17.10.10

Escuelas concertadas: penitencia de un pecado anterior

A las 8:44 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General
 

Las patronales de la enseñanza privada llevan toda la razón para protestar contra la merma de pérdida económica, que está dentro del proyecto de ley de los presupuestos generales del Estado. Los actuales gobernantes desean reducir a la enseñanza privada, entre la cual se encuentran muchos colegios de instituciones eclesiales y de iniciativa social, a que algún día tengan que cerrar por falta de medios económicos.

En Andalucía se complica esta situación, como siempre, por ser esta tierra un régimen en el pleno sentido de la palabra. Aquí se pretende imponer a los colegios privados el número de matriculas que han de admitir, sean quienes sea los alumnos. Ya no es suficiente la “zonificación", es decir los niños vecinos del colegio. Ahora, se desea imponer que los alumnos deben ingresar según manden las autoridades ejecutivas de la Junta de Andalucía.

El decreto se apoya en que se pretende dar a los niños y sus familias el derecho de saber cual va a ser su colegio desde que nace hasta que termina sus estudios de primaria, secundaria y bachillerato. El dirigismo es total. Y la libertad de elección de centro es nula. Es una pura estatificación soviética de la enseñanza.

En cuanto al dinero de los módulos de la enseñanza concertada en Andalucía el problema es el mismo que en el resto de España. La rebaja es la misma en el proyecto de los presupuestos generales del Estado.

Mientras, los centros estatales disponen de todo el dinero posible para hacer obras en los centros, para pagar los gastos ordinarios, para subvencionar comidas colectivas del clautro, y hasta para comprar ordenadores personales a los profesores para que puedan utilizarlos en clase, por ejemplo, para colocar las faltas de los alumnos en tiempo real en la red educativa andaluza.

Los colegios privados están siendo atacados económicamente, porque es el punto flaco de su existencia y la de los docentes que en ellos trabajan. En el fondo estos colegios eclesiales o de iniciativa privada han sido los que aceptaron los contenidos de Educación para la ciudadanía sin mover una pestaña, sin sumarse a las objecciones de conciencia que movieron muchos padres, y sin oponerse nunca a las decisiones unilaterales de un gobierno central y regional en el campo educativo.

Quien se pliega una vez, como el caso de EpC, se pone en la hilera de que, algún día, deseen anularte desde el sistema de los módulos de la concertación económica. Esta es penitencia de un pecado anterior.

Tomás de la Torre Lendínez