18.10.10

Una preciosa carta

A las 4:03 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

Hoy, festividad de San Lucas, he recibido en mi correo electrónico un mensaje del secretario del Obispo de mi diócesis. Me enviaba, como documento adjunto, la Carta de Benedicto XVI a los seminaristas, escrita con motivo de la clausura del Año Sacerdotal.

Recuerdo perfectamente el mensaje a los seminaristas – en aquel entonces yo lo era – que Juan Pablo II, en su primer viaje a España, entregó, si no recuerdo mal, en Valencia. Aquellas palabras del Papa me acompañaron a lo largo de mi formación sacerdotal: Fidelidad a Cristo, a la Iglesia y a la propia vocación y misión.

Benedicto XVI entrelaza en esta Carta sus propios recuerdos con las orientaciones que, como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desea hacer llegar a los candidatos al sacerdocio.

“En diciembre de 1944 – confiesa el Papa -, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. El subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas. Yo sabía que esta ‘nueva Alemania’ estaba llegando a su fin y, que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al País, habría más que nunca necesidad de sacerdotes”.

La convicción acerca de la necesidad de los sacerdotes va más allá de una época determinada. Los sacerdotes serán necesario siempre: “Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre”.

De esa necesidad deriva la importancia del Seminario, “una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal”. El Papa, desde la sabiduría de la experiencia y desde su responsabilidad suprema de Pastor, incide en algunos elementos importantes para los años de formación sacerdotal.

Se trata de siete puntos sobre los que Benedicto XVI llama la atención:

1º) La prioridad de la oración: “El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios”.

2º) La centralidad de la Eucaristía: “En la liturgia rezamos con los fieles de todos los tiempos: pasado, presente y futuro se suman a un único y gran coro de oración. Por mi experiencia personal puedo afirmar que es entusiasmante aprender a entender poco a poco cómo todo esto ha ido creciendo, cuánta experiencia de fe hay en la estructura de la liturgia de la Misa, cuántas generaciones con su oración la han ido formando”.

3º) La importancia del sacramento de la Penitencia: “Aunque tengamos que combatir continuamente los mismos errores, es importante luchar contra el ofuscamiento del alma y la indiferencia que se resigna ante el hecho de que somos así. Es importante mantenerse en camino, sin ser escrupulosos, teniendo conciencia agradecida de que Dios siempre está dispuesto al perdón. Pero también sin la indiferencia, que nos hace abandonar la lucha por la santidad y la superación”.

4º) El aprecio de la religiosidad popular: “A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el ‘Pueblo de Dios’ ”.

5º) La necesidad del estudio: “El tiempo en el seminario es también, y sobre todo, tiempo de estudio”. “Es verdad que a veces las materias de estudio parecen muy lejanas de la vida cristiana real y de la atención pastoral. Sin embargo, es un gran error plantear de entrada la cuestión en clave pragmática: ¿Me servirá esto para el futuro? ¿Me será de utilidad práctica, pastoral? Desde luego no se trata solamente de aprender las cosas meramente prácticas, sino de conocer y comprender la estructura interna de la fe en su totalidad, de manera que se convierta en una respuesta a las preguntas de los hombres, que aunque aparentemente cambian en cada generación, en el fondo son las mismas”.

6º) La maduración humana: “Para el sacerdote, que deberá acompañar a otros en el camino de la vida y hasta el momento de la muerte, es importante que haya conseguido un equilibrio justo entre corazón y mente, razón y sentimiento, cuerpo y alma, y que sea humanamente ‘íntegro’ “.

7º) El Seminario como polo de la unidad en medio de la diversidad: “Precisamente, por eso, el seminario es importante como comunidad en camino por encima de las diversas formas de espiritualidad. Los movimientos son una cosa magnífica. Sabéis bien cuánto los aprecio y quiero como don del Espíritu Santo a la Iglesia. Sin embargo, se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo, que en su diversidad es, en definitiva, una sola”.

Un texto, el del Papa, dirigido a los seminaristas, pero – adaptando lo que sea preciso - válido también para los sacerdotes y para cada cristiano. Un ejemplo más de cómo Benedicto XVI sabe reunir claridad y profundidad.

Guillermo Juan Morado.