia habéis sido salvados" (v. 5), por un don del amor sobreabundante del Padre que sacrificó a su Hijo. En Cristo, el hombre vuelve a encontrar el camino de la salvación, y también la historia humana recibe su punto de referencia y su significado profundo. En este horizonte de esperanza, nosotros pensamos hoy en el cardenal Urbano Navarrete: él se durmió en el Señor al término de una laboriosa existencia, en la que profesó incesantemente la fe en este misterio de amor, proclamando a todos con la palabra y con la vida: “por gracia habéis sido salvados” (Ef 2,5).

"Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté" (Jn 17,24).

Esta ardiente voluntad salvífica de Cristo ilumina la vida después de la muerte: Jesús quiere que los que el Padre le ha dado estén con Él y contemplen su gloria. Por tanto hay un destino de felicidad, de unión plena con Dios, que sigue a la fidelidad con la cual hemos quedado unidos a Jesucristo en nuestro camino terreno. Será entrar en esa comunión de los santos donde reinan la paz y la alegría de tomar parte juntos en la gloria de Cristo.

La luminosa verdad de fe de la vida eterna nos conforta cada vez que damos el último saludo a un hermano difunto. El cardenal Urbano Navarrete, hijo espiritual de san Ignacio de Loyola, es uno de los discípulos fieles que el Padre ha dado a Cristo "para que estén con él", y habiendo estado "con Jesús" en el transcurso de su larga existencia, conoció su nombre (cfr v. 26), le amó viviendo en íntima unión con Él, especialmente en los prolongados intervalos de oración, donde tomaba de la fuente de la salvación la fuerza para ser fiel a la voluntad de Dios, en toda circunstancia, incluso la más adversa. Esto lo había aprendido desde niño en la familia, gracias al luminoso ejemplo de sus padres, especialmente del padre, los cuales supieron crear en la familia un clima de profunda fe cristiana, favoreciendo en seis hijos, de los cuales tres jesuitas y dos religiosas, el valor de dar testimonio de la propia fe, no anteponiendo nada al amor de Cristo y haciendo todo para mayor gloria de Dios.

Queridos amigos, esta mirada de fe es la que sostuvo la larga vida de nuestro venerado Hermano, y es esta fe la que él predicó. Queremos dirigirnos a Dios rico en misericordia, para que ahora la fe del cardenal Urbano Navarrete se convierta en visión, encuentro cara a cara con Él, en cuyo amor supo reconocer y buscar el cumplimiento de toda ley. A la intercesión de la Madre de Jesús y Madre nuestra, confiamos su alma. Estamos seguros de que Ella, Speculum iustitiae, querrá acogerlo para introducirlo en el Cielo de Dios, donde podrá gozar eternamente de la plenitud de la paz. Amen.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana]

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Comunicado de la Santa Sede ante la consagración ilícita en China
“Una herida dolorosa a la comunión eclesial”

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 24 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Por su interés, ofrecemos íntegro el comunicado que la Santa Sede ha hecho público hoy en relación a la consagración episcopal del sacerdote Joseph Guo Jincai en Chendge, y que se ha hecho público en inglés, italiano y chino.

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Ordenación episcopal en Chengde

(Provincia de Hebei, China Continental)

Respecto a la ordenación episcopal del Reverendo Joseph Guo Jincai, que ha tenido lugar el sábado 20 de noviembre corriente, se han recogido informaciones sobre lo que ha sucedido y se está ahora en grado de precisar cuanto sigue:

1. El Santo Padre ha conocido la noticia con profunda amargura, pues dicha ordenación ha sido conferida sin el mandato apostólico y, por ello, representa una dolorosa herida a la comunión eclesial y una grave violación de la disciplina católica (cfr Carta de Benedicto XVI a la Iglesia en China, 2007, n. 9).

2. Es sabido que, en los últimos días, diversos obispos han sido sometidos a presiones y a restricciones de su propia libertad de movimiento, con el fin de forzarles a participar y a conferir la ordenación episcopal. Dichas constricciones, realizadas por Autoridades gubernamentales y de seguridad chinas, constituyen una grave violación de la libertad de religión y de conciencia. La Santa Sede se reserva valorar con profundidad lo sucedido, entre otros puntos, respecto a la validez en lo que respecta a la posición canónica de los obispos implicados.

3. En todo caso, esto repercute dolorosamente, en primer lugar, sobre el Reverendo Joseph Guo Jincai que, a causa de esta ordenación episcopal, se encuentra en una gravísima condición canónica frente a la Iglesia en China y a la Iglesia universal, exponiéndose también a las duras sanciones previstas, en particular, por el canon 1382 del Código de Derecho Canónico.

4. Tal ordenación no solo no ayuda al bien de los católicos en Chengde, sino que les pone en una condición muy delicada y difícil, también desde el punto de vista canónico, y les humilla, porque las Autoridades civiles chinas quieren imponerles un Pastor que no está en plena comunión, ni con el Santo Padre ni con los demás obispos diseminados por el mundo.

5. Muchas veces, durante este año, la Santa Sede ha comunicado con claridad a las Autoridades chinas su propia oposición a la ordenación episcopal del Reverendo Joseph Guo Jincai. A pesar de ello, dichas Autoridades han decidido proceder unilateralmente, a costa de la atmósfera de respeto, fatigosamente creada con la Santa Sede y con la Iglesia católica a través de las recientes ordenaciones episcopales. Esta pretensión de ponerse por encima de los obispos y de guiar la vida de la comunidad eclesial no corresponde a la doctrina católica, ofende al Santo Padre, a la Iglesia en China y a la Iglesia universal, y hace más intrincadas las dificultades pastorales existentes.

6. El Papa Benedicto XVI, en su mencionada Carta de 2007, expresó la disponibilidad de la Santa Sede a un diálogo respetuoso y constructivo con las Autoridades de la República Popular China, con el fin de superar las dificultades y normalizar las relaciones (n. 4). Al reafirmar dicha disponibilidad, la Santa Sede constata con amargura que las Autoridades dejan a la dirección de la Asociación Patriótica Católica China, bajo la influencia del sr. Liu Bainian, asumir actitudes que dañan gravemente a la Iglesia católica y obstaculizan dicho diálogo.

7. Los católicos de todo el mundo siguen con particular atención el accidentado camino de la Iglesia en China: la solidaridad espiritual, con la que acompañan las vicisitudes de los hermanos y de las hermanas chinas, se convierte en ferviente oración al Señor de la historia, para que les sea cercano, acreciente su esperanza y fortaleza, y les de consuelo en el momento de la prueba.



 

24 de noviembre de 2010

[Traducción de la versión en italiano por Inma Álvarez

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