15.10.10

Eppur si muove - ¿Evangelizar a los evangelizados?

A las 12:06 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove
 

Benedicto XVI ha vuelto a dar en el clavo. Se llama “Motu Proprio ‘Ubiqumque et Semper’” (MPUS) con el que, además se constituye el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización. Y se refiere, expresamente, a lo que de nuevo hay en la Evangelización.

Ya sé que no es nada raro esto dicho arriba pero no está mal que algunas personas que, dentro de la Iglesia católica, dudan sobre la actuación del Santo Padre, se acaben dando cuenta de la importancia que tiene lo que lleva a cabo desde su especial situación de Pastor de los creyentes católicos.

Puede dar la impresión de que cuando se dice que hay que evangelizar a quienes están evangelizados eso está fuera de lugar cuando, al contrario y según sucede hoy día, lo que queda fuera de toda duda es que, en muchos casos, tal reevangelización es más que necesaria.

Ya Juan Pablo II Magno escribía en la Encíclica Veritatis splendor, de 1993, que “El momento que estamos viviendo –al menos en no pocas sociedades- es más bien el de un formidable desafío a la nueva evangelización, es decir, al anuncio del Evangelio siempre nuevo y siempre portador de novedad, una evangelización que de ser ‘nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión’” (VS 106)

No obstante, el Santo Padre ha traído a colación a su antecesor cuando en Motu Propio ha tenido a bien recordar que en la Exhortación postsinodal Christifideles Laici dejara escrito el Papa polaco que: “Enteros países y naciones, en los que en un tiempo la religión y la vida cristiana fueron florecientes y capaces de dar origen a comunidades de fe viva y operativa, están ahora sometidos a dura prueba e incluso alguna que otra vez son radicalmente transformados por el continuo difundirse del indiferentismo, del secularismo y del ateísmo. Se trata, en concreto, de países y naciones del llamado Primer Mundo, en el que el bienestar económico y el consumismo —si bien entremezclado con espantosas situaciones de pobreza y miseria— inspiran y sostienen una existencia vivida ‘como si no hubiera Dios’.

Y se refería, sin duda, a lo que Benedicto XVI ha dejado escrito en el Motu Proprio citado arriba y que es que “En nuestro tiempo, uno de sus rasgos singulares ha sido confrontarse con el fenómeno del alejamiento de la fe, que se ha manifestado progresivamente en sociedades y culturas que desde hacía siglos parecían impregnadas por el Evangelio“.

Y dice “parecían” porque, en efecto, podemos dudar sobre que, en realidad, el Evangelio hubiera impregnado en ellas de forma verdadera.

Por ejemplo, se ha puesto en duda la fe en un Dios creador y providente, la revelación de Jesucristo único salvador, y la común comprensión de las experiencias fundamentales del hombre como el nacer, el morir, el vivir en una familia, la referencia a una ley moral natural” (MPUS)

Y eso, tal comportamiento, requiere, de nuevo, que la Iglesia católica, cumpla con la misión que Cristo se encomendó y que no otra que transmitir el Evangelio a quienes parecen haberlo olvidado.

No vaya a creerse, sin embargo, que Benedicto XVI es alguien que quiere poner las cosas ante los ojos del mundo de una forma negativa y sin solución porque cuando, en 2008 viajó a Australia para presidir la Jornada Mundial de la Juventud, el primer ministro de aquella nación, Kevin Rudd, dijo que “Algunos dicen que no hay lugar para al fe en el siglo XXI. Están equivocados“.

Por eso, por eso mismo, es necesaria una “nueva evangelización” y lo es, más necesaria que nunca, en aquellos lugares donde, al parecer, a Jesucristo se le ha olvidado y preterido a Dios.

Es más que posible que muchas personas, ajenas a la fe católica (por ser ateas, agnósticas o, simplemente, por pertenecer a otra religión) entiendan que esto ni les va ni les viene. Sin embargo, eso no es así porque es sabido que la adquisición de unos valores como los cristianos colabora, mucho, a que una sociedad deje de parecer y ser vacía.

Por tanto, a todo el mundo debería interesar la nueva evangelización:

A las personas que no creen en Dios por respeto a lo que eso supone.

A las personas que teniendo otra fe saben que es mucho mejor creer que no creer.

A las personas que miran para otro lado cuando se les habla de religión porque lo que no pueden ignorar es que es más positivo vivir sabiendo en lo que se tiene confianza que no ser un ser humano perdido y sometido a los vaivenes del mundo.

A las personas que, siendo católicas, tengan un sentido de su fe que está alejado de la Verdad por haberse dejado llevar por el relativismo y el hedonismo.

Por eso, y por el mucho bien que hacen documentos como el aquí referido de Benedicto XVI, sólo podemos decir Amén al mismo y que sea, sobre todo, la voluntad de Dios que será la mejor, y única, garantía, de que todo irá por buen camino.

Eleuterio Fernández Guzmán